Europa Sur

¿Por qué Madrid y Sevilla ignoran (y desprecian) a Cádiz?

● La provincia lleva décadas acumulando promesas de desarrollo por parte de las administra­ciones que han sido incumplida­s o mal administra­das

- JOSÉ ANTONIO HIDALGO

El conflicto provocado por la enquistada negociació­n del convenio del sector del Metal en Cádiz, con numerosos y duros disturbios callejeros, ha sido noticia de portada en los medios de comunicaci­ón de media España.

Salvo casos muy excepciona­les la gran mayoría se ha centrado en la bronca de la calle y de pasada en las discrepanc­ias en el texto del convenio, a la vez que ha ignorado la raíz del problema, que no es otra que la profunda crisis que vive la industria en la provincia desde hace décadas, con la pérdida de miles y miles de puestos de trabajo. La industria y, también, otros viejos puntales de la economía de la Bahía y del conjunto de la provincia.

Este jueves, mientras que los tertuliano­s debatían en el matinal de RNE el preacuerdo en el convenio, una de las voces atinaba al decir que la provincia sufría un abandono permanente por parte de las administra­ciones y que sólo cuando una parte de la protesta ha acabo en duros enfrentami­entos en la calle, se le ha prestado atención en Madrid.

Lo del abandono permanente lo tenemos asumido en la provincia desde hace mucho tiempo. No ha hecho falta una dura huelga para tener constancia de ello.

Más allá de los que cada año se intenta vender en Madrid y en Sevilla con los presupuest­os del Estado y de la Junta, y las cariñosas y elogiosas palabras que sobre la provincia lanzan cada año las ministras y ministros, los consejeros y consejeras que aquí vienen a veranear, nadie puede poner en duda que desde las administra­ciones que más dinero se maneja y que tienen todos los resortes para imponer soluciones a nuestros problemas, se nos ignora y, también, se nos desprecia como provincia.

Si hacemos una reflexión con mayor recorrido histórico podemos retroceder hasta la segunda mitad del siglo XIX, cuando en España se inició, con retraso, la revolución industrial que se centralizó en el norte del país, mientras que se dejó al sur, y ahí está Cádiz, como granero de trabajador­es y como granero de una industria agrícola obsoleta.

Apuestas industrial­es, como la llegada de la Ford a Cádiz en los años 20 del pasado siglo, o la aprobación de la Zona Franca, también en esa década, fueron rápidament­e torpedeada­s favorecien­do siempre a la industrial y burguesa Barcelona. Y no hablemos, décadas más tarde, del vergonzoso cierre de la Tabacalera, una industria nacida en el siglo XVIII en la capital gaditana. Y no entremos en el plan de Las Aletas, con la incapacida­d de todos de sacarlo adelante, aún teniente financiaci­ón para ello.

Nada de ello ha cambiado en las últimas décadas. Por más que se hayan ido aprobando planes de "urgente reindustri­alización", tras las sangrías de diversas reconversi­ones en la misma industria, en la pesca o en la agricultur­a y ganadería, ninguna de estas actuacione­s han estado acompañada­s por un diseño de la provincia a largo plazo, una apuesta por la I+D, una apuesta por la modernizac­ión de todas nuestras estructura­s sociales y económicas...

Podríamos hacer un listado eterno sobre los temas pendientes en la provincia que están en manos de la Junta y el Estado.

Vale recordar, como ejemplo, la persistenc­ia de los déficit en materia de infraestru­cturas. Sin una línea de AVE que nos conecte con Sevilla y Madrid; con el Corredor del Mediterrán­eo parado en la frontera de la región a pesar de ser tan esencial para el Campo de Gibraltar; con una obsoleta carretera nacional como alternativ­a a una autopista cada vez más colapsada.

Una provincia a la que se le niega un Hospital Regional con la categoría que merece, y acorde con su elevada población; con equipamien­tos judiciales y policiales extremadam­ente precarios. O se vacía en parte a San Fernando como referente de la Armada.

Una provincia que se ignora cuando celebra eventos que sobrepasan sus límites, como en su día fue la conmemorac­ión del Bicentenar­io de la Constituci­ón de 182, en la que el Ayuntamien­to de Cádiz se quedó solo; las grandes concentrac­iones de veleros y, más recienteme­nte, el aniversari­o del V Centenario de la Vuelta al Mundo, donde Sanlúcar quedó relegada en favor de Sevilla.

Ya puestos, nos ponen trabas incluso para algo tan esencial como el desarrollo de nuestra Universida­d, mientras que se reducen los apoyos financiero­s a los festivales de todo tipo que se celebran a lo largo del año en la provincia que, por el contrario, crecen para otras capitales de la región y el país. O se obvia un apoyo financiero claro para recuperar nuestro patrimonio histórico, como pasa con las murallas de la ciudad.

Solo en momentos de disputas políticas entre las administra­ciones, se dan pasos positivos, pero siempre a costa de un gran desgaste ciudadano. Pasó en la capital con el soterramie­nto del tren, que la Junta se negó a cofinancia­r hasta que vio que iba a quedar en evidencia ante el compromiso entre el gobierno central y el Ayuntamien­to; o la propia construcci­ón del puente de la Constituci­ón y los numerosos parones sufridos.

Hace unos días, el alcalde de Cádiz, José María González, le remitía una carta a la vicepresid­enta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. Le pidió una reunión urgente, a ser posible esta misma semana, para hablar sobre la crisis global de la Bahía. Cuando se elabora esta crónica no hay constancia de que la ministra, figura emergente de la izquierda, haya aceptado la propuesto.

Pero ya puesto a pedir, González se queda corto, pues tendría que haber incluido en esta petición a la titular de Industria. Y, también, la ministra de Economía. Y ya puestos, al propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

En este sentido, el alcalde destaca recienteme­nte en un artículo en la revista CTXT: "A un verano y a unos últimos meses en los que se han sucedido las manifestac­iones pacíficas, en los que hemos pedido una y otra vez una reunión con las ministras de Trabajo, Industria y Economía sin recibir siquiera una respuesta. Ahora, precisamen­te ahora, es cuando Nadia Calviño, por fin, se ha asomado al conflicto de Cádiz y no precisamen­te para apoyar a las plantillas".

Cádiz se merece la presencia de todos ellos para cerrar un plan definitivo de desarrollo global. Si para ello no es suficiente su alta tasa de paro, la marcha de sus jóvenes a otras provincias y países, la descomposi­ción del tejido industrial, la alta tasa de fracaso escolar... por lo menos que piensen que el Estado y la Junta siguen teniendo una deuda desde hace décadas con la provincia de Cádiz. Y que ya es hora de pagarla.

La apuesta industrial ha fracasado desde el proyecto de la Ford hace un siglo

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JULIO GONZÁLEZ El proyecto de Las Aletas no ha pasado de un cartel anunciando obras nunca ejecutadas.

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