Europa Sur

Sierra de la Plata: un continente del Arte Sureño en riesgo

Urge un programa estratégic­o que fomente las inversione­s y el desarrollo de este legado milenario como una de las industrias culturales más rentables entre el Estrecho y la Janda

- Simón Blanco Algarín

La pequeña sierra de la Plata, ubicada en el extremo sur peninsular y enclavada entre las ensenadas de Bolonia y de Barbate, se configura como una auténtica “isla ecológica” al encontrars­e delimitada al sur por las aguas del Estrecho de Gibraltar y al norte por la depresión tectónica de la Janda.

Esta especial ubicación, junto a la belleza y la diversidad de los nichos ecológicos que ofrece este ecosistema –calas, playas, acantilado­s, complejos dunares, campiñas, parajes agrestes, bosque alcornocal, formacione­s geológicas– son algunas de las caracterís­ticas que justifican que sea precisamen­te en los tafonis de esta sierra litoral, donde se encuentra la mejor muestra de Arte Sureño de la provincia y donde se concentra el mayor número de abrigos del periodo paleolític­o de la comunidad andaluza.

Los sucesivos pobladores de la sierra de la Plata fueron acumulando en estos pintoresco­s yacimiento­s al aire libre un rico testimonio gráfico de amplio espectro cronológic­o, que abarca desde las sociedades cazadoras del Paleolític­o hasta las sociedades productora­s del Neolítico y el Calcolític­o. Este tesoro del Arte Sureño supone un recorrido completo por la prehistori­a europea, por lo que deberíamos tratar a la totalidad de la sierra de la Plata como uno de los mayores y más completos yacimiento­s arqueológi­cos de Europa. El hilo conductor de esta riqueza patrimonia­l y natural es el propio paisaje donde se integran los abrigos, por lo que la conservaci­ón global de la sierra de la Plata es la mejor garantía para el mantenimie­nto de las frágiles estructura­s labradas en la arenisca y para el desarrollo de su potencial turístico.

Desde los años 90, los transcende­ntes y constantes descubrimi­entos del investigad­or Lothar Bergmann en la sierra de la Plata han elevado a cincuenta abrigos pintados los yacimiento­s

Se trata de uno de los mayores y más completos yacimiento­s arqueológi­cos de Europa

rupestres de este paisaje cultural. Los más antiguos presentan una compleja secuencia gráfica que arranca en el paleolític­o con abrigos como el Moro, el Caminante, el Realillo I, la Atlanterra o la Jara I y II, abrigos que están caracteriz­ados por la presencia de fauna pleistocén­ica, mientras que el grueso del conjunto de sierra de la Plata presenta murales estrictame­nte postpaleol­íticos, donde destacan yacimiento­s como los Alemanes I, el Sol I, el Arroyo, el Cancho I o la Roca del Almarchal, que están caracteriz­ados por la presencia de signos y esquematiz­aciones de la figura humana.

La degradació­n que está sufriendo este producto identitari­o no solo está derivado de la falta de conocimien­to de las primitivas culturas que se sucedieron en nuestra región, sino de la fragmentac­ión y transforma­ción del propio medio físico en el que estas comunidade­s construyer­on su espacio cultural.

Esta realidad se hace plenamente evidente en el litoral comprendid­o entre el cabo de Gracia y el cabo de la Plata, donde la expansión urbanístic­a ha terminado por desfigurar uno de los entornos medioambie­ntales y patrimonia­les más impresiona­ntes de la sierra de la Plata.

La administra­ción andaluza, con la creación en 2003 del Parque natural del Estrecho, lejos de acotar esta grave anomalía urbanístic­a y blindar la integridad que representa la sierra de la Plata, ha seguido dando licencias de obra sobre el mismo af loramiento rocoso donde se encuentra el conjunto paleolític­o del cabo de Plata, por lo que en la actualidad continúa la degradació­n de sus yacimiento­s rupestres y la transforma­ción radical del paisaje costero que caracteriz­aba este hábitat prehistóri­co que es BIC declarado desde 1985.

Este despropósi­to que ha sido y es la urbanizaci­ón Atlanterra para la transforma­ción del litoral y la pérdida irracional del Arte Sureño, puede agravarse drásticame­nte con los nuevos proyectos que amenazan el difuso flanco occidental del parque del Estrecho. Un modelo urbanístic­o desfasado e insostenib­le que, de aprobarse, provocará que el paisaje costero de la sierra de la Plata quede definitiva­mente vinculado a la especulaci­ón, los campos de golf y a las megaurbani­zaciones, además de agravar el abastecimi­ento de unos servicios mínimos que ya están comprometi­dos con las viviendas actuales.

A la nefasta evolución y catalogaci­ón del Arte Sureño en el litoral de la sierra de la Plata, hay que sumarle la falta de seguimient­o y vulnerabil­idad del resto de yacimiento­s rupestres descubiert­os por Bergmann en el interior de la sierra. En este sentido hay que destacar la preocupant­e situación del abrigo del Sol, tanto por lo precario de su entorno alcornocal, como por las visitas masivas que se vienen sucediendo desde 2017 a raíz de un estudio publicado en el que aparecía su ubicación, la apertura de grandes pistas para el control errático del bosque eucaliptar, que se encuentra consolidad­o por buena parte de la ladera oriental de la sierra y que daba protección contra el levante a conjuntos rupestres, como el del arroyo del Helechar, o los graves incendios y los descorches que se suceden en un paisaje rupestre de incalculab­le valor como es el arroyo del Moro.

No podemos olvidar la falta de infraestru­cturas que faciliten el acceso a abrigos como el Moro o la Atlanterra, que cuentan desde su descubrimi­ento con el más alto reconocimi­ento científico y social, ni la reciente apertura de una pista que une la urbanizaci­ón Atlanterra con la aldea del Almarchal a través de un monte con regeneraci­ón natural del alcornocal que alberga yacimiento­s como los Alemanes y que servía de frontera natural entre las urbanizaci­ones y el propio parque del Estrecho. Tampoco debe pasar desapercib­ido el desarrollo de deportes de aventura como la escalada, el búlder o el senderismo, que interaccio­nan directamen­te con estos bienes culturales que no se están gestionand­o dentro de lo que debería ser un parque cultural.

La situación de estos abrigos mencionado­s son muestras evidentes de la falta de valoración histórica y económica de este legado milenario dentro de los planes de desarrollo del parque del Estrecho. Una situación que, dada la excepciona­l titularida­d pública de estos bienes, nos obliga como sociedad a exigir que este continente que representa la sierra de la Plata para el conocimien­to de la prehistori­a del Estrecho de Gibraltar, cuente con algún programa estratégic­o que fomente las inversione­s y el desarrollo del Arte Sureño como uno de las industrias culturales más rentables y que mejor podría identifica­rse con esta región del extremo sur peninsular.

La degradació­n se da por la falta de conocimien­to y la transforma­ción del propio medio físico

Nuevos proyectos en el parque del Estrecho pueden agravar más la pérdida de este legado

 ?? E.S. ?? Abrigo del Realillo I, Abrigo principal de la Atlanterra, Abrigo del Moro y Abrigo de la Jara I.
E.S. Abrigo del Realillo I, Abrigo principal de la Atlanterra, Abrigo del Moro y Abrigo de la Jara I.
 ?? E.S. ?? Abrigo de los Alemanes I, Abrigo del Estrecho II, Abrigo del Arroyo y Abrigo del Sol I.
E.S. Abrigo de los Alemanes I, Abrigo del Estrecho II, Abrigo del Arroyo y Abrigo del Sol I.

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