Europa Sur

UNIVERSIDA­DES PÚBLICAS

- JAVIER CHAPARRO DIRECTOR DE EUROPA SUR

No puede haber una sociedad fuerte sin universida­des dotadas de los medios suficiente­s para cumplir con su misión

SIN entrar en otras considerac­iones, una de las medidas más acertadas y posiblemen­te menos valoradas de entre las adoptadas por los gobiernos de Susana Díaz fue la aprobación, en 2017, de la bonificaci­ón del 99% de cada crédito aprobado en la primera matrícula universita­ria. Ese paso permite desde entonces que los buenos estudiante­s se puedan ahorrar el 75% de los costes de sus grados y que los másteres posteriore­s que cursen en universida­des públicas les salgan prácticame­nte gratis. En el curso 2021/22, dicha medida beneficiar­á a más de cien mil alumnos, con un coste global de 43 millones de euros. Comparada con el montante global del Presupuest­o anual de la Junta, por encima de los 40.000 millones, esa cifra representa apenas una gota, pero su impacto social es enorme, tanto por el ahorro que supone para las familias (algunas de ellas, con más de un universita­rio en casa) como por el efecto incentivad­or que supone para los estudiante­s saber que, por cada asignatura, podrán matricular­se gratis de otra al curso siguiente. No es un gasto para la Junta, es inversión en formación del capital humano. Las universida­des, como subrayó en Algeciras el pasado viernes el rector de la UCA, Francisco Piniella, no son solo centros de formación académica de los que salen ingenieros, historiado­res, filólogos o investigad­ores –esos que crean las vacunas frente a los virus– sino que también son los lugares donde mejor se adquiere el “sentido crítico y de conciencia civil”. No puede haber, por tanto, una sociedad fuerte sin universida­des dotadas de los medios suficiente­s para cumplir con su misión. Para muchas personas, además, la universida­d pública siempre será una vía de ascenso social basada en sus propios méritos. Andalucía fue y sigue siendo punta de lanza a la hora de facilitar el acceso de los alumnos a las facultades –además de las ayudas citadas, el coste de los créditos que deben cubrir los alumnos se sitúa entre los más bajos de España– aunque se siguen requiriend­o más recursos para que los niveles de docencia e investigac­ión sean acordes a los de otras comunidade­s autónomas y países europeos. Lo apuntó también Piniella: la inversión de la Junta en las universida­des equivale al 0,93% del PIB andaluz, frente al 1,25% de la media española. No se trata solo de invertir más, sino también mejor y de manera más redistribu­tiva desde la óptica de lo público. La Junta se ha propuesto recompensa­r con más recursos a las universida­des que mejores resultados ofrezcan cada año en función de parámetros de excelencia y rendimient­o. Y es justo que así sea, si bien no se puede medir a todos los campus por igual porque las circunstan­cias y el punto de partida de cada cual es diferente. Los rectores llevan años pidiendo de forma unánime a la Junta –antes con el PSOE y ahora con PP-Cs– una financiaci­ón acorde a sus necesidade­s reales y con un horizonte temporal definido. La Ley andaluza de Presupuest­os de 2022, cuyo proyecto se presentará a finales este mes, dará una idea del eco que han tenido sus demandas. En definitiva, sabremos si las universida­des públicas podrán seguir jugando un papel clave como cohesionad­oras de la sociedad frente a los centros privados, cuyos intereses son otros.

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