La vida extra de Vicente Granados
a mediados de los 70, Economía Regional, una de cuyas materias era la Economía urbana que acabaría impartiendo el profesor Granados.
Vicente siempre estuvo muy al día de las últimas tendencias en su especialidad. Era inquieto e innovador y plasmó su particular visión de la relación entre la economía y el territorio en diferentes trabajos e investigaciones, pero sobre todo en el Plan Estratégico de Málaga (1992-96) en el que introdujo un novedoso concepto de planificación: que los agentes sociales y la ciudadanía en general definieran y compartiesen objetivos comunes. Málaga se benefició de semejante avance. Promovió la creación de la actual Fundación Ciedes, defendió la necesidad de revalorizar el triángulo productivo entre la ciudad de Málaga, su aeropuerto y el Parque Tecnológico de Andalucía, estudió minuciosamente el impacto de la llegada del AVE e impulso la Agenda 21 para el desarrollo sostenible en Málaga. Cuando lo cesó Celia Villalobos, en el acto de relevo en el paraninfo de la UMA la ovación a Vicente duró más que en una gloriosa actuación de ópera.
Su dominio del inglés y su carácter hiperactivo y comprometido le llevaron a una actividad profesional de gran proyección en congresos internacionales en los campos de la economía regional y urbana, y el turismo. Fue vicerrector de la Universidad de Málaga entre 1986 y 1992, con el rector Martín Delgado. Su implicación social y pública ha sido muy notable. La consejera Concha Gutiérrez lo nombró secretario general de Urbanismo en 2004 en un momento especulativo de descontrol en la construcción. Durante cuatro años trabajó para poner límites razonables a la tendencia recalificadora de los ayuntamientos.
Su último cargo público fue secretario general de Turismo de la Junta. Lo nombró el consejero Rafael Rodríguez en 2012 y estuvo hasta la ruptura del Gobierno de coalición en 2015. En esta función pudo dar salida a su compromiso con el medio ambiente, que ya se había puesto de manifiesto en anteriores experiencias en la planificación del turismo.
Era un activo miembro de la Tertulia Lacomba, junto a decenas de profesores, profesionales e intelectuales, en donde nunca faltaba su decidida opinión, aunque no era un polemista. Era muy raro verlo enfadado, siempre con la sonrisa en la boca… si acaso hacía uso de una retranca mitad gallega, mitad británica, adquirida en su estancia en el Reino Unido. Era una persona fácil de querer.
Había sido deportista en su juventud. Practicaba rugby y atletismo; fue subcampeón de Galicia de los 1.500 metros lisos. Tras su trasplante en 1987 siguió siendo un aplicado practicante, que participó en decenas de Juegos Mundiales para trasplantados, en varios continentes, en los que consiguió 15 medallas. Corrió dos maratones de Nueva York y desde hace un año era presidente de la Asociación de Deporte y Trasplante en España. Una vida extra llena de contribuciones a la sociedad. A Vicente le gustaba la vida y deja mucha vida detrás.