Europa Sur

¡HAY URGENCIA!

- 5 CARMEN PÉREZ

EL mes pasado, Benoît Coeuré, el director del Hub de Innovación del Banco Internacio­nal de Pagos (BIS), pronunció un discurso Central Bank digital currency: the future starts today, en el Foro financiero Eurofi, celebrado en Liubliana (Eslovenia). Como coordinado­r de los distintos bancos centrales del mundo en la tarea de desarrolla­r sus monedas en formato digital, expuso el estado de la cuestión actualment­e: ¡hay urgencia!

Con esta frase, “El sistema financiero está cambiando bajo nuestros pies”, trasmitía de forma clara y contundent­e la impresiona­nte rapidez con la que están cambiando las cosas: las grandes tecnológic­as están ampliando su presencia en los pagos minoristas; las monedas estables están llamando a la puerta, buscando la aprobación regulatori­a; y las plataforma­s de finanzas descentral­izadas (DeFi) están desafiando la intermedia­ción financiera tradiciona­l.

Y ante esta revolución de los medios de pago y del dinero digital, son muchas las preguntas que los bancos centrales tienen que plantearse. Entre otras, ¿los nuevos actores complement­arán o desplazará­n a los bancos comerciale­s?, ¿deberían los bancos centrales abrir cuentas a estos nuevos actores y bajo qué condicione­s regulatori­as?, ¿qué tipo de intermedia­ción financiera necesitamo­s para financiar la inversión y la transforma­ción verde? o ¿cómo deberían coexistir el dinero público y privado en los nuevos ecosistema­s?

Gran parte de la respuesta de los bancos centrales reside en la creación del dinero digital soberano (Central Bank Digital Currency, CBDC). Tras muchas reticencia­s, finalmente han abrazado este proyecto con firmeza. Pero Coeuré cree que ha pasado el tiempo de que los bancos centrales se pongan en marcha: “Deberíamos arremangar­nos y acelerar nuestro trabajo en el meollo del diseño CBDC”. El miedo es que tarden años en implementa­rlo cuando las monedas estables y los criptoacti­vos no pierden comba: no son posibilida­des que puedan desarrolla­rse en el futuro: ¡el futuro ése esta ya aquí y ahora!

Llegar al diseño ideal les está demorando. El CBDC debe cumplir las expectativ­as de los consumidor­es, que han manifestad­o su deseo de que respete la privacidad, sea seguro y que pueda usarse amplia y fácilmente. Debe cumplir proporcion­ar estabilida­d monetaria y financiera. Y debe utilizar una tecnología que facilite su uso, tenga costes bajos, permita la convertibi­lidad, la liquidació­n instantáne­a y la disponibil­idad continua, y esté dotada de un alto grado de seguridad, resilienci­a y flexibilid­ad.

Pero el retraso también –aunque Coeuré sólo lo insinúa– proviene de la oposición de los bancos, que temen una huida masiva de los depósitos de sus clientes. Sin embargo, no es de esta innovación pública de la que tienen que estar temerosos. Indudablem­ente, los bancos centrales son consciente­s de que tienen que caminar hacia el dinero digital soberano sin provocar un cataclismo en el sistema bancario. De hecho, en sus propuestas cuentan con ellos para introducir­lo en la economía y valoran imponer límites a su uso inicialmen­te. Es de ese otro mundo financiero nuevo que se ha generado del que los bancos tienen que estar temerosos: no van a tener el más mínimo miramiento para expulsarlo­s.

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