Europa Sur

“No te peses”

- José Izquierdo

–Es del 76: buena añada.

–Sí. Eso decimos los que hemos nacido ese año.

–¿Qué hace una ingeniera técnica informátic­a en un mundo como éste?

–Fue de casualidad. Cuando entré en este mundo no éramos influencer­s ni nada. Empecé en 2009, no existía ese concepto ni Instagram siquiera. Simplement­e, en aquella época lo que hacíamos era subir vídeos a Youtube, compartien­do cosas pero en plan amigos.

–Ayuda a la gente. Mi compañero de mesa me ha confesado que aprendió a hacer sushi con sus vídeos.

–Me encanta. Cuando terminé la carrera hice oposicione­s para ser profesora, porque tenía esa vena didáctica. Me gusta enseñar y tener la satisfacci­ón de que alguien te diga: “Gracias por este consejo, me ha venido genial un truco o una receta...”. Es lo que hace que me guste tantísimo mi trabajo.

–Es una suerte.

–Mi profesión es más de amiga, consejera, prescripto­ra... no es tanto el perfil del influencer que hay ahora, que quizás le guste otro tipo de vida. Yo llevo una vida muy sencilla y me gusta mucho el contacto con la gente.

–¿Se contraría si una publicació­n suya no tiene éxito?

–No, en absoluto. Soy muy tranquila con todo lo que publico. No miro a qué hora es mejor publicar ni nada, a no ser que sea un trabajo que me pida la marca. Quiero seguir siendo libre y natural en todo lo que publico. No tener esa libertad de publicació­n me repercutir­ía.

–¿Ha notado un aumento del odio en las redes?

–Ha aumentado el número de gente que usa las redes y esa pequeña parte mala crece también. Por un lado, con todo lo bueno que hay, es injusto dedicarle ni un minuto de tu vida. Por otro lado, si te gusta lo que haces, no puedes dejar que te afecte, porque renunciarí­as a algo que te apasiona.

–¿Qué ha aprendido?

–Me he dado cuenta de que no le puedes gustar a todo el mundo. Y me preguntaba por qué. Si no hago mal a nadie, trato de ayudar, contribuir... ¿Por qué no vas a gustar a todo el mundo? Bueno, pues está claro que no. Todo tiene crítica y lo tienes que aceptar como parte de tu trabajo. Ya está.

–Nos presenta un libro de dietas. Es usted asturiana, tierra de buen comer.

–Y yo traigo un libro de muy buen comer. En algunos casos me han dicho que es el libro de la antidieta. Y podría ser, porque precisamen­te se trata de huir de las dietas y de comer bien, alimentars­e, cuidarse y disfrutar comiendo, pero con una coherencia. Tenemos que saber qué alimentos tenemos que priorizar sobre otros. Pero justo eso es huir de las dietas.

–¿Hay que pasar hambre?

–En absoluto. Como buena asturiana, lo que digo es que quedarse con hambre tiene que ser malo. Eso no, eso es muy malo.

–¿Y cómo lo hace?

–Mi truco es ponerme una ración que considero razonable de proteínas, de hidratos de carbono... Podemos decir, una rodaja de salmón, dos patatinas asadas y luego verduras, las que quieras. Y si me quedo con hambre, más verduras. Pero no hay que quedarse con hambre.

–Eso no es bueno.

–Psicológic­amente te trae muchos problemas y encima el resultado es que, como te has quedado con hambre, acabas comiendo cualquier cosa dentro de una hora, porque tienes hambre.

–¿Tenemos tiempo para hacer dieta?

–Precisamen­te es el problema. Como no tenemos mucho tiempo, pues uno necesita ideas para poder apañarse en la cocina pero comer saludable. Y es justo lo que propongo en este libro. Una chica me dijo: “Por fin un libro de cocina diario”. Es así, es la cocina de mi casa.

–¿Por qué decidió que tenía que perder peso?

–Yo no decidí perder peso. Decidí tener una estabilida­d. Si te fías de la moda que hay en cada momento, sin darte cuenta te encuentras comiendo proteínas de más o parece que la patata es el demonio y el boniato es la maravilla y todo tiene que ir con boniato... Me cansé un poco de esto. Lo que quería es comer lo que me gusta pero adaptado a la vida de hoy. Me cansé de las dietas, de bajar y recuperar kilos después de los viajes... Quería una estabilida­d.

–Está de moda el ayuno intermiten­te. ¿Cómo lo ve?

–Con todo mis respeto, es algo que sé que nunca haré. Me lo pregunta mucho la gente. Simplement­e, impone unas restriccio­nes que no quiero llevar a mi vida. No quiero que me diga una amiga vamos a desayunar a las 08:00 y yo le diga que no puedo hasta las 10:00. Quiero tener unos hábitos saludables, pero flexibles. Que yo pueda en cualquier momento apuntarme a un plan... Esto del ayuno puede tener sus bases, puede funcionar, pero yo creo que no es adaptable a una vida para siempre y en algún momento lo tienes que dejar.

–¿Tiene báscula en casa?

–Sí, pero no la uso. Lo digo siempre: “No te peses”. Pesarte es una forma de autosabote­arte. El peso es una indicación muy pobre de cómo lo estamos haciendo, porque muchas veces estás perdiendo grasa y ganando músculo y la grasa pesa menos que el músculo. Igual pesas dos kilos más. Para una persona que está haciendo un cambio en su vida, ver que ha engordando dos kilos es duro y la báscula está autosabote­ando lo bien que lo está haciendo. No hay que pesarse.

–Oigo a los más incrédulos: “Eso lo prometen todos”.

–Lo bueno es que yo soy la prueba de que se puede. De hecho, el libro nació de que la gente que me sigue me preguntaba qué estaba haciendo y lo conté. Son cosas muy coherentes, muy sanas y muy fáciles de llevar.

–¿De verdad que no hay efecto rebote?

–Llevo así cuatro o cinco años. En Sevilla me fui con unos amigos a comer ensaladill­a rusa, pescaíto frito y vino. Si estás a dieta, no te puedes permitir esas cosas.

–¿La ansiedad es el peor enemigo para comer?

–La ansiedad aparece cuando tenemos cosas prohibidas si nos ponemos a dieta. Si no se prohíben las cosas, esa ansiedad desaparece.

–¿Su filosofía es un poco prohibido prohibir?

–Si te prohíben las cosas, te empiezan a apetecer más.

–¿Una buena alimentaci­ón cambia hasta el humor?

–Totalmente. El humor, la actitud, la forma de afrontar los problemas... Y el deporte igual. Si combinas ambas cosas tienes otra energía, otra actitud ante la vida.

Mi profesión es más de amiga, consejera, prescripto­ra... no es tanto el perfil de ‘influencer’ de ahora”

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain