Peregrinaje conflictivo de Bolsonaro por Italia
La visita del líder brasileño, a quien sólo recibe el ultraderechista Salvini, levanta fuertes protestas
Las protestas acompañaron el periplo por Italia del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, un viaje que concluyó ayer y que emprendió tras la cumbre del G-20 en Roma, dando plantón a la conferencia sobre cambio climático de Glasgow. Bolsonaro no voló a la ciudad escocesa y viajó de vuelta a Brasilia desde Roma, donde el pasado fin de semana participó en la reunión de las 20 potencias del planeta.
Sin embargo, en los últimos dos días peregrinó a la tierra de la que emigraron sus antepasados, en la Italia septentrional, y allá donde fue encontró partidarios pero también numerosos detractores. El mandatario brasileño acudió ayer a la ciudad toscana de Pistoia para conmemorar en el cementerio de San Rocco a los cerca de 500 soldados de su país caídos durante la Segunda Guerra Mundial. Allí sólo lo recibió el líder ultraderechista y senador Matteo Salvini, mientras que curiosamente no fue acogido por ningún miembro del Gobierno pese a tratarse de un Jefe de Estado.
Por contra, 200 personas se manifestaron contra él, una protesta convocada por los principales sindicatos del país, como la CGIL, que cree “los soldados brasileños que se sacrificaron para liberar Pistoia del nazismo y del fascismo no merecen ser ofendidos con la presencia de un hombre investigado por crímenes contra la humanidad, homófobo, misógino y racista”.
En este contexto, Salvini se disculpó por las “polémicas increíbles” que ha suscitado su visita a Italia. “Pido disculpas al pueblo brasileño representado por su presidente de la república por las polémicas increíbles incluso en la conmemoración de los caídos que perdieron la vida por defender nuestro país y liberarlo de la ocupación nazi”, lamentó Salvini.
Pero las protestas más reseñables se registraron el lunes, cuando acudió al pequeño municipio de Anguillara Véneta, de donde era su bisabuelo Vittorio, que emigró a Brasil en el siglo XIX. Su alcaldesa, Alessandra Buoso, le otorgó la ciudadanía honorífica, algo que suscitó la división entre sus simpatizantes, que lo recibieron al grito de “mito”, y sus muchos detractores.