Los periodistas Ressa y Muratov homenajean la libertad de expresión al recibir el Nobel de la Paz
Los comunicadores alertan de los retos que plantean las grandes corporaciones y los gobiernos autoritarios
La filipina Maria Ressa y el ruso Dmitri Muratov hicieron ayer un alegato en defensa de la libertad de expresión y avisaron de las amenazas que afronta, al recibir el Nobel de la Paz en Oslo.
Los periodistas, a los que el Comité Nobel noruego premió “por sus esfuerzos para defender la libertad de expresión, condición previa para la democracia y la paz duradera”, hablaron del reto que plantean las nuevas tecnologías, el poder de las grandes corporaciones y los gobiernos autoritarios.
“Necesitamos ecosistemas de información que vivan y mueran con hechos. Lo haremos cambiando las prioridades sociales para reconstruir el periodismo del siglo XXI mientras regulamos y prohibimos el control económico que se beneficia del odio y las mentiras”, dijo Ressa en su discurso.
Ressa habló de la necesidad de “abrazar” las nuevas tecnologías, una idea compartida por Muratov.
“Somos periodistas, nuestra misión es clara: distinguir entre hechos y ficción. La nueva generación de profesionales sabe cómo trabajar con datos”, dijo el cofundador y director del periódico independiente Novaya Gazeta, quien puso como ejemplo su uso para revelar el transporte de refugiados de Oriente Próximo a Bielorrusia.
Ressa, que dirige el medio digital Rappler, apuntó al “juego moral de poder y dinero” impulsado por las redes sociales que controlan grandes corporaciones de EEUU con “consecuencias desastrosas” para muchos países y constituyen una “amenaza fundacional” contra, por ejemplo, las elecciones.
Así, denunció que Ferdinand Bongbong Marcos, hijo del fallecido dictador, lidera la carrera electoral en Filipinas gracias a una “extensa red de desinformación en redes sociales” expuesta por Rappler, al igual que la sangrienta guerra contra las drogas del presidente Rodrigo Duterte.