El cuarto confinamiento de Austria agudiza la polarización de la sociedad
Científicos y economistas critican la inacción previa del Gobierno tras 20 meses de pandemia
Austria es, desde ayer, el primer país europeo que vuelve al confinamiento para frenar la actual ola de la pandemia, con el cierre de gran parte de la economía y en medio de un creciente descontento y polarización de la sociedad.
Tras encadenar varios récords de nuevas infecciones en lo que va de mes, el país, con 8,9 millones de habitantes, registra actualmente una incidencia acumulada en siete días de 1.102 infecciones por cada 100.000 habitantes.
Según los datos publicados por las autoridades sanitarias, 27 enfermos de Covid fallecieron ayer, con lo que el número total de muertes causadas por el SARSCov-2 asciende a 12.042. Hay 3.054 pacientes hospitalizados, de los que 562 están en cuidados intensivos.
El cuarto confinamiento permite a los ciudadanos salir de casa sólo por razones justificadas, si bien éstas van más allá de las indispensables para cubrir las necesidades básicas.
Además de las compras de alimentos y medicamentos, el trabajo y la educación, se puede ir al aire libre para “la recreación física y mental”, según el decreto publicado la noche del domingo.
No sólo es posible ir al médico, a vacunarse o a hacerse un test, sino también trasladarse para esquiar y viajar al extranjero.
El deporte profesional, como el fútbol, tiene lugar sin público, mientras que los colegios ofrecen clases presenciales aunque la asistencia es opcional.
Cerrados están, hasta al menos el 12 de diciembre, el comercio no esencial, la gastronomía, museos, eventos culturales y espectáculos.
El crecimiento altamente exponencial de los contagios, que ha llevado a algunos hospitales al borde del colapso, es atribuido al frío, a la agresividad de la variante delta y al bajo índice de vacunación de la población, el 66%.
Pero que 20 meses después del inicio de la pandemia sean necesarias estas costosas restricciones es duramente criticado por científicos y economistas, que atacan la inacción previa del Gobierno.
“A finales de junio ya estaba claro que la situación iba a ser dramática en otoño” si no se tomaban medidas para conseguir que más gente se vacune, dijo ayer el politólogo Thomas Hofer, quien calificó la situación de “fracaso del Estado” y “bancarrota del Gobierno”.
“Fue peor que no hacer nada: se fueron en la dirección contraria”, añadió al recordar que durante el verano el Ejecutivo redujo el dinero y el alcance de la campaña para la vacunación a pesar de que los sondeos reflejaban una gran reticencia de buena parte de la ciudadanía.
Además, la lucha por la pandemia está muy politizada en Austria, donde el partido ultranacionalista FPÖ, con una intención de voto de casi el 20%, está en contra de las vacunas y las restricciones.
A ello se añade el surgimiento de un nuevo partido, el MFG, con un apoyo del 6-7% y un único programa: abolir todas las medidas contra el Covid. Todo ello repercute en una creciente “polarización” de la sociedad, resalta Hofer.
Decenas de miles de personas salieron el pasado fin de semana a las calles en Viena y otras ciudades del país para protestar contra las medidas, al tiempo que los vacunados “pierden cada vez más la paciencia” con una situación que atribuyen a quienes se niegan a inocularse, recordó.