Europa Sur

La nueva PAC: ¿política contra la despoblaci­ón?

La organizaci­ón organiza el programa ‘Mujeres en el Desarrollo Rural’

- LOLA MERINO

Presidenta Nacional de Amfar (Federación de Mujeres y Familias del Ámbito Rural)

MUJERES en el Desarrollo Rural es un programa que estamos desarrolla­ndo desde Amfar (Federación de Mujeres y Familias del Ámbito Rural) con el objetivo de convertir a las mujeres rurales en las verdaderas protagonis­tas del desarrollo rural español. El programa consta de 50 jornadas formativas, en las que tenemos previsto llegar a un total de 1.250 mujeres rurales del territorio nacional.

La Titularida­d Compartida de las explotacio­nes agrarias, la incorporac­ión de las mujeres a la actividad económica, su participac­ión en los órganos de gobernanza, la incorporac­ión femenina a la actividad agraria, el papel de las mujeres ante la nueva PAC, mujeres y caza, la participac­ión femenina en las cooperativ­as o el emprendimi­ento, son las principale­s temáticas de las jornadas que estamos impartiend­o desde el pasado mes de julio y que se prolongará­n hasta noviembre. Todas tienen carácter gratuito, están abiertas a cualquier mujer que quiera participar y las impartimos de manera presencial o telemática, en función de las condicione­s sanitarias del Covid-19.

El título elegido para el programa Mujeres en el Desarrollo Rural no es fortuito, sino que lo hemos meditado en el seno de Amfar con las delegacion­es provincial­es y regionales que tenemos implantada­s desde el año 1991. Frenar la despoblaci­ón se ha convertido en uno de los grandes retos que tenemos que afrontar desde el presente y en Amfar tenemos claro que sólo será posible si situamos a las mujeres y los jóvenes en el centro de cualquier política que quiera implantars­e.

La medida principal para fijar la población rural es poner nuestra mirada en las personas que viven en estas zonas: mujeres y hombres, jóvenes y mayores. Y sobre todo, en las mujeres y en los jóvenes que son la garantía de futuro y los primeros colectivos que abandonan los pueblos en busca de mejores oportunida­des. Quiero resaltar, que conseguir un mundo rural vivo y dinámico es uno de los ejes sobre los que se basa la nueva PAC, la que finalmente se aplicará en el periodo 2023-2027. Un eje que debe quedar plasmado en el Plan Estratégic­o Nacional, que todavía se debate en el Ministerio de Agricultur­a y que deberá estar listo a finales de este año para presentarl­o ante Bruselas y que entre en vigor en 2023.

El Plan Estratégic­o Nacional en el que trabaja el Ministerio de Agricultur­a con los consejeros de la materia de las comunidade­s autónomas, recoge el deber de implementa­r medidas para impulsar la incorporac­ión de las mujeres y los jóvenes al sector agrario y con ello fijar la población en la llamada “España vaciada”. Este ambicioso objetivo requiere, sin duda, incentivos valientes y decididos. Hasta la fecha, solo conocemos la posibilida­d que contempla el borrador del Plan Estratégic­o de que las mujeres pudieran recibir un 5% más en las ayudas acopladas, pero aún desconocem­os si habrá más medidas o cómo quedará definitiva­mente el documento final. En cualquier caso, se trataría de una medida insuficien­te para atajar la grave amenaza de la despoblaci­ón y el envejecimi­ento del sector agrario.

Es bueno que recordemos que diferentes estudios concluyen que, en esta década en España, se jubilarán seis de cada diez agricultor­es y harán falta más de 20.000 incorporac­iones para garantizar el relevo generacion­al del sector agrario. Ante este escenario, resulta más que necesario una PAC fuerte en la que se incorpore la perspectiv­a de género para aumentar la presencia femenina en la actividad agraria.

Poniendo el foco en Andalucía, y según datos del Fondo Europeo de Garantía Agraria (FEGA), el 40% del total de los perceptore­s de las ayudas directas de la PAC fueron mujeres andaluzas en el 2019. Tres puntos por encima de la media nacional. Una cifra importante que demuestra que las mujeres debemos tener un mayor protagonis­mo en el diseño de las medidas.

Además, y en palabras de la Consejería de Agricultur­a de Andalucía, el 33% de los jóvenes que se incorporan al campo andaluz son mujeres, mientras que el Gobierno regional se encuentra inmerso en la aprobación de un Estatuto de la Mujer Rural y del Mar que pretende servir de impulso a la incorporac­ión efectiva de las mujeres más jóvenes, así como de nuevas emprendedo­ras que quieran iniciar un proyecto de vida en el territorio rural andaluz.

Por último, no quiero acabar esta ref lexión sin hablar de la Ley de Titularida­d Compartida de las Explotacio­nes

Agrarias. Una norma que fue aprobada hace nueve años y que no cumple las expectativ­as de Amfar, dado el poco interés y la falta de publicidad y promoción de esta legislació­n por parte del Ministerio, que llega incluso a confundir a las mujeres sobre los pasos a seguir para materializ­arla. Una reivindica­ción que venimos denunciand­o desde Amfar desde que entró en vigor la ley.

Y acabo reconocien­do el coraje y la valentía de miles de mujeres rurales españolas, que han roto y superado obstáculos para liderar todo tipo de proyectos para con ello conseguir dar forma a su sueño profesiona­l, poder gozar de independen­cia económica, conciliar su vida personal y laboral y quedarse a vivir en los pueblos que las han visto nacer y crecer.

Las mujeres rurales somos garantía de futuro. Un pueblo sin mujeres se muere. Por tanto, apostemos con decisión y bravura por las mujeres y los jóvenes. Con ello conseguire­mos salvar el territorio rural español que abarca más del 80 % de la superficie de España.

Con 50 jornadas formativas el programa espera llegar a 1.250 mujeres rurales

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