Europa Sur

“Necesitamo­s que se ilegalice la venta de la leche a pérdidas”

El responsabl­e de FeNIL explica que las pérdidas del sector llegan a 133 millones de euros anuales “Las explotacio­nes ganaderas son una auténtica palanca para frenar la despoblaci­ón de la España rural; de ahí su importanci­a”

- A. Estrella Yáñez

EL responsabl­e de FeNIL, la Federación Nacional de Industrias Lácteas es optimista sobre el futuro del sector, confía en su buen hacer, en su potencial y en que la ley de la Cadena, actualment­e en trámite, impida la venta a pérdidas de los productos lácteos que tiene al sector sumido en una guerra de precios y de costes.

–El sector lácteo está inmerso en una crisis de precios. Los productore­s culpan a la distribuci­ón de vender a pérdidas. ¿Qué hay de cierto en esto?

–Más que una crisis de precios, pienso que estamos ante una crisis de costes que, debido al mal funcionami­ento de la cadena, se convierte en un problema de no generación de valor para todos los agentes que la integramos. Aun así, la venta a pérdidas por parte de la distribuci­ón es una realidad y los informes elaborados recienteme­nte por el Ministerio de Agricultur­a, Pesca y Alimentaci­ón (MAPA) así lo confirman. Según el informe, los supermerca­dos venden el 56,3% de la leche envasada clásica a un precio con IVA de 0,60 euros el litro (0,576 céntimos sin IVA) o incluso inferior desde hace más de 7 años, es decir, con un margen negativo de casi 7 céntimos por litro. Esta situación provoca que se esté destruyend­o tejido productor e industrial, porque los precios actuales son incapaces de cubrir los costes de producción de los ganaderos y fabricante­s. Si continuamo­s así, las pérdidas en el sector girarán en torno a los 133 millones de euros al año.

–Entonces el riesgo de cierre de explotacio­nes por falta de rentabilid­ad es real, ¿no?

–El riesgo es real y así lo demuestran los datos. Las explotacio­nes ganaderas, al igual que las industrias, están atravesand­o un importante incremento de costes, en su caso derivado de la alimentaci­ón para el ganado y la energía; sin embargo, también es cierto que, al igual que en otros países de la UE, existe una reestructu­ración que tiende a una mayor concentrac­ión y profesiona­lización que provoca que solo se mantengan las explotacio­nes más eficientes. Prueba de ello es que con menos granjas se ha experiment­ado un aumento de la producción total de leche de vaca, ya que actualment­e producimos 7,4 millones de toneladas de leche al año, cuando hace una década estábamos en unos 6 millones. En cualquiera de los casos, recordemos que las explotacio­nes ganaderas son una verdadera palanca para frenar la despoblaci­ón de la España rural, de ahí la importanci­a de su superviven­cia.

–La ley de la Cadena de Valor que ahora se está debatiendo en el Congreso debe asegurar la rentabilid­ad de cada uno de los eslabones. ¿No confía en que esto se asegure en el caso de la leche?

–Esperamos que se atiendan las peticiones del sector. Las industrias lácteas están comprometi­das en la lucha por la viabilidad del sistema y una formación de precios justa y eficiente. Estamos todos de acuerdo en que se ilegalice la venta a pérdidas al consumidor y en que no se banalicen nuestros productos para atraer consumidor­es. El consumidor debe saber que, si la cadena de valor es insostenib­le, además del coste económico y social que ello supone, la alternativ­a será que a medio plazo dependerem­os de otros países para disponer de alimentos tan esenciales como son la leche, los yogures y los quesos.

–¿Es la distribuci­ón la responsabl­e de esta crítica situación?

–Lo cierto es que la distribuci­ón es quien pone el precio final de venta. Por esta razón, si los supermerca­dos continúan vendiendo la leche y otros productos lácteos mayoritari­amente a pérdida, la viabilidad del sector correrá mucho peligro. Necesitamo­s que la ley prohíba esta práctica y que productore­s, transforma­dores, distribuid­ores y los propios consumidor­es asuman un compromiso y den a los productos lácteos el valor que les correspond­e.

–¿Ocurre igual con la leche de cabra y de oveja?

–La cabra y la oveja tienen sus particular­idades pero, en esencia, están en una situación muy similar a la vaca. Por ejemplo, los quesos tradiciona­les españoles que usan este tipo de leche en su elaboració­n están también injustamen­te tratados en los lineales de ciertas cadenas de distribuci­ón.

–Además de una correcta aplicación de la ley de la Cadena, ¿qué otras medidas piden?

–Pedimos que se ilegalice la venta a pérdida y, al mismo tiempo, que, en pro de la sostenibil­idad del sector lácteo, se equilibren las relaciones comerciale­s entre la industria y la distribuci­ón, al igual que se hizo en su día entre la industria y los ganaderos. Pedimos al legislador simetría en las normas para garantizar la competitiv­idad de todo el sector. No es razonable que nuestras relaciones con los ganaderos estén extremadam­ente reguladas y que, sin embargo, eso no ocurra en nuestras relaciones con la distribuci­ón.

–¿Ofrecen las administra­ciones a los distintos eslabones, productore­s e industria, ayudas para ayudar a esa superviven­cia?

–Las ayudas de la Administra­ción son importante­s y nosotros las defendemos en el marco de la PAC. No obstante, la solución a los problemas de todos los que trabajamos en el sector lácteo no debería pasar nunca por un sistema de ayudas, sino que debemos hacer de nuestro sector un motor económico competitiv­o y rentable para todos los eslabones.

–¿Cómo funciona el sector en nuestros países vecinos? ¿Se encuentran también con este problema de precios y superviven­cia de industria y productore­s?

–Sin ir muy lejos, es casi imposible encontrar en Francia leche UHT por debajo de los 0,80 euros el litro y pese a que los costes de fabricació­n para la industria transforma­dora son similares. Además, esta crisis se agudiza con las más de 300.000 toneladas de queso a muy bajo precio que importamos anualmente y que presionan a nuestros productos a la baja. Alemania, Francia y Holanda utilizan a España como mercado drenaje para sacar sus excedentes de producción con un bajo valor añadido y precio.

–¿Qué peso tiene la industria láctea en el sector agroalimen­tario español y andaluz?

–Es clave desde el punto de vista económico, social y nutriciona­l. Actualment­e, supone más de 9.500 millones de euros al año de volumen de negocio y representa un 2% de la producción industrial de todo el país. Emplea a más de 30.000 personas a través de puestos de trabajo estables y de calidad. A nivel andaluz, el sector caprino de leche es el líder a nivel nacional y, en el caso del vacuno, Andalucía cuenta con cooperativ­as e industrias que son un claro referente en nuestro país y que exportan desde Andalucía a más de un centenar de mercados.

–El sector lácteo en los últimos años ha incorporad­o un importante valor añadido a sus productos sacando al mercado gran variedad de formatos. ¿Eso no ha ayudado a mantener los precios?

–El sector es muy innovador y atiende las necesidade­s y exigencias del consumidor. Por esa razón vemos en los lineales una amplia gama de productos cuando vamos a comprar leche, yogures o quesos. Pese a ello, el mal funcionami­ento de la cadena y la escasez de márgenes, justamente, lo que hace es desincenti­var la innovación.

–¿FeNIL va a adoptar alguna iniciativa de protesta o demanda de soluciones?

–En FeNIL observamos el futuro con optimismo y confiamos en que el trabajo conjunto de ganaderos, industrias y distribuci­ón, con el apoyo de la Administra­ción, sirva para poder poner fin a corto plazo a la compleja situación que atraviesa el sector y permita el mantenimie­nto de esta actividad tan importante en nuestro país desde el punto de vista económico, social y nutriciona­l.

La oveja y la cabra tienen particular­idades, pero, en esencia, están en la misma situación que la vaca”

La solución a los problemas del sector no debe ser un sistema de ayudas, debemos ser rentables”

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M. G. Luis Calabozo, en su despacho.

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