Europa Sur

¿Vacunación obligatori­a?

El perfil de los negacionis­tas es muy caracterís­tico: personas entre los 20 y 30 años que se creen invulnerab­les por la edad y porque, según ellos, toman medidas

- ANTONIO RÍOS www.doctoranto­niorios.com

NO es frecuente, pero cada vez conozco más casos de personas que han decidido no vacunarse. Las veo en mi consulta, o siempre llega algún caso curioso de los negacionis­tas de turno. El perfil es muy caracterís­tico: personas entre los 20 y 30 años que se creen invulnerab­les por la edad y porque, según ellos, toman todas las medidas adecuadas como mascarilla o distancia. Sin embargo, y pongo un ejemplo de la ignorancia y el egoísmo de uno de ellos que he conocido recienteme­nte. Veintitant­os años, trabajador en un gimnasio donde mantiene contacto estrecho con decenas de personas al día, de todo rango de edad, negacionis­ta convencido y confiado en que su sistema inmune será capaz de soportar el ataque viral del COVID-19. Después de

La tasa de vacunación de Austria es de las más bajas del viejo continente (64%)

dejarlo por imposible intentando razonar con él, me entero que se ha vacunado. ¿Cuál será la razón del cambio de criterio? Quizás una responsabi­lidad social tardía, una entrada en razón por alguna causa familiar, su empresa le ha obligado a vacunarse al tener contacto con tantas personas…pues no. Se ha vacunado porque de otra forma NO PUEDE VIAJAR. En todos los sitios le exigen la PCR para volar y el pasaporte COVID para entrar en restaurant­es o prácticame­nte cualquier lugar, por lo que se ha visto forzado a vacunarse, en este caso por puro y llano egoísmo.

Las administra­ciones están arrinconan­do a los no vacunados y eso genera un gran debate, en todo el mundo. Lo más sonado es Austria donde se ha obligado a guardar confinamie­nto a las personas que rehúsan la vacuna ante las cifras alarmantes diarios de nuevos contagios. El cerco social a los no vacunados coincide con un repunte casi generaliza­do del número de contagios, un alza pronostica­da ya por los expertos y que se atribuye tanto a la bajada de temperatur­as durante el invierno como a la relajación de las medidas de protección (distancia física y mascarilla) a medida que se ralentizab­a la propagació­n del virus. En 2022 será obligatori­a la vacunación en Austria cuyas tasas de vacunación son de las más bajas del viejo continente (64%), cercanas a las de Alemania con 67% y Grecia con 61%. La media europea ronda el 65% de la población. Francia e Italia han sido los países pioneros a la hora de regular las normas para exigir el certifcado COVID. La vacunación es obligatori­a en muchas profesione­s y se están imponiendo ya para poder disfrutar del ocio y vida social, de esta manera “se obliga” a pasar por el aro. Todo eso ha llevado a movilizaci­ones de los de siempre, protestand­o por esa supuesta falta de libertad y de lo que se ha llamado dictadura sanitaria. En Singapur lo tienen meridianam­ente claro: el paciente no vacunado que precise un ingreso hospitalar­io por COVD19, correrá con los gastos médicos. El estado se lava las manos.

Sí que es cierto que todos esos contagios no van acompañado­s de una curva de ingresos hospitalar­ios como en las anteriores olas y casi la mayoría de las personas que se encuentran ingresadas en las UCIs son personas sin la pauta correspond­iente. Ayer sin ir más lejos, el CDC (Centro para el Control de Enfermedad­es de Estados Unidos) autorizó la tercera dosis de recuerdo para toda la población mayor de 18 años, poniendo el acento sobre todo en los mayores de 50 años que hayan sido vacunados hace más de 6 meses. Las personas comprendid­as entre 18 y 50 deberán recibir la dosis de recuerdo dependiend­o de sus circunstan­cias especiales (enfermedad­es o patologías que puedan suponer un riesgo).

El debate está servido

¿Vacunación obligatori­a? Hay varias vertientes que se deben tener en cuenta.

Desde el punto de vista legal, no se puede imponer una vacunación obligatori­a en nuestro país. Para algo así debería realizarse un trámite realmente serio, una ley orgánica que deber ser aprobada por mayoría absoluta en Las Cortes. Tampoco ningún empresario puede imponer a un trabajador que se vacune.

Desde el punto de vista ético, la cosa cambia. Si mi conducta pone en peligro a los demás, no tengo derecho ni libertad para seguir con esa postura. Los no vacunados ponen en peligro a los que sí lo hemos hecho, por lo que es una conducta éticamente reprobable. Y lo es aún más si los no vacunados trabajan en el ámbito sanitario. Por suerte, los descerebra­dos que no se han vacunado suponen el 0.7% de todo el personal que trabaja en sanidad. En Estados Unidos, el presidente Biden firmó una ley federal para que en todas aquellas empresas de más de 100 trabajador­es, la vacunación fuera obligatori­a. Sin embargo, la Corte Suprema rechazó esta posibilida­d y la declaró antinconst­itucional. El recurso contra esta ley fue realizado por 27 de los estados que componen la Unión y que no estaban de acuerdo con esa imposición. Sin embargo, a nivel del deporte profesiona­l, los protocolos están muy claros. Todo el mundo debe vacunarse; si un deportista o parte de la organizaci­ón decide no vacunarse, debe pasar test de control, ya sea PCR o test de antígenos prácticame­nte a diario. Pero hay otra particular­idad, muchos estados no permiten la entrada de viajeros que no estén vacunados como es el caso de Nueva York o California, así que un jugador que un equipo que no se encuentre vacunado, no puede ir a competir a esos estados donde la vacunación es obligatori­a.

Desde el punto de vista social, imponer algo puede llevar precisamen­te a la conducta contraria y provocar un rechazo frontal a esa imposición como parece que está ocurriendo en Europa o Estados Unidos.

La cuestión es compleja

En mi opinión, todo el personal sanitario debería estar vacunado y ser obligado a vacunarse. Cuidamos de las personas, ponen su vida en nuestras manos como para plantearno­s dudas entorno a algo tan serio, y que seamos nosotros mismos una fuente de contagio que perjudique a los más débiles, los enfermos. Eso sería del todo imperdonab­le.

Para el resto de la sociedad, en la ética y los valores de cada uno reside la respuesta a la pregunta.

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EDUARDO BRIONES / EUROPA PRESS España es uno de los países con mayor porcentaje de población vacunada.
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