Calma tensa tras la gran protesta contra el golpe de Estado en Sudán
● La normalidad resucita lentamente en Jartum, entre huelgas, el acceso a internet limitado y los intentos de mediación para volver a encarrilar al país a una transición democrática
Al día siguiente de una jornada de protestas masivas contra el golpe de Estado en Sudán, las calles de Jartum estaban ayer en tensa calma marcada por las huelgas, el acceso a internet limitado y los intentos de mediación para volver a encarrilar al país hacia su transición democrática.
En la capital sudanesa, donde el sábado cientos de miles de personas protestaron contra el golpe de Estado perpetrado el pasado día 25 por el líder militar sudanés, Abdelfatah al Burhan, la normalidad empezó a volver lentamente a las calles, con la apertura de algunas gasolineras y los bancos que ofrecen sólo servicios básicos.
Sin embargo, las instituciones gubernamentales siguen con las puertas cerradas y los funcionarios no han podido acudir a sus puestos de trabajo esta semana porque muchas calles han estado cortadas por las barricadas de los manifestantes y el despliegue de seguridad.
También hay huelgas en otros sectores, en respuesta al llamamiento a la “desobediencia civil” que hicieron varias agrupaciones opositoras sudanesas.
Los servicios de internet en todo el país, limitados desde la toma de poder de los militares, continúan sin funcionar, especialmente la conexión móvil.
La tensa calma vivida ayer contrasta con la jornada de protestas del sábado, que, a pesar de la presión internacional para evitar la violencia, se saldó con al menos tres muertos y más de un centenar de heridos.
El secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, elogió ayer la “valentía de tantas personas que protestaron pacíficamente contra el gobierno militar” y llamó a los uniformados a “prestar atención” a las masas, dijo a través de Twitter.
Además, manifestó su preocupación por la violencia durante las marchas y urgió llevar ante la justicia a “los perpetradores” de los ataques contra los manifestantes.
“Es hora de volver a los arreglos constitucionales legítimos”, señaló, en referencia al documento constitucional acordado en agosto de 2019 entre civiles y militares, pocos meses después de la deposición del dictador Omar al Bashir en la denominada “revolución sudanesa”.
Por otra parte, el representante especial de la ONU para Sudán, Volker Perthes, se reunió ayer con el depuesto primer ministro sudanés, Abdalá Hamdok, que encabezaba el Gobierno de transición disuelto por los militares.
Según informó Perthes en Twitter, el objetivo de la reunión fue mediar entre el Gobierno y los militares, que tomaron las riendas del país y arrestaron a Hamdok, y a varios de sus ministros, que siguen en paradero desconocido.
Al ex primer ministro se le permitió regresar a su residencia 36 horas después de su detención junto a su esposa y el enviado de la ONU afirmó ayer que “permanece en buen estado pero bajo arresto domiciliario”.
Tras anunciar la disolución del Gobierno tras la asonada y declarar el estado de emergencia en todo el país, Al Burhan prometió restablecer los tres órganos creados para llevar a cabo la transición democrática hasta la celebración de
La ONU elogia la “valentía” de los que se están rebelando contra la asonada militar
elecciones generales, que prometió que serán a mediados de 2023.
Estos órganos eran el propio Gobierno, compuesto por civiles; el Consejo Soberano, máximo órgano de poder durante el proceso de transición que estaba integrado por civiles y uniformados, pero presidido por los militares; y el Legislativo.
Una fuente de la oficina de Al Burhan que pidió el anonimato aseguró a Efe que el general se estaría planteando restituir a Hamdok en su cargo, algo sobre lo que todavía hay conversaciones en marcha.