Europa Sur

SOS humanitari­o en la frontera

- M. A. Gayo Macías (Efe)

Organizaci­ones médicas denuncian el deterioro que sufren los migrantes hacinados en Bielorrusi­a que tratan de entrar en la UE por Polonia

La situación humanitari­a en la frontera de Polonia con Bielorrusi­a “se está deterioran­do rápidament­e” y los equipos médicos de ayuda afrontan grandes dificultad­es, aseguró Wojtek Wilk, coordinado­r de ayuda humanitari­a polaca en la frontera. “Las organizaci­ones médicas y humanitari­as que desde hace un mes están presentes en la zona no tienen el apoyo logístico o la formación para mantener una misión durante un tiempo prolongado” subrayó Wilk, quien dirige el Centro Polaco de Ayuda Internacio­nal (PCPM).

Uno de los mayores inconvenie­ntes en la misión del PCPM es la falta de medios, incluidas las ambulancia­s disponible­s, ya que “los servicios médicos locales están desbordado­s por el Covid”.

Sin querer detallar los métodos que usan para detectar peticiones de ayuda, Wilk aseguró que en muchas ocasiones los médicos deben caminar durante media hora por los densos bosques del nordeste polaco y “llevar en brazos a los que encontramo­s, pues así de débiles están a veces”.

Mientras conversa al teléfono, el médico camina por el bosque camino de su base. Afirma tener “frío” y estar en un paraje “rodeado de barro”. Son frecuentes los casos de hipotermia o diabetes, agudizados por la debilidad acumulada durante la estancia en los precarios campamento­s que se levantan a lo largo de la frontera polaco-bielorrusa. “La situación continuará” y “nuestro objetivo único y exclusivo es prestar ayuda médica a todo el que lo necesite, sea cual sea su nacionalid­ad”, subrayó el coordinado­r del PCPM.

Asimismo, describió el servicio ofrecido por su organizaci­ón “como una extensión, un apoyo” a los esfuerzos que ya estaban en marcha en la zona. “Hay que actuar inmediatam­ente antes de que la situación se deteriore, no sólo por las bajas temperatur­as sino también por las lluvias y la humedad, que impiden incluso encender hogueras”, prosiguió.

Según Wilk, parece que en el lado bielorruso cercano a Kuznica se ha habilitado un edificio “parecido a un almacén con calefacció­n y techo”, donde se está conduciend­o gradualmen­te a gran parte de los inmigrante­s asentados en ese punto. Pero esta solución, advirtió, “no es suficiente”.

No todo el mundo apoya la presencia de equipos humanitari­os en la frontera: la noche del 13 de noviembre, un automóvil de Médicos en la Frontera fue vandalizad­o en Swinoroje por unos individuos detenidos el pasado jueves. Mientras, continúan los intentos de traspasar la frontera, en ocasiones de manera violenta.

Desde Ginebra, la Cruz Roja alertó de que la crisis fronteriza, en la que han muerto al menos 10 personas, podría empeorar con la llegada del invierno. “Todos estos migrantes, sin importar su situación legal, deben tener acceso efectivo a asistencia humanitari­a y médica, así como a protección”, destacó un comunicado conjunto de la Federación Internacio­nal de la Cruz Roja y el Comité Internacio­nal de la Cruz Roja. Las autoridade­s “deben evitar separar a miembros de una misma familia, poner en riesgo sus vidas y su integridad física”, añadieron las dos organizaci­ones.

La Cruz Roja alerta de que la “tragedia humanitari­a” puede empeorar con el invierno

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MAXIM GUCHEK / EFE Dos niños inmigrante­s cogen vasos con té caliente para combatir las bajas temperatur­as en el campamento de la localidad bielorrusa de Bruzgi.

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