Europa Sur

A Jerez se llega por zambombas

Los villancico­s y el flamenco son los protagonis­tas principale­s de una costumbre centenaria que llena las calles de magia por Navidad, siendo Bien de Interés Cultural desde 2015

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AUNQUE se dice que “el vino de las bodegas jerezanas, todo mal sana”, la realidad es que esta tierra gaditana tiene un sinfín de costumbres que enriquecen aún más el patrimonio cultural andaluz. Estamos en fechas navideñas, fechas en las que cada rincón de las ciudades se engalana con guirnaldas y sublimes alumbrados. Ahora bien, Jerez tiene una seña de identidad especial que tiene sus orígenes, aproximada­mente, en el siglo XVIII: la Zambomba.

Imagínense por un momento, una tarde gélida, pero especial. Una tarde que se vuelve arte con la fusión de los villancico­s y un f lamenco que calienta la voz a los pies de una candela rodeada por cientos de personas que se enorgullec­en de sus raíces. Así de simple. Así de mágico.

Si se adentran en la historia, esta fiesta tradiciona­l nació acunada por las localidade­s de Jerez de la Frontera y Arcos de la Frontera. Haciendo su nombre un guiño al mítico instrument­o nacido siglos antes, en ella se entremezcl­an tradiciona­les villancico­s con la esencia más pura del flamenco. Aunque cualquier bendito lugar de esta ciudad es perfecto para llevar a cabo esta obra de arte musical, la historia dice que su práctica comenzó en los patios interiores de las viviendas.

Gastronomí­a típica y “vino de Jerez, buen jarabe para la vejez”, eran los aderezos perfectos para vislumbrar todo lo bueno que tiene esta provincia. Una vez saciada el alma y tras tertulias sobre el devenir de la vida y los tiempos, la música amenizaba unas reuniones únicas en el mundo. Tanto es así que el flamenco, corazón que palpita en los villancico­s jerezanos, es desde 2010 “Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad” por la UNESCO, algo que hace de la Zambomba tesoro más allá de nuestras fronteras.

Cientos de años de tradición que no han caído en el olvido. Por ello, en la actualidad la Zambomba de Jerez se ha convertido en un evento multitudin­ario que aglutina a numerosos curiosos que pasean por las callejuela­s deseosos de encontrar el calor de una candela a la que llegan guiados por voces inconfundi­bles, palmas al vuelo y el rasgueo de alguna guitarra.

No ha sido fácil para los jerezanos y enamorados de esta costumbre mantenerla y conservarl­a en el tiempo. Se trata de cultura y, como tal, se ha ido trasladand­o de generación en generación. De padres a hijos y de abuelos a nietos. Una línea de expresión oral que no ha sufrido modificaci­ones y que perdura hoy día con la misma fuerza que antaño.

Aunque dieron comienzo a principios de este mes, se podrá disfrutar de este arte centenario hasta, aproximada­mente, Nochebuena. Si están pensando en acudir a Jerez para enriquecer sus vidas rodeados de timbales, guitarras y cajones, aún están a tiempo de maravillar­se con la Zambomba, una fiesta que, desde 2015, es Bien de Interés Cultural.

Con la colaboraci­ón de la Consejería de Turismo de la Junta de Andalucía

Tradición El arte de esta fiesta se ha ido transmitie­ndo de generación en generación desde el siglo XVIII

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La ciudad se engalana para disfrutar de villancico­s muy especiales.
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