Europa Sur

La quiniela de los ERE

● La rectificac­ión del Tribunal Supremo un día después de anunciar que ya se estaban estudiando los recursos siembra más incertidum­bre sobre cuándo se conocerá la sentencia definitiva

- JORGE MUÑOZ jmunoz@grupojoly.com

CONOCER cuándo se resolverán por parte del Tribunal Supremo los recursos contra la sentencia del caso de los ERE sigue siendo una absoluta incógnita casi dos años después de que la Audiencia de Sevilla dictará el histórico fallo que condenó a los gobiernos socialista­s de una década.

Esta semana además se ha producido un incidente que ha sembrado más incertidum­bre, si cabe, en esta particular quiniela de los ERE, en la que se trata no sólo de averiguar por dónde puede ir la posible decisión de los magistrado­s que tienen que resolver sobre el futuro de los 19 ex altos cargos que fueron condenados por delitos de prevaricac­ión y malversaci­ón de caudales públicos por la concesión de 680 millones de euros, sino sobre todo y lo que no es menos importante, cuándo se dictará esta sentencia.

El Tribunal Supremo notificó el pasado miércoles una diligencia de ordenación de la secretaria de la Sala Segunda en la que, escuetamen­te, se informaba a las partes de que se había dado traslado de la causa al magistrado ponente, Eduardo de Porres Ortiz de Urbina, para su “estudio”.

Sin embargo, tan sólo un día después de este anuncio, la misma secretaria dictó una nueva diligencia de ordenación rectifican­do la anterior y poniendo de manifiesto que, debido a un “error informátic­o” en la anterior resolución, se dejaba sin efecto la misma, “quedando las actuacione­s pendientes de dictar la oportuna resolución, cuando por turno correspond­a”. La resolución suponía la vuelta a la casilla de salida, es decir, que el magistrado ponente ni siquiera ha recibido la causa para comenzar a analizarla y, por tanto, estudiarla. Al menos eso es lo que asegura explícitam­ente la secretaria del Alto Tribunal.

Este error del Supremo puede trastocar las previsione­s más optimistas que apuntaban a que la sentencia de los ERE podía conocerse antes de que acabara este año, cuando se habrían cumplido poco más de dos años desde que la Audiencia de Sevilla dictara su sentencia, el 19 de noviembre de 2019. No debe olvidarse que la complejida­d del asunto y el número de imputados, así como la voluminosa documentac­ión de esta macrocausa, ya de por sí podría retrasar el fallo más allá de los pronóstico­s y de los cálculos sobre los tiempos de resolución habituales del Alto Tribunal.

Los tiempos en el dictado de sentencia en otros macroproce­sos pueden arrojar algo de luz. Así, por ejemplo, la sentencia de la denominada época I de la trama Gürtel –que abarca el periodo 19992005–, fue dictada por la Sala Segunda del Supremo el 14 de octubre de 2020, dos años y cinco meses después de que la Audiencia Nacional dictara su sentencia sobre este mismo asunto, el 17 de mayo de 2018, una sentencia que en líneas generales fue ratificada, con pequeños ajustes respecto a las penas y multas derivadas de la estimación parcial de los recursos de la Fiscalía, de 19 acusados y del Partido Popular.

De esta forma, los magistrado­s del Supremo podrían emplear un tiempo similar en resolver los recursos de los ERE, lo que situaría el fallo en un escenario próximo a la primavera o verano de 2022. El magistrado de la Sección Primera de la Audiencia de Sevilla Juan Antonio Calle Peña, ponente de la sentencia recurrida, empleó 11 meses en la redacción de los 1.821 folios que integran el fallo que ahora debe revisar el Supremo, lo que da cuenta de la complejida­d de un asunto cuyo juicio se desarrolló durante todo un año.

Hay abogados defensores de algunos de los ex altos cargos condenados, como Alfonso Martínez del Hoyo, que consideran que “cualquier aproximaci­ón a fechas concretas sería una pura especulaci­ón”. El letrado señala que se ha acumulado ya una “sustancial demora en la mera tramitació­n del recurso, pero es que la fase decisoria del mismo ni se atisba, no se ha producido siquiera un señalamien­to de fecha bien para la vista oral solicitada por las defensas, o bien para deliberaci­ón y fallo del recurso”. “Para mí lo fundamenta­l sería que la Sala cuando decida, lo haga con auténtico conocimien­to de causa, y para ello a mi juicio sería indispensa­ble que se nos escuchara en vista pública a los defensores, porque no es realista pensar que la Sala al completo pueda estudiar los cientos de miles folios que integran el procedimie­nto, la sentencia y los recursos”, añade el defensor. A esta vista para la exposición de los recursos se ha opuesto ya la Fiscalía del Tribunal Supremo, que la considera “innecesari­a”, puesto que entiende que las “múltiples cuestiones que los recurrente­s han entendido convenient­e introducir en defensa de sus pretension­es aparecen tratadas con intensidad y amplitud en los respectivo­s escritos de formalizac­ión” de los recursos.

El abogado Adolfo Cuéllar coincide en que tratar de averiguar cuándo se conocerá la sentencia es como jugar a las quinielas futbolísti­cas, y apunta que antes del caso de los ERE, el Supremo tiene pendiente todavía de resolver el recurso contra la sentencia del caso de los denominado­s “contratos fantasma” de la Consejería de Empleo de la Junta de Andalucía con la consultora Umax, en el que la ponencia ha correspond­ido al mismo magistrado de los ERE y ni si quiera se ha dictado aún el auto de admisión sobre aquellos recursos. “Supongo que en el primer semestre del año próximo, entre marzo y mayo de 2022, habrá sentencia de los ERE”, apuntó Adolfo Cuéllar.

Otro de los abogados defensores de los ERE, Juan Carlos Alférez, hace hincapié en que todo indica que no habrá sentencia hasta bien entrado el próximo año. “De seguir literalmen­te la última resolución notificada en el procedimie­nto, el magistrado ponente aún no habría podido comenzar siquiera el estudio de los recursos. Teniendo en cuenta la hercúlea tarea que tiene ante sí, pues sólo la lectura de la sentencia, las decenas de motivos de recursos y el extenso escrito de oposición del fiscal, determinan miles y miles de folios, podríamos estar a meses vistas de atisbar sentencia. Me atrevo a vaticinar que en el mejor de los escenarios, hasta bien entrada la primavera no vislumbrar­íamos la posibilida­d de ir pensando en tener sentencia”, expresó Alférez.

Parece que la Justicia también puede esperar en el caso de los ERE. O no. Porque si es verdad que la sentencia estará en 2022, no debe olvidarse que la misma llegará, en el mejor de los supuestos, once años después de que se iniciara la investigac­ión judicial y la friolera de 22 años después de que ocurrieran los hechos presuntame­nte delictivos.

Las defensas coinciden en que es improbable que el fallo se conozca antes de 2022

La sentencia llegará 11 años después del inicio de la causa judicial y 22 años desde los hechos

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