El Real Madrid lo salva con angustia
● Los goles de Kroos y Benzema en la primera parte le valen para ganar a un Rayo que casi empata al final
El Real Madrid firmó un nuevo triunfo agónico, con incertidumbre hasta el último suspiro cuando Toni Kroos evitó sobre la línea de gol el empate de un Rayo que nunca le perdió la cara al partido, que sirve al cuadro blanco para enmendar su mala dinámica liguera, en un Santiago Bernabéu que no disfruta con un equipo que acabó pidiendo la hora.
La respuesta que exigía la afición de un Bernabéu frío, por momentos desangelado por la falta de ánimo desde unas gradas en obras, la encontraron a medias en una plantilla que respondió de inicio al toque de atención pero volvió a cerrar un partido con una buena dosis de sufrimiento. Los silbidos a un triunfo muestran el descontento por la manera de gestionar un partido, no solo por la falta de brillantez.
Habían anulado un tanto a Vinicius por fuera de juego, cuando Asensio puso claridad en los metros finales. Un pase atrás para la primera clara de Benzema. Otro a la llegada de Kroos de segunda línea para poner su disparo en la escuadra, inicialmente anulado por el colegiado y concedido desde el VAR.
En esta ocasión no hubo repliegue ni bloque bajo. El Real Madrid, cómodo en el partido con Kroos tirando de galones al mando del juego, encontró espacios para correr y buscó un botín mayor. Dimitrievski lo evitaba a los disparos de Marco Asensio y el rechace envenenado a un centro de Militao, y agradecía la falta de precisión de Benzema cuando medía mal en una salida tras un centro medido de Carvajal.
El premio lo encontró cuando Alaba regresó a sus orígenes, se dejó caer a banda para inventar una asistencia que extiende la racha
goleadora de Benzema. Sacando provecho de la indecisión entre Catena y su portero, marcaba a placer. Acariciaba su doblete antes del descanso, en momentos en los que el Real Madrid corría a la velocidad de Vinicius y cabeceaba el francés arriba un rechace, con todo para firmar la sentencia.
No lo hizo el Real Madrid que siente presión ante cualquier rival en cuanto rebaja su intensidad. El Rayo nunca bajó los brazos, estuvo metido por la falta de precisión en las ocasiones que se fueron rebajando. Una para guardar en vídeo, cuando Vinicius se fue de cuatro rivales en velocidad y con amagos que sentaron jugadores en su camino antes de superar al portero rival pero ver como el gol de su carrera lo evitaba Valentín bajo palos.
Y así, perdonando ocasiones tan claras como el mano a mano de Asensio que picó el balón para perder el pulso con Dimitrievski o una bella acción entre Vinicius, Mendy y Benzema, que se escapó por apurar su disparo buscando la escuadra, llegaron los momentos de incertidumbre blanca. De nuevo sin reacción desde el banquillo de Ancelotti, con cambios tardíos e improductivos.
La entrada de Bebé al partido dio oxígeno a un Rayo sin complejos. La de Falcao el gol que le faltaba. Al ‘Tigre’ le bastaron once minutos sobre el césped para meter de lleno a su equipo en el partido, a pase de Álvaro, apareciendo como devorador del área a espaldas de Alaba tras un disparo al poste de Bebé.
Y el tanto desplomó a un Real Madrid inconsistente que acabó pidiendo la hora, con la grada sufriendo viendo de cerca un nuevo empate, que habría sido el tercero en casa consecutivo en LaLiga. Lo evitó Kroos, bajo palos, decisivo todo el partido, al remate de Óscar Valentín que pidió penalti de Camavinga, y Courtois, volando al disparo de Unai para dejar la sensación agridulce por segundo triunfo consecutivo. Demasiadas fatigas.