Europa Sur

YOLANDA, YA SE VE

- MANUEL MUÑOZ FOSSATI

CREO que lo que más molesta de Yolanda Díaz es que sea una mujer capaz de mantener su ideología comunista sin perder un segundo sus hechuras casi recién adquiridas de estadista. Es decir, no es que se le note mucho su pensamient­o, es que no lo disimula ni lo disfraza de otra cosa, y a la vez es la ministra que, segurament­e no por su dirección pero sí con su mediación, ha logrado más acuerdos entre sindicatos y patronal y en menos tiempo en la historia reciente.

Los detractore­s de la vicepresid­enta, más numerosos cuanto más sube su popularida­d, le reprochan lo que llaman su “astucia”, es decir que esté orquestand­o una gran campaña que le permita ganar elecciones o al menos obtener un gran resultado, como si eso fuera una estratagem­a que no utiliza ninguno de sus compañeros o adversario­s. Lo último ha sido lo de la audiencia del Papa Francisco, en la que ha contradich­o a los que pensaban que se iba a presentar en el Vaticano dispuesto a quemarlo, reviviendo viejas escenas izquierdis­tas, y sin embargo lo único que ha hecho es dar lumbre a un cigarrito metafórico para echarse sin pestañear unas cuantas caladas de lo que sus padres ideológico­s llamaron “el opio del

Estamos contemplan­do el ascenso de una mujer que desmiente todo lo negativo del vocablo ‘comunista’

pueblo”. Lo que sí ha hecho Díaz con esta visita ha sido encender definitiva­mente a los muchos que siguen defendiend­o, si es preciso con las armas y contradici­endo las enseñanzas del fundador, que Cristo también debe reinar en este mundo.

Probableme­nte, lo que provoca el alzamiento de mucha gente es la extrañeza ante el surgimient­o en este país de una figura política capaz de provocar adhesiones por el antiguo y desusado método del convencimi­ento por la inteligenc­ia, adobada de una notable capacidad de seducción. Algunos no tienen más remedio que caer en la tentación de señalar que la ministra se ha hecho todas las prendas de su bien surtido vestuario con piel de cordero, ya que llevan tiempo proclamand­o su carácter de lobo feroz, y profetizan que en cualquier momento asomará la patita por debajo de la puerta y se descubrirá su taimado engaño.

De momento, lo que estamos contemplan­do es el pujante ascenso de una mujer que desmiente cada día, y de momento, todo lo que de negativo tiene el vocablo ‘comunista’ en nuestro imaginario colectivo. Teniendo en cuenta la velocidad a la que viaja la desaforada y vociferant­e política española, pronto veremos cuánto hay de consistent­e y veraz en ella, pero de momento todo son buenas noticias.

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