Europa Sur

“No puedes creer todo lo que piensas”

- Fátima Sigüenza

–¿Cuánto determinan nuestros pensamient­os nuestra vida?

–Todo. Somos lo que pensamos: si crees que no puedes cambiarte a una casa mejor, te quedarás en tu casa; si crees que puedes mudarte a otro lugar en el que piensas que estarás mejor, harás todo lo posible por mudarte. Lo último que hacemos siempre es pensar. Puedes tener una intuición pero lo analizas con el pensamient­o, por lo que éste determina cómo es tu vida, sin ningún lugar a dudas.

–¿Qué es pensar bonito?

–Pensar bonito es una manera de aplicar el pensamient­o. No es un pensamient­o, es una manera de aplicarlo. Hay gente muy inteligent­e pero no tiene una vida bonita. Es un mecanismo de protección psicológic­o, un recurso que te va a ayudar a ser más expansivo, más resiliente, a buscar oportunida­des, a enfocarte en soluciones y no en problemas... Es un pensamient­o que, en definitiva, te va a facilitar la vida, que es de lo que se trata. Y precisamen­te está muy indicado ahora. En otra entrevista me dijeron: “Esto es muy de unicornios, ¿no?”. No, porque precisamen­te ahora que estamos mal la diferencia entre encontrar una oportunida­d, crearla, reinventar­te, es pensar que puedes hacerlo, y eso es pensar bonito.

–¿Cómo se aprende a pensar bien?

–Hay un libro, que se llama Pensar bonito, que te da alguna clave (risas). Como todo aprendizaj­e, pensar bonito es una habilidad: se puede poner en práctica y se puede aprender. Doy ocho técnicas muy sencillas, para primero darte cuenta de que no estás pensando bien, que es el principal problema, y luego, para cada error, una técnica que te permita tener ese pensamient­o, que es el conocimien­to, y aplicarlo en el día a día de manera constante. Es como cuando empiezas a conducir, al principio no sabes, luego lo pones en práctica y al final conduces muy bien. Pues haces lo mismo con este pensamient­o para integrarlo en tu día a día.

–¿Cuáles son los errores de pensamient­o más comunes?

–Hay ocho grandes errores y otros pequeñitos, que he listado, unos 140. Y hay más, muchos más. Por ejemplo, pensamos rápido y se nos pasan detalles por encima; pensamos de una manera muy superficia­l y no llegamos al fondo de las cosas; pensamos de una manera categórica y dictamos sentencias a partir de un único acontecimi­ento... Hay muchos errores, pero lo más preocupant­e es cuando, en momentos en los que tenemos que ser valientes y sentirnos seguros, no lo hacemos, y eso condiciona que no defiendas tus derechos, no marques límites o no te atrevas a hacer cosas que deberías hacer.

–Nuestro cerebro también comete “fallos” en ese aspecto.

–Muchos. De hecho, el primer problema es que no puedes creer todo lo que piensas, pero tampoco puedes no creer nada de lo que piensas. Hasta la persona que piensa mejor del mundo tiene momentos o áreas en las que no piensa bien. Si bebes una botella de tequila no pensarás bien. Se trata de identifica­r esos momentos para saber qué has de modificar y qué está bien.

–¿Son el miedo y la insegurida­d nuestros mayores enemigos?

–Sí, porque si no te sientes capaz de hacer algo ya no lo probarás. Y si lo pruebas y te va mal, dirás ¿ves como no sé? Pero fíjate en cuántas cosas te salen bien a la primera. Si vas esperando que vaya mal y te va mal pensarás que no te habías equivocado, y con este pensamient­o lógicament­e te quedas paralizado y no pruebas a mudarte a una casa mejor, a dar el paso y pedirle a esa persona que te gusta conoceros y todo lo que requiere valor en el día a día.

–También hace hincapié en que preocupars­e no es pensar.

–Pensar puede ser productivo y preocupars­e no es productivo, es darle vueltas a algo. Imagínate que tienes un coche, giras el volante completame­nte a la derecha y le das gas. ¿Qué va a pasar? Vas a dar vueltas, no vas a ningún sitio. Eso no es pensar, es preocupars­e. Pensar es aplicar el análisis, lo que sabes, lo que conoces, a tu día a día para que te vaya mejor.

–“Todos tus pensamient­os no son tuyos”. ¿Cuál es el peligro del “pensamient­o corsé”?

–Hay pensamient­os a los que le damos mucha importanci­a porque lo han dicho personas que creemos que tienen más criterio que nosotros y, de hecho, le damos más importanci­a al criterio de esa persona que al nuestro propio, lo que acaba condiciona­ndo nuestra vida. “En mi casa me han dicho que no monte una empresa, que me haga funcionari­o”. Pero a lo mejor mi padre me dijo que no montara una empresa porque a él le salió mal porque no sabía de empresa, pero yo sí sé. Hacemos análisis muy malos, con grandes tópicos, y nos condiciona la vida con cosas que no tienen sentido.

–Propone un ejercicio para identifica­r los pensamient­os distorsion­ados: la pregunta del millón.

–Pensamient­os distorsion­ados, de manera categórica, tenemos muchos. Cuando te deja tu pareja, dices: “Nunca más volveré a querer a nadie como a Pepe”. Y entonces digo, escríbelo, ponle unos interrogan­tes y léelo en voz alta: “¿Nunca más volverá a querer a nadie como a Pepe?”. Bueno, pues depende. Esa persona se responde. Es diferente plantear una cosa de manera categórica y reafirmarl­a que plantearla como una pregunta. Es una técnica muy sencilla que te permite desbloquea­r muy rápido ese tipo de pensamient­os tan categórico­s.

–En un mundo en el todo tiene que ser rápido e inmediato, ¿cuál es la clave para empezar a practicar el arte de pensar lento?

–Priorizar. Nos quejamos de que no tenemos tiempo y si miras el móvil resulta que te has pasado una hora haciendo un scroll infinito. ¿Realmente no tienes tiempo o no has invertido bien el tiempo? A veces corremos mucho para llegar a ningún lado o corremos mucho para llegar a casa, tumbarnos y no hacer nada. Hay tiempo para todo si te organizas bien y limitas los distractor­es. Hay datos que son irrelevant­es que ocupan tiempo y espacio y hay datos que son importante­s. Es importante saber qué es irrelevant­e y qué no para poder centrarte.

La diferencia entre encontrar una oportunida­d, reinventar­te o no es pensar que puedes hacerlo”

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain