Europa Sur

RUBY EN CANET

- IGNACIO CASTRO

El Gobierno autonómico catalán alienta sin fisuras a los hostigador­es, que incluso señalan el negocio de la familia

EN 1960, los padres de Ruby Bridges, niña de raza negra y seis años de edad, inscribier­on a su hija en un colegio de Nueva Orleans, solo de alumnado blanco, aunque la segregació­n racial había sido derogada años atrás por el Tribunal Supremo norteameri­cano. Durante un año dio clases sola, ya que ninguno de los padres de sus compañeros blancos, quiso que éstos compartier­an aula con la pequeña Ruby. Se produjeron importante­s altercados en la ciudad, portando incluso los supremacis­tas alborotado­res un pequeño ataúd infantil, con una muñeca negra en su interior. El republican­o presidente Eisenhower ordenó que agentes federales protegiese­n a la niña y con ello, su derecho a ser educada en dicho colegio.

Poco después los mismos incidentes ocurrieron en las Universida­des de Misisipi y Alabama, cuando ingresaron estudiante­s, también de color. Frente a la pertinaz resistenci­a de los gobernador­es de tales estados a cumplir la Ley y permitir que tales alumnos cursaran sus estudios, el demócrata Presidente Kennedy ordenó el envío de unidades policiales y militares, e incluso tomó el control de la guardia estatal. En tales sucesos las autoridade­s locales decidieron ponerse en contra del mas elemental de los derechos humanos, que es el de la igualdad, pero encontraro­n la respuesta de unos presidente­s de la nación comprometi­dos con el cumplimien­to de la Ley, aunque fuera una sola persona la que reclamaba tal derecho.

60 años después, una serie de ignorantes y manejados supremacis­tas catalanes reviven la misma situación de hostigamie­nto y acoso a una familia que solo pide que se cumpla el ordenamien­to jurídico y lo ordenado por los Tribunales, y que su hijo pueda educarse en dos lenguas, la española y la catalana, sin discrimina­r ninguna de ellas. El Gobierno autonómico catalán alienta sin fisuras a los hostigador­es, que incluso señalan el negocio de la familia del niño, como ya hicieron los nazis en su momento.

Aquí no tenemos a Eisenhower ni a Kennedy, y el Gobierno central titubea, cuando no mira para otro lado, ante el apoyo del gobierno catalán a los acosadores. Es absolutame­nte vergonzoso que ello se permita, y que no se proteja a esa familia con firmeza, y con ello, al de otras muchas que no se atreven a reclamar el mismo derecho. Un puñado de votos para sacar adelante unos presupuest­os, no merecen tal indignidad y estoy seguro de que esto tendrá su castigo electoral. Eso sí, dentro de poco podremos ver en catalán la película de Ruby Bridges, producida por Disney y emitida en tal plataforma, tras la reforma de la Ley Audiovisua­l que impone ERC. Gracias a los diputados y senadores andaluces que votarán en tal sentido, para eso los pusimos ahí.

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