En busca de la tumba de La Chilena
● Son dos de las nuevas investigaciones arqueológicas con las que desentrañar el pasado de Almería ● La Junta anuncia sondeos en Villaricos, que contará con un proyecto general de investigación en 2022
Grandes hachas y grandes cuchillos de sílex, entre otros objetos, son las pistas básicas para una nueva investigación arqueológica que tratará de aportar luz a una de las incógnitas de la necrópolis de Los Millares (Almería), la llamada tumba de La Chilena. Un misterio que una prospección geofísica acabará determinando si las primeras pesquisas, que indican una posible localización, están en lo cierto o no. Es una de las investigaciones que comenzará en las próximas semanas para desenterrar el rico pasado de Almería, junto al estudio de ADN de los restos óseos de las sepulturas de la sociedad argárica que se conservan en el Museo Arqueológico Nacional y cuyas muestras serán enviadas a Alemania y Reino Unido para comprender este ¿quién es quién?
Las investigaciones son esenciales para encajar las piezas de la historia y un aporte económico de casi 129.000 euros por parte de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía permitirá saber más sobre la “acrópolis” de la pedanía de Villaricos y la fábrica de salazones, y el aljibe califal de la Alcazaba y sus murallas, así como las ya citadas sepulturas de El Argar y la tumba de La Chilena.
Su nombre ya despierta curiosidad. “Es uno de los elementos que nos queda de esa arqueología romántica de los años del inicio del siglo XX”, introduce el arqueólogo Martín Haro, que indaga sobre los pasos dados por una aficionada chilena que protagonizara una excavación clandestina en el poblado de Los Millares, entre las investigaciones oficiales de Antonia Rivas y Martínez Almagro de los años 52 y 58, y el transcurso de la investigación moderna de la Universidad de Granada en los años 70. “Hubo una chica y una denuncia y los materiales que encontró fueron llevados al Museo Arqueológico de Almería. No existe ninguna documentación, no sabemos ni siquiera cómo será esa sepultura. Puede tratarse de un toloi o puede tratarse de una estructura megalítica como las que también hay en Los Millares”.
La nueva investigación se abre a raíz de que el pasado año un estudio preliminar en Los Millares alcanzó una zona presumiblemente sin excavar. “Estuvimos indagando y llegamos a la conclusión de que estábamos ante la tumba de La Chilena”. Pero será la prospección geofísica y una reconstrucción en tres dimensiones las que acaben por determinar “si en realidad, la tumba está allí o no es” la estructura de dicha sepultura colectiva, su cronología, el número mínimo de individuos depositados en su interior y las distintas fases, o reutilizaciones que pudiera contener.
En función de los resultados, la excavación será incluida en el proyecto general de investigación que la Junta contempla en su presupuesto del próximo año para la provincia de Almería.
La prospección geofísica combinará dos métodos, el georrádar y la prospección geomagnética. “Se han elegido estas técnicas porque los materiales custodiados en el Museo están alterados térmicamente. Existen grandes hachas, grandes cuchillos de sílex y otros materiales que los investigadores vieron que estaban alterados por el fuego. Puede que por algún tipo de liturgia dentro de la tumba y acabara ardiendo, incluso puede que tuviera una cubierta de madera –las hay en otras tumbas de Los Millares– o pudo haber distintos motivos por los que la tumba se incendió. Incluso un conflicto bélico entre aldeas a lo largo de los mil años, entre el 3.200 y el 2.200 a.C”.
Mientras en Los Millares se tratará de dar respuesta a estas preguntas, las sepulturas de El Argar, en el municipio de Antas, encierran otros misterios a desvelar mediante un estudio antropológico sobre los retos que Luis Siret donó de su colección personal al Museo Arqueológico Nacional, a cargo de la doctora Mercedes Murillo-Barroso y el doctor Gonzalo Aranda, de la Universidad de Granada.
A finales de diciembre, comenzará este estudio, solicitado por el Ayuntamiento y financiado por la
Junta de Andalucía –más de 17.600 euros–, que permitirá la toma de muestras sobre los restos óseos de 30 sepulturas dadas por válidas que pueden ser individuales o colectivas. “Se van analizar la edad de esa población, el género, qué enfermedades padecían y, a través del ADN, se van a poder establecer los parentescos para determinar, por ejemplo, los rituales de enterramiento. Si es un matrimonio, si era una sociedad matriarcal y otras cuestiones de carácter antropológico”, detalla Diomedes Parra. Para ello se necesitan análisis muy específicos y aparatos muy avanzados, por lo que las muestras a tomar en Madrid se enviaran a institutos y laboratorios internacionales de Alemania y Reino Unido.