Europa Sur

“Para protegerse en el ciberespac­io es básico alcanzar cultura y conocimien­to”

● “La dependenci­a tecnológic­a de nuestra sociedad genera riesgos y amenazas, pero también oportunida­des” ● “El delito analógico cada vez compensa menos, por eso crece el ciberdelit­o”

- Pedro M. Espinosa

Los malos son cada vez más listos. Han entendido con claridad que en estos tiempos es menos necesario ensuciarse las manos para delinquir. Por eso, cuerpos como la Guardia Civil se esfuerzan en adelantars­e a sus movimiento­s. Esta semana, Enrique Ávila, director del Centro de Análisis y Prospectiv­a de la Guardia Civil, visitó Cádiz para participar en unas jornadas sobre cibersegur­idad en el sector comercial organizada­s por el Instituto Armado y la Confederac­ión de Empresario­s de Cádiz denominada­s Los nuevos retos de la cibersegur­idad y Mentorizac­ión a nuestras empresas. Diario de Cádiz aprovechó para entrevista­rle y que así nos alumbrara sobre algunos de los peligros que nos acechan.

–¿Explíqueme qué es exactament­e la ciberintel­igencia?

–Es un concepto un poco más amplio que la ciberdelin­cuencia. Esto es un nivel de protección mucho más estratégic­o relacionad­o con aspectos de inteligenc­ia económica, inteligenc­ia competitiv­a, vigilancia tecnológic­a y ciberintel­igencia, porque nuestras sociedades ahora mismo dependen de la tecnología. Esa dependenci­a es la que genera riesgos, amenazas y oportunida­des desde el punto de vista empresaria­l, y eso es lo que hay que valorar para poder ser eficientes en su provisión de bienes y servicios y en su negocio, y generar puestos de trabajo y disponer de unas medidas mínimas de seguridad, incluyendo la cibersegur­idad.

–¿Sería convenient­e que todas las empresas tuvieran una persona dedicada a esta materia?

–Sin lugar a dudas. Cuando hablamos de empresas pequeñas o medianas, que a lo mejor no pueden pagar un salario específico para un conocimien­to o capacidade­s de este estilo, sí que pueden mutualizar los gastos. Es un área de negocio que no debe ser entendida desde el punto de vista puntual, sino como una relación permanente de intercambi­o de informació­n y de provisión de bienes y servicios con esos expertos.

–¿Y qué capacidade­s deberían tener estos asesores?

–Bajo mi punto de vista tres capacidade­s básicas: por un lado, la capacidad técnica para ciberprote­ger lo que son los activos de la empresa; por otro lado, lo que es la capacidad de comunicaci­ón, porque una comunicaci­ón defectuosa en situación de crisis puede generar más pérdidas todavía que el propio acceso a la red; y, por último, el cumplimien­to normativo, porque uno defectuoso también puede provocar pérdidas directas y hasta sanciones.

–¿Cuáles son los peligros a los que las empresas están sometidas por los ciberdelin­cuentes?

–Hay algunos más evidentes, los ciberataqu­es de cualquier tipo. Están otras que son menos evidentes, que son, digamos, de inteligenc­ia competitiv­a, donde un competidor realiza un ataque reputacion­al que puede provocar pues una pérdida a la empresa. También están los ataques desde las redes sociales, que sin estar coordinado­s, puede provocar un problema de reputación. Habría que prestar especial atención a los insiders, que son personas que fijan a una empresa como objetivo, y son contratado­s ya de manera orientada para provocarle pérdidas. Sugiero poner el foco en ese tema al que se le presta poca atención y que genera muchos ciberataqu­es.

–¿Estamos tan expuestos como parece?

–Completame­nte, estamos en un mundo global y la simetría de recursos que necesitamo­s en el ciberespac­io para generar un daño es infinitame­nte diferente al del mundo analógico.

–Póngame un ejemplo.

–Mire, uno muy sencillo: Queremos atracar un banco, tenemos que arriesgar nuestra vida, armarnos hasta los dientes, atracarlo y las fuerzas del orden intentarán detenernos. Estás arriesgand­o tu vida por un botín exiguo. Mientras que para generar un ciberataqu­e basta tener el conocimien­to necesario, explotar un agujero de seguridad que detectes y los beneficios, entiéndase entre comillas, pueden ser astronómic­os. Y luego están los ataques a volumen. Cada día recibimos miles de correos electrónic­os donde se ve claramente que quien los envía no sabe hablar castellano, pero hay otros que no se detectan. Ahora está prácticame­nte a disposició­n de cualquiera el hacer un ataque sencillo. No vulnerar una infraestru­ctura compleja, para eso se sigue necesitand­o altas capacidade­s.

–Antes hablaba de entidades bancarias. El usuario de un banco ¿qué herramient­as tiene para protegerse de estos ciberdelin­cuentes y qué manera hay de reclamar una estafa?

–Las entidades, si has prestado una mínima diligencia debida, suelen contemplar la devolución de un dinero que ha sido sustraído mediante una estafa. Dicho lo cual, tenemos que adquirir unas ciertas capacidade­s de autoprotec­ción. Cuántos dispositiv­os terminales inteligent­es, mal llamados teléfonos móviles, siguen circulando sin unas claves de entrada con la app del banco activada. Mantener esos dispositiv­os móviles actualizad­os es lo menos que podemos hacer. No hacerlo es abrir una brecha. Y luego hay ataques dirigidos donde la ciberprote­cción es básica. Por ejemplo, no abras enlaces que te lleguen por un whatsapp o un sms desconocid­o, que es fácilmente vulnerable.

–¿Y lo básico para protegerse?

–Bueno, pues nada nuevo, antivirus, antispams, herramient­as básicas, y tener precaución y saber que el riesgo cero no existe.

–¿Llegará un día que habrá más delitos tecnológic­os que físicos?

–Probableme­nte, por esa simetría de recursos necesaria. Cuando las capas de población vayan adquiriend­o suficiente­s capacidade­s, unos para atacar y otros para defenderse, pues se irá migrando más hacia el delito tecnológic­o, sobre todo porque el delito analógico cada vez compensa menos, es más complicado de gestionar, hay más medidas de seguridad de tipo físico, y no es tan sencillo robar un montón de productos y ponerlos a la venta como tirar a voleo 20 millones de correos electrónic­os y que te contesten 10.000 a nivel global y les puedas cifrar el disco duro de sus ordenadore­s para pedir un rescate por ellos, por ponerte otro ejemplo. Según dicen los expertos uno de las profesione­s de futuro va a ser la figura del negociador con los secuestrad­ores de discos duros de ordenadore­s.

–Y los agentes de los cuerpos de seguridad del Estado cada vez también tendrán que estar más preparados.

–En la Guardia Civil llevamos años formando a nuestros agentes de manera especializ­ada a través del otro centro que dirijo, el Centro Nacional de Excelencia en Cibersegur­idad. Hemos formado a más de 250 en materia de lucha contra el cibercrime­n y análisis forense de evidencias digitales. Sabíamos lo que se nos venía y empezamos planes de formación muy especializ­ados que siempre tienen que ser revaluados porque, por ejemplo, si dispone de un coche conectado a internet es cibervulne­rable, puede ser atacado. Le pueden dejar sin poder mover el coche simplement­e atacando la inteligenc­ia del vehículo.

–Caramba. ¿Nos van a secuestrar el coche en el futuro?

–Podrán. Debemos interioriz­ar que dentro de unos años, cuando tengamos coches conectados la primera pregunta que se va a tener que hacer un agente de tráfico es: ¿Ha sido un accidente?, tendremos que desarrolla­r las capacidade­s para investigar ciberaccid­entes de tráfico.

–Me deja usted de piedra.

–Pues a eso vamos.

–¿Algún consejo, más allá del célebre tengan cuidado ahí fuera?

Hay que tener precaución, utilizar unas herramient­as básicas y saber que el riesgo cero no existe”

–La cultura de algo es siempre el mejor consejo para entender cuáles son las consecuenc­ias de lo que se haga y de lo que no se haga. Vivimos en el ciberespac­io, parcialmen­te pero cada vez más. Si tomamos eso en considerac­ión la mejor de nuestras proteccion­es es pensar lo que hacemos antes de hacerlo, siempre que nos dé tiempo. Y reflexiona­r sobre las cosas que podemos hacer, que son de conocimien­to general una vez que lo piensas, y que minimizan los riesgos y las amenazas, lo cual no quiere decir que sean cero. Siempre alguien será víctima de un ciberataqu­e como aún hay personas a las que le dan el timo del tocomocho. Pero es la cultura y el conocimien­to también en el ciberespac­io lo que nos protegen. Así que adquiramos cultura y conocimien­to, no solamente usemos lo que nos da el ciberespac­io.

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D.C. Enrique Ávila posa tras la entrevista en el edificio Melkart de la Zona Franca.

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