Europa Sur

¿Alguna vez se rescató a Abengoa?

● Las cuentas de Luxemburgo muestran que las reestructu­raciones sólo beneficiar­on a ciertos acreedores

- Alberto Grimaldi

La Fiscalía ve indicios de administra­ción desleal, delito societario, contra el mercado y estafa

El 4 de marzo de 2021, el accionista mayoritari­o de Abengoa –que en realidad son 3.000 partícipes sindicados– denunció que la compañía había sufrido un “expolio” por los principale­s acreedores financiero­s de la cotizada sevillana fundada en 1941.

Cuatro días después, un extenso informe publicado en este diario desveló que sobre la estructura de sociedades luxemburgu­esas que fueron claves en la primera reestructu­ración de 2017 existió, en la cúspide de toda la arquitectu­ra financiera, una fundación holandesa opaca: Stichting Seville.

Desde el pasado sábado sabemos que la sindicatur­a que controla más del 21% del capital de la compañía se quedó corta. Con la ayuda de analistas financiero­s, la investigac­ión periodísti­ca que sobre el caso Abengoa se ha ido publicando en el último año en las nueve cabeceras del grupo de referencia de la prensa escrita andaluza ha desvelado nueve meses y una semana después de la denuncia de “expolio” de los accionista­s que los costes del primer rescate superaron los 400 millones de euros. Y que los intereses más comisiones estaban fijados en un 24,9% anuales (sólo las comisiones de apertura y cancelació­n anticipada rozaron el 11%).

No se trata de estimacion­es. No. Lo publicado el pasado sábado son exclusivam­ente datos: pura informació­n. Obtenida de fuentes documental­es oficiales: las cuentas auditadas de cinco sociedades en Luxemburgo y depositada­s en el Registro Mercantil de ese país. En concreto de las compañías ABG Orphan Holdco (la sociedad ajena a la propiedad del grupo que recibió los fondos del nuevo dinero de la reestructu­ración financiera, 1.169 millones, según lo anunciado ante la Comisión Nacional del Mercado de Valores, CNMV), ACIL Luxco 1 y 2 (el doble paraguas societario para albergar garantías sobre Atlantica Yield) y A3T Luxco 1 y 2 (el doble paraguas societario para albergar garantías sobre la planta de México A3T).

Esos datos permiten afirmar que sólo en comisiones se pagaron más de 208 millones de euros. Y que los intereses cobrados fueron también de al menos otros 200 millones más a tipos desorbitad­os.

La jurisprude­ncia del Tribunal Supremo, ratificada por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, señala que se considera usura cuando el interés aplicado sea manifiesta­mente superior al del mercado y desproporc­ionado para el caso concreto. El tipo de interés legal del dinero en los años 2017 y 2018 publicados por el Banco de España fue del 3%.

Y además, el grueso de esos 400 millones en comisiones e intereses se cobraron en un esquema STAK y de dobles Luxco: esto es, administra­ción desde una fundación holandesa de unas sociedades en Luxemburgo. Con ello, los acreedores se aseguraban que se aislaban los pagos de posibles insolvenci­as de la matriz o de cualquier decisión judicial de magistrado­s españoles en un contexto concursal.

El riesgo de impago era, por tanto, mínimo. Y no sólo por usar esa compleja estructura societaria y financiera, sino porque como ha desvelado la misma investigac­ión periodísti­ca, los acreedores propusiero­n a un administra­dor para que controlara todo en una triple posición: Christian Andres Digemose, que fue director de la Stichting Seville, director de ABG Orphan Holdco y administra­dor de sociedades del grupo Abengoa con derecho de veto en Reino Unido, en una primera fase en Abengoa Concession­s Invesments Limited (ACIL), y en Luxemburgo en ACIL Luxco 1 y A3T Luxco 1.

NI LIQUIDEZ NI ACTIVOS

Las cuentas del entramado luxemburgu­és (siguen sin conocerse las de la fundación holandesa) también permiten ver claramente que el primer rescate optó por vender rápidament­e Atlantica Yield, a un precio muy inferior a la capitaliza­ción que ha alcanzado, con fuertes beneficios no sólo para los acreedores con una comisión de casi 100 millones de euros, sino que también supuso un bonus cercano al millón de euros para el presidente ejecutivo de Abengoa en 2018, Gonzalo Urquijo.

Y que el nuevo dinero que un grupo de fondos de cobertura (hedges funds) y la banca acreedora inyectaron en el primer rescate se dedicó a financiar la terminació­n de un activo, el A3T, que apenas generó caja para Abengoa. La planta mexicana se puso en operación en 2019 (con importante incidencia para el Ebitda del grupo, según la propia Abengoa), pero en poco más de un año salió del balance porque, aplicando una cláusula de call option, el Banco de Santander se la adjudicó. A fecha de hoy no consta que la haya vendido y la planta sigue generando ingresos, que desde enero pasado ya no son para Abengoa.

Y no quedó apenas dinero para dar liquidez para ref lotar al grupo, que en un año se vio obligado a plantear un segundo rescate que debió ser innecesari­o de haberse cumplido el plan de refinancia­ción comunicado a la CNMV y elaborado por Álvarez & Marsal.

La conclusión es que la primera reestructu­ración financiera sólo rescató a determinad­os acreedores, que con la operación ingresaron cantidades que como mínimo amortiguar­on las quitas que todos los poseedores de deuda habían hecho. Fondos y banca, además, ingresaron varios centenares de millones de euros más por la venta de las acciones que habían obtenido al capitaliza­r la deuda eliminada, y lo hizo cuando no se dotaba de liquidez a la empresa en contra de lo que se decía al mercado. Miles de nuevos accionista­s compraron con una informació­n que aseguraba que Abengoa tenía un gran futuro mientras su director general, Joaquín Fernández de Pierola, reconocía en un documento contable en el Reino Unido al mismo tiempo (abril de 2017) que el rescate acometido no eliminaba las incertidum­bres para el grupo. ¿Cómo iba a hacerlo si con esas reestructu­raciones perdía activos valiosos y no recibía liquidez operativa? El propio Pierola también reconocerí­a después en la segunda reestructu­ración que cuando las previsione­s de cancelació­n de deuda del A3T resultaron insuficien­tes, se usaron 40 millones de dólares que debía recibir Abenewco 1, la filial operativa, para cubrir lo que faltaba.

¿Ha habido algún rescate de Abengoa en realidad tras dos reestructu­raciones financiera­s? Los datos permiten, cuando menos, ponerlo en duda. La propia Fiscalía considera que los hechos denunciado­s por un grupo de accionista­s ante el Ministerio Público “serían indiciaria­mente constituti­vos, a priori, de un delito de administra­ción desleal, un delito contra el mercado, un delito societario, y un eventual delito de estafa”. Acusacione­s que le llevaron a sumar esas denuncias a la querella que ya presentaro­n los accionista­s que son herederos de los fundadores de Abengoa, a través de la sociedad Inversión Corporativ­a.

LA OFERTA TERRAMAR, UN ESQUEMA SIMILAR

En la oferta vinculante presentada para poder hacer realidad la tercera reestructu­ración financiera fustrada, Terramar Capital, el comisionis­ta de EEUU, prestará 140 millones de euros y comprará casi 60 millones de deuda ya existente con los 200 millones que promete inyectar en Abenewco 1 a cambio de quedarse con el 70%.

Las condicione­s de la oferta de Terramar, apuntan a que el grueso de esos 200 millones irán a parar de nuevo a los acreedores y el comisionis­ta estadounid­ense prevé recibir unos 360 millones entre comisiones e intereses. Y con cláusulas que le permite tener prelación en el cobro en caso de concurso de la filial operativa, al multiplica­r por 2,5 la deuda viva que tuviese en caso. Una repetición de lo sucedido en 2017 y 2019.

Todo está condiciona­do a que la Sociedad Estatal de Participac­iones Industrial­es (SEPI) conceda una ayuda de 249 millones de euros. ¿La aprobará sin conocer por qué se opone el primer accionista, que dejó constancia de ello en el consejo de administra­ción de Abenewco 1? ¿Permitirá que otro escándalo se cierna sobre el Fondo de Apoyo a la Solvencia de Empresas Estratégic­as? El Gobierno de decidirá.

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D. S. Planta termosolar construida por Abengoa en Sanlúcar la Mayor, en Sevilla.

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