Las pensiones y las 20 toneladas de mantequilla
● El debate sobre el futuro de las pensiones en España es posiblemente el más recurrente y, a la vez, alarmante. La caída de renta y el envejecimiento de la población obligan a un cambio de modelo. Pese a la urgencia, el acuerdo no llega
El camino está jalonado de parches, modificaciones coyunturales y globos sonda. Muchos globos sonda. El último lo ha lanzado José Luis Escrivá, ministro de Seguridad Social, quien ha encendido un debate que necesita calma insinuando que es necesario “un cambio cultural” que prolongue la edad laboral a los 70 o 75 años. Prolongar la edad de jubilación (que en 2017 estará ya en los 67 años) es una amenaza permanente para los trabajadores, especialmente para los que se acercan a los sesenta y que siguen sin ver claro el día de su jubilación ni el júbilo aparejado.
Por supuesto, Escrivá, como tantos ministros antes, rectificó asegurando que sus palabras se habían sacado de contexto. El contexto es a los políticos lo que el árbitro a los futbolistas. Cosa bien distinta es tratar de que las empresas no pongan en la calle a los mayores de 55 por sistema. No solo por el elemento agregado de injusticia que supone y tampoco por el sostenimiento del sistema, es que las empresas han ido descapitalizándose de trabajadores con experiencia. La pérdida de mucho capital humano de esa edad es irreparable.
Sabemos de la voracidad de la revolución tecnológica, de su capacidad para deglutir trabajadores obsoletos e implantar sus nuevas urgencias. El presidente de Telefónica, José María Pallete, calcula que entre los puestos que desaparecerán y los que se crearán hay un saldo positivo de 59 millones de empleos. Lo que no dice es cuántos de los trabajadores de más de 55 tendrán hueco en el nuevo mundo prometido. Gestionar socialmente a una generación entera que se ve desplazada del mundo laboral y que no termina de vislumbrar el futuro de su pensión es un drama social que han de resolver con responsabilidad y de manera sostenible los representantes públicos, porque no pueden permitirse manejar esto como si habláramos de mercancía caducada.
La insostenibilidad del sistema está planteada y acreditada hace años, aunque no es un debate libre de opiniones discrepantes. El jueves el congreso rechazó la propuesta de devolución del PP, que pretendía frenar el proyecto de ley del Gobierno, que seguirá adelante. Se trata de una contrarreforma a la de Rajoy de 2013. Si prospera, de nuevo, las pensiones se actualizarán atendiendo al IPC, aunque el elemento clave será lo que llaman el “mecanismo de equidad intergeneracional”. El PP sostiene que la eliminación del factor de sostenibilidad hace peligrar la viabilidad de las pensiones futuras.
El 30 de diciembre de 2019 un camión de la compañía Land O,Lakes, cargado con veinte toneladas de mantequilla salió de la sede de la firma agrícola en Tulare (California). Recorrió 4.500 kilómetros en tres días hasta llegar a Quakertown (Pennsylvania). Fue el primer, y exitoso, trayecto de larga distancia de un camión sin conductor. El futuro está aquí y es indiscutible, pero pone los pelos como escarpias.
LAS COALICIONES POR VENIR
Precisamente, al hilo de las declaraciones de Escrivá han vuelto a saltar chispas en el gobierno de coalición PSOE – UP. La ministra
Yolanda Díaz, que exhibe institucionalmente un perfil moderado y maneras calmas, le pidió “cautela” a su compañero de ejecutivo, quien le reprochó no haberse leído la entrevista de la polémica. Escrivá y los ministros de UP andan la gresca desde el comienzo del mandato por los asuntos económicos, sea la reforma fiscal, las ayudas a los trabajadores afectados por la pandemia, el salario mínimo o la retribución de los funcionarios pero también hay roces en el Ejecutivo por la ley de igualdad de trato, la salud mental y un variado caudaloso. Es obvio que son partidos distintos y con posiciones a veces incluso enfrentadas en cuestiones sociales y económicas.
Mientras, Alemania parece encaminarse aun tripartito –SPD, liberales y verdes– y acaba de cerrar la gran coalición de la CDU de Merkel con el SPD, que entró en el ejecutivo a desgana y con la nariz tapada porque no había otra alternativa que garantizase la gobernabilidad del país. En 2005 Merkel llegaba al poder con el apoyo del SPD de Schröeder. Incluso en Francia Mitterrand y Chirac cohabitaron en 1986. Nos vendría bien ir tomando nota porque en España hemos de ir acostumbrándonos a las coaliciones: a los gobiernos con apoyos externos ya estamos habituados, pero el siguiente paso -que ya se ha dado en el Gobierno central - serán las coaliciones. Y no necesariamente de la misma internacional ideológica, aunque dicho en nuestro país suene a herejía.
Tanto el PSOE como el PP tuvieron en su día mayorías absolutas tan rotundas que parecía que el juego iba a transcurrir por ese sendero toda la vida. Pero ya saben lo que ha venido ocurriendo. El bipartidismo saltó por los aires en 2015: PSOE y PP perdieron 5,8 millones de votos la noche del 20 de diciembre y Podemos y Ciudadanos sumaron más de ocho. Rajoy fue el más votado pero con menos del 30% de los votos emitidos. Solo seis años después, la dilapidación de un espacio y un capital político por parte de Cs ya están en los manuales de estrategia política. Pero el sistema sigue muy abierto.
Seguramente la urgencia de estabilizar el sistema político español durante la transición alumbró un sistema electoral con una proporcionalidad que beneficiaba las mayorías absolutas con los aparatos de los partidos controlando las candidaturas, el fielato de las mociones de censura constructivas y el reparto de escaños provinciales. Las mayorías absolutas pasaban a rodillo a la oposición que, a su vez, ha abrazado un modelo basado exclusivamente en el antagonismo, alejado de cualquier posibilidad colaborativa. Y aún hoy, con fragmentadas y alambicadas mayorías parlamentarias, resulta imposible la colaboración productiva entre gobierno y oposición. Mucho ha llovido desde los 202 escaños de Felipe González y el PSOE en 1982. Y aunque viendo la ensalada de partidos que apoyan al gobierno actual o recordando a Aznar yendo a ver a Pujol con el cartapacio lleno de cesiones bajo el
La insostenibilidad del sistema está planteada y acreditada desde hace años