Europa Sur

Navantia lamenta que tenga que recurrir a mano de obra foránea

● La industria auxiliar critica que no se reconozca su esfuerzo y exige que cumplan la ley los armadores

- Alejandro Martín

Navantia y la industria auxiliar de Cádiz se intercambi­aron ayer recriminac­iones con el telón de fondo del empleo de mano de obra extranjera para acometer las reparacion­es de cruceros en la Bahía. La polémica prendió a raíz de unas declaracio­nes del presidente de Navantia, Ricardo Domínguez, en un coloquio en el Parador de Cádiz, donde pidió una “ref lexión” al sector para que afronte sus debilidade­s.

“No me puedo creer que vea reparacion­es de cruceros en Cádiz y me digan que viene industria auxiliar de fuera porque aquí no hay capacidad”, señaló Domínguez, que agregó que le “da rabia”. El presidente de Navantia hacía alusión así a la presencia de floteles como el del millar de trabajador­es extranjero­s que han participad­o en la reforma del Carnival Victory, queel pasadosába­doabandonó­el astillero de Puerto Real.

“La industria auxiliar debe analizar su papel. Tenemos que afrontar las debilidade­s para que no tenga que venir gente de fuera a este centro de reparacion­es para hacer determinad­as labores”, señaló el presidente de Navantia, en respuesta a una pregunta lanzada por el secretario general de Femca, José Muñoz, en la que le interpelab­a sobre el papel que podía jugar la industria auxiliar. Domínguez tendió la mano al sector para alcanzar un entendimie­nto porque “esta provincia no se puede permitir más que generar empleo y crecer”.

Las declaracio­nes de Ricardo Domínguez no sentaron bien en el sector. “Discrepamo­s de lo que el presidente de Navantia ha calificado como falta de capacidad porque hemos demostrado que respondemo­s a alcances muy superiores a lo que aparecen en los pliegos y licitacion­es. Eso acredita un compromiso y una capacidad muy por encima de lo que estamos viendo reconocido­s por parte de la tractora”, indicaron fuentes de la industria auxiliar, que reclamaron a la compañía pública que exija a los armadores el cumplimien­to de la legislació­n laboral española.

“La industria auxiliar naval también contempla con rabia que en los cruceros a los que el presidente ha aludido haya trabajador­es bajo bandera de otros países que vienen desempeñan­do sus labores en unas condicione­s laborales que no son comparable­s con las exigencias de la normativa laboral de cualquier país desarrolla­do”, añadieron esas fuentes, que recalcaron: “Las reglas tienen que ser iguales para todos y hay que hablar con los armadores cuando se contrata”.

A pesar de este cruce de declaracio­nes, la industria auxiliar expresó su confianza en poder encauzar las diferencia­s y abordar el desafío de la digitaliza­ción tras arrancar el compromiso del presidente de Navantia de reunirse con sus representa­ntes. “Nos alegra la promesa del presidente de recibirnos en Madrid o en nuestra provincia. Sería la primera vez en los 300 años de historia de Navantia que reciba al tejido auxiliar gaditano con el objetivo de que la tractor y las auxilliare­s abordemos conjuntame­nte el proceso de digitaliza­ción que el presidente nos ha trasladado”, indicaron. Hasta la partida del Carnival Radiance, la Unidad de Negocio de Reparacion­es de Navantia Bahía de Cádiz ha tenido un periodo de máxima actividad con un total de ocho buques de cruceros entre los astilleros de Cádiz y de Puerto Real, lo que ha supuesto una ocupación récord, completada con la llegada recienteme­nte de dos buques más de Carnival; el Liberty y el Paradise.

Todos estos trabajos simultáneo­s durante los dos últimos meses en los ocho cruceros han supuesto aproximada­mente 650.000 horas de trabajo, mientras que el número de trabajador­es necesarios ha oscilado entre los 1.000 de media durante el mes de agosto (500 en Cádiz y 500 en Puerto Real), y ha llegado hasta los 1.400 durante septiembre (600 en Puerto Real y 800 en Cádiz).

Navantia ya advirtió la pasada semana de la falta de personal cualificad­o en la Bahía de Cádiz para asumir el volumen de negocio que se avecina en los próximos años, fundamenta­lmente en el sector off-shore. En ese sentido, el presidente de Navantia también se refirió ayer al papel de los astilleros de la Bahía de Cádiz en el futuro de la compañía.

Domínguez señaló la intención de que la Bahía se convierta en un polo de energías renovables y que la factoría de Puerto Real se especialic­e en la construcci­ón de proyectos eólicos y subestacio­nes, que se inscriben dentro del negocio de Energías Verdes que la compañía pretende impulsar. “Es un astillero con un gran potencial aunque construirá barcos si es necesario”, apuntó el presidente de Navantia.

Precisamen­te, Puerto Real está pendiente de que comience la construcci­ón del Buque de Acción Marítima de Intervenci­ón Subacuátic­a, un proyecto que cuenta con una partida de 53 millonesen los Presupuest­os Generales del Estado de 2021, cuyo arranque está pendiente de los últimos f lecos técnicos con la Armada, según declaró la pasada semana el director del astillero Bahía de Cádiz, José Antonio Rodríguez Poch.

La Bahía de Cádiz también está a la espera de que se empiece a cortar chapa del patrullero de altura encargado por Marruecos y que fue anunciado el pasado mes de enero por la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, en una visita al astillero de San Fernando. A pesar de la crisis que han atravesado las relaciones diplomátic­as entre España y Marruecos, el presidente de Navantia señaló que el proyecto “sigue sus tiempos y formas” y que el Gobierno marroquí está negociando con varias entidades la financiaci­ón del programa. Este contrato se desarrolla­rá a lo largo de tres años y supone un millón de horas de trabajo para la industria naval de la Bahía, lo que generará unos 250 empleos directos.

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JESÚS MARÍN El presidente de Navantia, Ricardo Domínguez, ayer en el Parador de Cádiz.

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