“Estepa se conoce en cualquier rincón por nuestros productos
–¿Sería lo mismo una Navidad sin los dulces de Estepa?
–Desde el punto de vista gastronómico, una Navidad sin mantecados y polvorones de Estepa quedaría un poco amarga. Nuestros productos son seña de identidad de esta época y van más allá del placer de degustarlos en reuniones familiares. Su aroma, el sabor… forman parte de recuerdos de la infancia.
–¿Cuál es la misión del Consejo Regulador?
–Detrás de cualquier sello de calidad concedido por la Unión Europea, en nuestro caso son dos, existe la garantía de que esos productos están avalados por una historia, tradición y por supuesto, gran calidad. Nuestras fábricas amparadas contribuyen al desarrollo del sector primario y a la protección de las áreas geográficas productoras. Además, deben cumplir unos requisitos muy concretos. El Consejo Regulador vela por todo ello y se encarga de la promoción.
–¿Cuáles son los retos y objetivos que se marcan en esta nueva etapa?
–Velar por el principal patrimonio gastronómico, social y cultural de Estepa: el mantecado y el polvorón. Algo que también hacen nuestras 18 empresas amparadas. La marca Estepa sigue siendo un referente. Nombrar a nuestro pueblo en cualquier rincón de la geografía es relacionarlo directamente con nuestros productos y viceversa.
–¿Cómo ha cambiado la manera de producir los dulces en los últimos años?
–Nuestras empresas están en continua evolución. Una parte importante de nuestras fábricas cuentan ya con productos sin gluten, sin lactosa, sin azúcar… Por otro lado, las hay también que cuentan con la certificación Halal, por lo que acceden a un mercado de alrededor de 57 países emergentes, con más de 1.700 millones de potenciales clientes. Un mercado que consume mucho dulce y está desvinculado de las fechas navideñas. Además, ahora que están de actualidad los productos veganos, nuestro mantecado de aceite de oliva Virgen extra parece una novedad, pero realmente tiene ya varias décadas.
–¿Cómo y cuándo surgen los mantecados y polvorones de Estepa?
–Surgen en el siglo XIX y, curiosamente de manos de una mujer. ¿Por qué digo curiosamente? Pues porque hay que trasladarse mentalmente a la época, con una sociedad muy diferente desde el punto de vista de la igualdad y de la estructura laboral. Micaela Ruiz Téllez, conocida como La Colchona, se dedicaba a realizar matanzas del cerdo y tuvo la brillante idea de aprovechar la manteca del despiece para elaborar dulces. En su emprendimiento, perfeccionó la técnica para elaborar estos productos. A partir de ahí, aprovechó que su esposo era cosario hasta la ciudad de Córdoba y decidió que se llevase sus dulces para venderlos por el camino.
–¿Hasta dónde han llegado los mantecados de Estepa?
–Los mantecados y polvorones de Estepa los podemos encontrar en todos los continentes, aunque la exportación es una asignatura pendiente. Sin embargo, cualquier persona que desee comprar nuestros tradicionales dulces los puede encontrar y también vía on line.
–¿Cuántas personas viven del mantecado y el polvorón?
–En Estepa, de forma directa e indirecta, podemos hablar de unos 4.500 empleos. En nuestras empresas, en torno al 80-85% de las plantillas están compuestas por mujeres, y no sólo como per-* sonal de fábrica, sino también en puestos de alta cualificación, como responsables de calidad, producción, gerencia... Pero más allá del empleo, deberíamos pensar en lo que el mantecado y el polvorón han generado en términos económicos. Sólo hay que comprobar el trajín de camiones que existe en Estepa, la importancia que tiene la producción de nuestros productos para la campaña turística, para los propios comercios y la magnífica hostelería que hay en nuestra localidad, antes y después de campaña. Tenemos un pueblo conocido en cualquier rincón por nuestros productos, vamos a mimarlos y a ref lexionar sobre la suerte que los estepeños tenemos.
–¿Cómo va la campaña actual? ¿Ha afectado la crisis económica tras el coronavirus?
–Se vislumbra una buena campaña porque todos los que somos consumidores tenemos ganas de Navidad, de reuniones familiares y de amigos. Debido a las restricciones a la movilidad, la campaña turística de 2020 se perdió completamente, con gran perjuicio para las tiendas de las fábricas, los comercios y, por supuesto, la hostelería de Estepa. A ello se unió que no hubiese celebraciones en los hogares. Ahora toca arrancar de nuevo porque bajar es muy fácil, pero subir supone más esfuerzo. Además, encontramos problemas como el incremento del precio de las materias primas, que rondan porcentajes de hasta el 50% y algunas siguen subiendo. También está siendo difícil abastecerse de algunas de ellas. Y ya ni hablemos del desorbitado precio de la electricidad. Con este panorama, nuestro sector tiene que soportar gran parte de esta subida porque es muy complejo trasladárselo al consumidor final.
Están de moda los productos veganos; el mantecado de aceite de oliva virgen extra tiene varias décadas