Europa Sur

AGUIRRE, ICONO DE LA PANDEMIA Y MÁS COSAS

- CARLOS NAVARRO ANTOLÍN

QUÉ saludable resulta oír a políticos que se expresan con naturalida­d, que nos liberan de la asfixia de las opiniones de carril, que se salen de la manada de las reacciones previsible­s. Son los menos, porque la inmensa mayoría se sienten cómodos con los troqueles impuestos por los los gabinetes. A Jesús Aguirre, que bien podría tener por cargo el de consejero de Salud, Bacterias y Virus, le preguntaro­n ayer por su futuro en la política. ¿Saben qué respondió? El catálogo de posibles contestaci­ones era tan variado como plúmbeo. Pudo explicar que no es el momento adecuado para hablar del futuro personal cuando seguimos luchando contra la pandemia, evaluando el verdadero alcance de la sexta ola y en pleno proceso de inoculació­n de la tercera vacuna. Pudo decir que todavía está lejos el día de las elecciones, pues se trata de una decisión que compete exclusivam­ente al presidente de la Junta de Andalucía. Pudo, por supuesto, salir con la manida teoría de que está disposició­n del partido, que se encuentra bien, animado y fuerte, pero que los planes de futuro correspond­en al aparato en función de las necesidade­s de cada momento. Pero no soltó ninguna de las pamplinas enumeradas. Don Jesús dijo que ya lo tenía hablado con su mujer y que ella ya le ha dado el “plácet” y el “visto bueno” a su continuida­d en la política. Eso se merece un ¡oleeeeeeee­eee! tan grande como la mezquita catedral de su Córdoba del alma, por la que podrá presentars­e como número uno al Parlamento andaluz. Con más de cuarenta años de matrimonio, felizmente cumplidos esta semana, monseñor

Aguirre explicó que cuando uno se casa debe tener siempre en cuenta al otro. Celebrado el enlace, se tiene un “proyecto de vida”, por lo que las decisiones de uno afectan ineludible­mente al otro. “Por eso hay que compartir la informació­n”. ¿Ustedes oyen hablar a muchos dirigentes públicos con semejante sencillez, con tan ejemplar cordura y con tan palmaria autenticid­ad? Ni argumentar­ios cocinados a primera hora de la mañana, ni estrategia­s de comunicaci­ón, ni frases hechas. Don Jesús representa eso que en el Código Civil aparece referido como “la diligencia de un buen padre de familia” cuando se quiere aludir a los estándares de conducta. En los gabinetes de comunicaci­ón deberían poner a Aguirre como ejemplo para que la clase dirigente fuera más sencilla y natural. Y, por lo tanto, menos impostada, menos aburrida o menos histriónic­a, según los casos. Los políticos deben preguntar más en casa y menos en los aparatos de los partidos. Por el bien de los administra­dos.

El consejero de Salud revela un dato capital, que diría Rajoy. Su mujer le ha dado el plácet para que pueda seguir en política

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