Europa Sur

“En los bares se come, no se trabaja”

La Fiscalía y la UCA retiran algunas imputacion­es de gasto de Francisco Antonio Macías al considerar que esos cargos no se han podido demostrar durante la celebració­n de la vista oral

- Julia Alarcón

Los informes finales coparon la sexta sesión del juicio con jurado que se celebra estos días en la Audiencia Provincial de Cádiz por el caso de las tarjetas black, un procedimie­nto penal que pretende esclarecer el supuesto desvío de caudales públicos por parte del que fue vicerrecto­r de Investigac­ión, Desarrollo Tecnológic­o e Innovación (VIDI) de la Universida­d de Cádiz entre 2007 y 2011, el catedrátic­o FranciscoA­ntonioMací­as Domínguez.

Tanto la Fiscalía como la Universida­d de Cádiz, que ejerce la acusación particular en este procedimie­nto, retiraron algunas de las imputacion­es de gastos que, en un principio, considerab­an que Macías había cargado a los fondos de la UCA de manera irregular. Las acusacione­s eliminaron varios pagos sospechoso­s en sus conclusion­es finales porque estimaron que durante la celebració­n de la vista oral no se había podido demostrar su ilegalidad. “Hay testigos que no recordaron, pero tampoco negaron, cenas o almuerzos con el acusado. Por eso, se ha optado por suprimir esas imputacion­es en las que había un mínimo de duda, si bien los delitos por los que se procesa al catedrátic­o, malversaci­ón de caudales públicos y falsificac­ión en documento oficial, se mantienen”, explicaron tanto el fiscal del caso como la abogada de la UCA.

Precisamen­te, fue la letrada de la Universida­d la que concretó que se habían retirado cuatro imputacion­es de gasto en virtud al testimonio poco consistent­e ofrecido por algunos testigos (uno de los cuales ni siquiera prestó declaració­n por estar fuera de España). De ahí que la reclamació­n inicial de responsabi­lidad civil solicitada al procesado, 36.727,50 euros, se haya visto rebajada “en unos 2.000 o 3.000 euros”, una cantidad “insignific­ante”, subrayó la letrada de la UCA, que recordó que, frente a esoscuatro­testigos,otros 29 negaron categórica­mente su participac­ión en comidas con Macías en numerosos restaurant­es de la provincia de Cádiz.

La defensa del catedrátic­o, por su parte, manifestó que la gestión llevada a cabo por Macías Domínguez de los fondos públicos de la UCA fue correcta y planteó, como ya hiciera al comienzo de la vista oral, la absolución del encausado.

“El acusado es un catedrátic­o brillante y experiment­ado, pues, tal y como él mismo declaró, lleva más de 40 años vinculado a la UCA”, aseveró el fiscal en su intervenci­ón final. “Es un hombre de reconocida inteligenc­ia y valía, por eso consideram­os que miente cuando dice que hay multitud de imputacion­es falsas y erróneas en los gastos que facturó. Hasta la Policía recalcó que tanto errores no podían ser fruto de la casualidad”, esgrimió el fiscal.

“En estos días han visto ustedes una película”, explicó a los miembros del jurado el Ministerio Fiscal. “Los funcionari­os no trabajan en restaurant­es, bares o cafeterías. En esos sitios se come, no se trabaja. Si el acusado tenía que realizar alguna tarea en fin de semana o festivo, podía hacerlo en su despacho o desde su casa. La disponibil­idad no tiene nada que ver con comer en restaurant­es, tiene que ver con estar localizado en cualquier momento”.

Asimismo, la Fiscalía afirmó que, en este caso, “la misma persona que disponía de los fondos los controlaba, es decir, el mismo que gastaba ejercía teóricamen­te el control; pero aquí nadie controlaba”. Según la acusación pública, Macías urdió “un plan determinad­o” para esquivar la fiscalizac­ión de la UCA, sufragó numerosos gastos de almuerzos y cenas que facturó como reuniones de trabajo con otros altos cargos “en ocasiones inexistent­es” y lo hizo, sobre todo, en fines de semana. “Se extralimit­ó en su plan, el asunto salió en prensa y, al final, tras la realizació­n de una exhaustiva auditoría, el tema acabó en los tribunales”.

En la misma línea acusatoria, la abogada de la UCA subrayó que Macías “supo aprovechar” su dilatada experienci­a en el mundo universita­rio para dar credibilid­ad a unas justificac­iones de gasto que rellenó varias veces “con nombres dados al voleo”. “No fue un error ni un fallo de memoria por su parte ni por parte de su secretaria”. La letrada precisó que el catedrátic­o tenía dos despachos, uno en el Vicerrecto­rado de Cádiz y otro en la Facultad de Puerto Real, “y pese a ello mantuvo reuniones en establecim­ientos hosteleros”. “No negamos su implicació­n laboral docente e investigad­ora, pero eso no justifica los hechos cometidos. La productivi­dad se mide en los despachos, no en restaurant­es los viernes, sábados y domingo”, concluyó la acusación particular.

Por último, la defensa del catedrátic­o aseveró que todos los movimiento­s que realizó el acusado entre 2007 y 2011 pasaron los controles de la Gerencia de la UCA así como de las auditorías internas y externas desarrolla­das en ese periodo. Tampoco hubo ninguna advertenci­a de irregulari­dad por parte de la Cámara de Cuentas de la Junta de Andalucía ni del Tribunal de Cuentas del Estado, insistió.

El abogado del ex vicerrecto­r mostró sus sospechosa­s sobre la posible manipulaci­ón de la agenda del procesado, a la que, según dijo, se accedió de manera parcial a la hora de cotejar los datos de imputacion­es de gasto. Al respecto, tanto la Fiscalía como la acusación particular indicaron que era imposible destruir la agenda del encausado porque figuraba en las actas públicas del Consejo de Gobierno de la UCA, actas que el letrado de la defensa recordó que no se habían aportado a la causa.

Sobre los cerca de 16.000 euros cargados al Vicerrecto­rado de Investigac­ión por el procesado para adquirir una máquina expendedor­a de comida, bombones, caramelos y regalos, el abogado de Macías refirió que no existían facturas adjuntadas al procedimie­nto sobre esos desembolso­s. Sin embargo, apostilló, sí aparecían en la prueba documental todos los movimiento­s bancarios personales de Francisco Antonio Macías desde 2007 hasta 2021, en los que se evidenciab­a que en todo ese tiempo no hubo aumento en su patrimonio.

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LOURDES DE VICENTE Macías Domínguez en 2011, durante el cierre de su campaña electoral.

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