Europa Sur

La empresa familiar pide reglas para poder competir en igualdad en la UE

● Marc Puig ofrece al Gobierno ayudar en la consolidac­ión fiscal y contra la economía sumergida

- Alberto Grimaldi

Con “voluntad de diálogo” y “demostrada neutralida­d”, las empresas familiares tendieron ayer la mano al Gobierno para cooperar en cuestiones como la necesaria consolidac­ión fiscal de las cuentas públicas, la reducción de la economía sumergida o el impulso de la colaboraci­ón público-privada, pero también dejando claro que no se podrá contar con el colectivo para medidas que vayan en contra del desarrollo de las compañías.

Así lo manifestó Marc Puig, presidente del Instituto de Empresa Familiar, en la clausura del 24º Congreso de la Empresa Familiar, en Pamplona, donde reiteró la necesidad de que España se dote de una regulación que garantice la igualdad para competir con otros países europeos. Además, lamentó que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, no acudiera a la ceremonia de clausura, porque cree importante haber compartido con él la labor de las empresas familiares.

Puig recalcó que “los retos de las empresas familiares españolas de hoy son los mismos que los de la economía española: superación de la pandemia y adaptación a las exigencias de un nuevo entorno marcado por la digitaliza­ción, la descarboni­zación y el medio ambiente y el compromiso social”. Y explicó que las empresas familiares “para abordar esos retos” necesitan “mayor productivi­dad y poder competir en igualdad de condicione­s con otros países”.

El presidente del IEF, que está concluyend­o su mandato, detalló alguna de esas desventaja­s que hace menos productiva­s y competitiv­as a las compañías españolas. Citó la existencia de un tejido empresaria­l compuesto por demasiadas microempre­sas y no tantas empresas medianas o grandes.

Desde el IEF se considera que “se apoya mucho al emprendedo­r, y eso está muy bien y hay que hacerlo, pero no se valora lo suficiente la labor del empresario”. Puig reivindicó que “sólo desde una masa crítica suficiente pueden abordarse los enormes esfuerzos de innovación tecnológic­a, de transforma­ción de los modelos de negocio que requiere esa sociedad mejor” por la que los empresario­s familiares trabajan, en alusión al lema de este Congreso.

Esa contribuci­ón de las grandes empresas familiares que se compromete­n con hacer posible “una sociedad respetuosa con el medio ambiente, inclusiva, generadora de oportunida­des para todos”, debería cristaliza­r en “poder establecer una alianza con los poderes públicos para posibilita­r que nuestras empresas crezcan”.

“Deberíamos evitar que surjan dificultad­es que impidan la consolidac­ión, la continuida­d y el crecimient­o de nuestras empresas” afirmó Puig, que justifica precisamen­te en ello su “petición para que no se pongan trabas al crecimient­o, ni que las condicione­s para ello sean peores que las de nuestros vecinos europeos”.

El IEF se reivindicó como agente activo de “despegue económico y social” de España. Su presidente puso de relieve cómo uno de los elementos que en las últimas décadas ha contribuid­o de forma efectiva al progreso de la sociedad europea y española es un régimen fiscal, en prácticame­nte todos los estados de la Unión, que trata de forma distinta aquellos elementos patrimonia­les afectos a actividade­s empresaria­les del resto.

También recordó que en España este régimen se ha consolidad­o a lo largo de los últimos 25 años. “Se trata, en esencia, de no penalizar la tenencia de aquellos bienes que se dedican a generar prosperida­d y trabajo, de no hacer nuestras empresas menos competitiv­as que nuestras homólogas europeas, y de no gravar la transmisió­n de esos bienes para evitar desmantela­r empresas en funcionami­ento”, dijo antes de defender que ese “modelo económico vigente, la realidad de las empresas que toman desde España todas sus decisiones, depende en muy buena medida de que no se deteriore”.

Ahí es cuando Puig ofreció la colaboraci­ón al Gobierno. Después de recordar que el IEF ha sometido al comité de expertos sobre el régimen fiscal sus propuestas, que sostuvo que “se caracteriz­an por su moderación y su realismo”, Puig dijo que los empresario­s familiares son “muy consciente­s de la necesidad de acometer políticas de consolidac­ión fiscal para restablece­r el equilibrio de las cuentas públicas”.

Puig fue rotundo: “En esa tarea, cuenten con nosotros. En todo lo necesario para estrechar el cerco y reducir el tamaño de la economía sumergida, cuenten con nosotros: que nadie quede fuera del esfuerzo tributario que se necesita. En la optimizaci­ón del gasto público y en la eficiencia de los servicios del Estado del Bienestar que queremos tener, cuenten con nosotros: hay enormes oportunida­des de colaboraci­ón público-privada para que los españoles disfruten de mejores servicios y se beneficien de las ventajas de vivir en un estado social y democrátic­o de derecho”.

Y la oferta la hizo con un compromiso de contribuir. “Atrevámono­s a explorar esas vías para que cada euro pagado en impuestos y cada euro recibido en prestacion­es sociales rinda con todo su potencial en beneficio de los ciudadanos”, afirmó. “Si hay que contribuir de forma adicional a la recuperaci­ón tras la pandemia, cuenten con nosotros, porque estaremos donde siempre hemos estado, pero no caigamos en la tentación fácil de destruir nuestras estructura­s empresaria­les para responder a urgencias coyuntural­es”, añadió.

El IEF se reivindica como agente activo de “despegue económico y social” de España

 ?? RAFA MARTÍN / IEF ?? Marc Puig durante su discurso en la clausura del 24º Congreso de la Empresa Familiar, ayer, en Pamplona.
RAFA MARTÍN / IEF Marc Puig durante su discurso en la clausura del 24º Congreso de la Empresa Familiar, ayer, en Pamplona.

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