LA UNIVERSALIZACIÓN DEL ACCESO DIGITAL COMO ESTRATEGIA CONTRA LA DESPOBLACIÓN
CADA vez es mayor la concienciación a todos los niveles para tomar medidas que frenen la despoblación que azota a las zonas rurales de nuestro país y de Europa en general. Este movimiento migratorio, acelerado en los últimos años, está provocando que regiones de la península muestren densidades de población que compiten en los ránquines europeos con la mismísima Laponia.
Aunque hay otras comunidades autónomas aún más afectadas, Andalucía no es ajena. Casi el 60% de sus municipios tenían en 2020 menos población que la que registraban en 1996. Todo ello, mientras los habitantes tienden a concentrarse cada vez más en las grandes ciudades en busca de una prosperidad que, según el perfil, no encuentran en sus lugares de origen. Por ello, es obvio que la solución a esta realidad pasa por crear esas oportunidades en el entorno a rural para unos jóvenes cada vez más preparados y con mayores inquietudes.
Si la interconexión social a través de las redes sociales ha eliminado la distancia física entre los individuos desde hace años, la pandemia nos ha abierto un nuevo escenario en el mundo laboral con la implantación definitiva del teletrabajo. Ya no es necesario en muchos casos que los profesionales se vean obligados a emigrar a las grandes ciudades para desarrollar su carrera. Pueden trabajar desde casa, esté donde esté. Gracias al teletrabajo, los pueblos pueden seguir acogiendo a sus habitantes, que de otro modo se verían obligados a marcharse, e incluso atraer a cosmopolitas ávidos de una vida menos estresante que la que conocen hasta ahora en las grandes urbes. Del mismo modo, nuevos horizontes se vislumbran gracias al auge del turismo rural, impulsado también con la pandemia. Pero para que éste siga creciendo ha de servirse de nuevas herramientas como la aplicación de la Big Data y dotarse de servicios digitales de mayor calidad para turistas cada vez más exigentes. Asimismo, sectores tradicionales como la ganadería y la agricultura, ofrecen también un amplio margen de evolución y profesionalización con el desarrollo de la tecnología, la automatización y la aplicación del IoT (Internet de las cosas). En definitiva, tenemos nuevos mimbres para frenar en buena parte la despoblación, aprovechémoslos. Para consolidar estas tendencias, aunque parezca de Perogrullo, es imprescindible una adecuada conexión que a día de hoy aún no existe en muchos lugares de nuestra geografía.
Un 13,4% de las zonas rurales en España todavía no tiene acceso a internet de al menos 30 Mbps de velocidad a través de redes terrestres, según datos del último informe de cobertura de banda ancha publicado por el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital. Además, esta situación se agrava para 1,82 millones de hogares que apenas pueden acceder a una conexión ADSL a 2 Mbps de velocidad, de acuerdo con el informe Eurona.
Si queremos, no solo frenar la despoblación, sino incluso repoblar nuestras comarcas vaciadas, es condición sine qua non elevar el acceso digital de calidad a la categoría de derecho universal independientemente del lugar de residencia. Y esta tarea, debe ser un compromiso de todos.