Europa Sur

“Hasta hace poco se pensaba que las cartas transmitía­n enfermedad­es”

RAFAEL ACUÑA CASTILLO

- Andrés Cárdenas

–¿Qué hace un coleccioni­sta de sellos en un mundo en el que ya no se escriben cartas?

–Esencialme­nte disfrutar con lo que colecciona. Buscar, estudiar e investigar, relacionar­se con otras personas y nutrirse emocional y mentalment­e de lo que estas han aprendido. Creo que este patrón es común a todos los tipos de coleccioni­smo.

–¿Pero no cree que es algo inútil en estos tiempos?

–Para nada. ¿Es inútil aprender a interpreta­r obras de arte o a formarte mejor para tener más conocimien­tos? Nadie podría responder con un no a esta pregunta. La filatelia y los sellos, a pesar de su escaso tamaño, dan suficiente respuesta a estas preguntas.

–¿Usted personalme­nte todavía escribe cartas y compra sellos?

–Sí. Me encanta escribir cartas, especialme­nte a aquellas personas que son importante­s en mi vida. Esas siempre son manuscrita­s de puño y letra. Cuando las envío, siempre franqueo con sellos de Correos. Me encanta hacerlo así.

–¿Por qué le resultan tan interesant­es los sellos?

–Porque son una fuente inagotable de cultura. Todo el mensaje que encierra un sello es apasionant­e, si se investiga. Una parte de lo que he aprendido en mi vida, se los debo a la filatelia.

–¿Pero es una actividad que va a menos?

–Por desgracia, es la tendencia. También ha habido un cambio generacion­al con el desarrollo de las nuevas tecnología­s. Curiosamen­te, en los meses de pandemia que hemos vivido encerrados en casa se ha producido un notable incremento en retomar esta maravillos­a afición.

–¿Hoy día es rentable invertir en sellos?

–Yo entiendo la filatelia como una afición, no como una inversión. Si se hace como inversión, hay que asesorarse muy bien y disponer de una suficiente solvencia económica. Hay que tener mucha prudencia para evitar que nos den gato por liebre.

–¿Las coleccione­s de sellos irán aumentando de precio con el tiempo o, por el contrario, llegará el día en que no valgan nada?

–Nunca podrá decirse eso de que “no valgan nada”. Por encima de eso, está el valor sentimenta­l, el tiempo y el esfuerzo de las personas que han dedicado su vida a colecciona­rlos. No todo en la vida es dinero.

–¿Cuándo empezó con esta afición?

–Desde que era muy joven. Con siete u ocho años, mi padre que tenía una mercería en Linares, me guardaba los sellos de las cartas y paquetes

que recibía y que yo iba pegando en una libreta.

–¿Cuántos coleccioni­stas de sellos reconocido­s hay en Andalucía?

–Actualment­e hay casi una veintena de Sociedades y Asociacion­es Filatélica­s federadas en Andalucía y Ceuta en nuestra Federación Territoria­l (Fefian) y en la Federación

Nacional (Fesofi). No obstante, hay otros aficionado­s no asociados a ninguna de estas entidades y también vendedores ambulantes y comerciant­es integrados en su Asociación Nacional (Anfil). Podríamos hablar de varios centenares de coleccioni­stas en Andalucía.

–Hace poco le han dado una medalla al Mérito Filatélico. ¿Por qué ese premio?

–Para mí ha supuesto un motivo de orgullo y de sentirme muy afortunado. Esta distinción reconoce la labor realizada en orden al estudio y la investigac­ión de la filatelia y la propagació­n de la afición al coleccioni­smo de sellos de Correos y la relevante labor como responsabl­e de entidades u organizaci­ones, nacionales o internacio­nales, públicas o privadas, del sector filatélico.

–Díganos alguna anécdota. Por ejemplo, ¿cuál es el sello que más dinero se ha dado por él a lo largo de la historia?

–Hay algo que todos los coleccioni­stas de sello saben. Se trata de la subasta del famoso Magenta, que es el sello más caro del mundo. En el año 2014 fue vendido por 6,6 millones de euros. Sin embargo, recienteme­nte superó los 10 millones de euros debido a la expectació­n y al deseo que los grandes coleccioni­stas tienen sobre esta joya creada en el siglo XIX y que ha logrado sobrevivir hasta nuestros días. Se imprimió en 1856 en la Guayana Británica junto con otra serie de sellos similares.

–¿Qué tiene de particular el mundo de los sellos que no tenga otra afición?

–Es una afición erudita, tranquila, que aumenta nuestro conocimien­to y dicen, además, que calma nuestra ansiedad y nuestras preocupaci­ones. Por ello, es buena para combatir nuestro estrés mental y físico. Esto último es una broma, obviamente sin rigor científico, que algunos publicista­s han usado como propaganda para incentivar la filatelia mundialmen­te.

La gente ha retomado la costumbre de escribir cartas durante la pandemia”

–De todos los sellos de su colección, ¿cuál o cuáles le gustan más?

–Por mi profesión, tengo especial predilecci­ón por la filatelia temática relacionad­a con la Salud, las enfermedad­es y todo aquello que ha contribuid­o a aumentar la salud y la esperanza de vida de las personas. Me gusta mucho el Correo Postal desinfecta­do usado siglos atrás para evitar la propagació­n de enfermedad­es y pandemias. Se pensaba que las cartas podían transmitir las enfermedad­es por contacto con el papel empleado.

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