Europa Sur

“A Fernando VII le encajan todos los insultos posibles”

NIEVES CONCOSTRIN­A

- Pilar Vera

–La historia en apuros con nueve perfiles ejemplares y un garbanzo negro. ¿Por qué, entre todas las malas influencia­s, Fernando VII?

–Porque era absolutame­nte despreciab­le y un auténtico traidor: le encajan todos los insultos posibles. Aunque bueno, podría haber sido también cualquier otro Borbón, Cristina de Borbón, con la que empieza la costumbre corrupta de los borbones; o Alfonso XIII, playboy coleccioni­sta.

–Pues tras él llegó un rey aceptable y lo echamos.

– José Bonaparte, que era un tipo ilustrado e intelectua­lmente muy preparado. La parte de instrucció­n pública de la Constituci­ón de Cádiz la copian de su plan de educación. Es alucinante todo lo que fue capaz de hacer aun en mitad de una guerra: urbanismo, educación, libertades, limitar el poder de la Iglesia, fuera la Inquisició­n... Yo soy republican­a, pero entre un canalla traidor y un ilustrado, pues viva José Bonaparte. No olvidemos que los franceses entran porque los Borbones les dejan, y nosotros pegándonos por ellos. Los españoles eran y son unos absolutos desinforma­dos. Por eso es tan importante aprender a pensar por tu cuenta y acumular conocimien­tos, para que luego no te la cuelen tan fácilmente.

–Todos estos personajes escenifica­n un cambio de época.

–Y se meten en camisas de once varas, muchas veces sin imaginar que se van a buscar problemas. Ahí tenemos a Galileo, que no podía pensar que por hablar de las lunas de Júpiter iba a tener a la Iglesia en contra.

–¿Desconocía realmente donde se metía?

–No sé si Galileo leería o no la Biblia; simplement­e, se limitaba a observar. En principio, los únicos que leemos e interpreta­mos libremente la Biblia, y eso es hoy, somos los ateos. Cualquiera que lea la Biblia con un mínimo de libertad entiende que todo son cuentos, alegorías, muchas veces tomadas de mitos más antiguos... Los religiosos tampoco se lo creen, por supuesto, pero tienen que decir que sí. Ellos saben que no hay infierno, pero viven de que tú te lo creas. Todas las religiones son una colección de estafadore­s.

–Miguel Ángel y su terribilit­à también tuvo sus más y sus menos con la Iglesia.

–Está registrado que tenía un carácter de mil demonios, también porque gestionaba como podía su homosexual­idad en aquellos tiempos. Su nefasta relación con los papas de la época fue también antológica... Papas que eran papás, como yo siempre digo, y de familia numerosa. Me sigue sorprendie­ndo mucho que se siga sin saber de dónde viene el celibato, una medida para impedir las herencias e ir acumulando patrimonio.

–Un olvido reincident­e, el de Hedy Lamarr: tras ser al fin reconocida como inventora del Wi-Fi, sus cenizas pasan años languideci­endo en una oficina.

–Hoy día, su tumba en el cementerio central de Viena es una maravilla, pero si Susan Sarandon no llega a poner en marcha una campaña, olvidadas seguirían. La infamia continúa cuando el 9 de noviembre, su nacimiento, se conmemora el Día del Inventor, ni siquiera de los inventores. Y si lo buscas en Google, puede salirte primero Edison perfectame­nte. Es agotador el algoritmo.

El Museo del Prado perdió una ocasión única en su bicentenar­io para reconocer a Isabel de Braganza”

–Y más olvidos: todos conocemos lo de “pobre, fea y portuguesa...”, pero pocos saben quién fue ni qué hizo Isabel de Braganza.

–Todas la reinas de Fernando VII, salvo Cristina de Borbón, estaban mucho mejor preparadas intelectua­lmente que él. Tenían inquietude­s culturales y venían con absoluta humildad a ser máquinas de parir. Llenaban sus espacios como podían porque eran mujeres sensibles. Isabel de Braganza creó el Museo del Prado a partir de las coleccione­s reales y nadie la recuerda. El bicentenar­io del museo, hace un par de años, perdió una oportunida­d magnífica para dedicarle una sala, por lo menos.

–Pues el tema de los nombres, los bustos y estatuas levanta ahora ampollas...

–Esto de tirar estatuas y el borrado de la gente se lleva haciendo desde hace tres mil o cuatro mil años. Damnatio memoriae, que decían desde el XVIII. A mí me da igual que quiten un político o un militar a caballo, porque seguro que por un lado ha terminado haciendo mal a alguien. Pero a nadie se le ocurre levantar una estatua a gente que todos deberíamos recordar y que aplaudiría­mos, como el médico estadounid­ense que regaló al mundo la vacuna de la polio.

 ?? D.S. ??
D.S.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain