Europa Sur

Ciudadanos aún no tiene precio

El PP andaluz estaría dispuesto a absorber a los naranjas en una lista conjunta, pero aún es pronto para saber qué beneficio aportaría

- JUAN M. MARQUÉS PERALES

AL cordobés Fran Carrillo le han salido cara las primarias de Ciudadanos, a 10 euros por voto, porque tuvo que saldar una deuda de 4.000 euros con su partido para poder presentars­e. Poco más de 400 votos, la mitad que los del vicepresid­ente Juan Marín, 823. Estos son los números del partido naranja en Andalucía, los que muestran el escaso peso que la formación política tiene en una comunidad de ocho millones de habitantes, los que explican por qué Cs desea una lista conjunta con el PP en las próximas elecciones andaluzas. El partido de Juanma Moreno no ha dicho no a esta alianza, pero se va a tomar su tiempo, entre otras razones porque los naranjas están en caída y “su precio de venta” aún es muy alto.

La dirección del PP andaluz contempla una lista que incluya a Ciudadanos, aunque sería una absorción amistosa, nadie se plantea que los populares dejen sus siglas en unas elecciones que se presentan –esta vez, sí– para ganar. Para ver si la operación es rentable, los populares necesitarí­an “una bola de cristal”, según uno de sis dirigentes, pero que se explica del siguiente modo.

Si Ciudadanos se presenta y no obtiene ningún parlamenta­rio, lo que es una posibilida­d real, incluso la probable, habría mucho voto residual en las provincias que se perderían y no beneficiar­ían a la suma de los partidos del cambio. Sin embargo, si esos votos perdidos se suman a los del PP en una lista conjunta, Juanma Moreno aumentaría su mayoría hasta aproximars­e al objetivo deseado: no es tanto la mayoría absoluta, sino sumar más que todos los partidos de izquierdas. De ese modo, a Vox sólo lo necesitarí­a como acompañant­e.

El ejemplo al que se recurre es lo sucedido en Madrid. Si Isabel Díaz Ayuso hubiese integrado a Ciudadanos, habría obtenido 72 escaños. Pero ese es un cálculo que lleva un elemento de incertidum­bre. No todos los posibles votantes naranjas lo harían por el PP, incluso aunque algunos dirigentes de Ciudadanos fueran en las listas.

Para saber esto, en efecto, se necesita o esa bola de cristal o un cálculo de previsión muy certero. Los sondeos que el Gobierno de Juanma Moreno recibe casi de modo mensual indican que el PP aún sigue subiendo, ésta es la gasolina que empuja al presidente a adentrase en el próximo período de sesiones, el que comienza en febrero después de la pausa navideña. Cuando se estabilice el incremento de apoyos a Moreno, si es que esto ocurre, cuando se aprecie un descenso, el presidente de la Junta convocará las elecciones. En cualquier caso, el Parlamento no reanudará el curso en septiembre, porque la Cámara ya se habrá disuelto, bien porque las elecciones sean en junio o en octubre.

El momento electoral definirá la convenienc­ia de esta conjunción con Ciudadanos. Hasta entonces, Juanma Moreno no quiere escuchar más las rectificac­iones de Juan Marín, que un día asegura que es lo mejor para ambos e, incluso, cita al presidente de la Junta como participan­te de su reflexión, como lo hizo el lunes pasado con Carlos Herrera, y al siguiente, dijo lo contrario.

En el caso de que se constante que lo mejor es ir unidos, habrá que resolver el problema de cómo se produce la integració­n. El PP aceptaría una fusión por absorción con las previsione­s electorale­s, lo que le llevaría, como mucho, a aceptar un puesto asegurado para los naranjas en algunas provincias, y no todas. Fuentes de los populares dan por hecho que en Génova se opina del mismo modo; es decir, que también son consciente­s de que es bueno integrar a Ciudadanos a nivel nacional, pero en una absorción.

Lo que algunos miembros del Gobierno de Juanma Moreno sí dan por seguro es que el presidente puede contar con algunos de sus consejeros actuales de Ciudadanos para la próxima legislatur­a, y citan a la de Empleo, Rocío Blanco, y la de Igualdad, Rocío Ruiz, que tiene buenas relaciones con las organizaci­ones sociales de la comunidad. Además tiene una deuda de gratitud con Juan Marín, que se ha comportado de modo leal, tanto como si fuese del PP. No es que tengan asegurada su permanenci­a en el Gobierno, pero puede contar con ellos de un modo u otro.

Juanma Moreno cuenta aliados en el Parlamento para prolongar la legislatur­a; en realidad, todos, a excepción de Vox.

El presidente ha dado por rotas sus buenas relaciones con el partido de Abascal, desde que tumbó el proyecto de Presupuest­os de 2022. Considera que Vox en Andalucía es una delegación de la dirección nacional, sin autonomía y volcado en conseguir un adelanto. Lo que ocurrió el miércoles pasado es interesant­e para comprobar cómo funciona una nueva sintonía en la Cámara: los dos partidos de izquierdas le aprobaron dos leyes al Gobierno y el PP permitió, con su abstención, que PSOE y Unidas Podemos rechazasen la propuesta de ley de Vox sobre memoria histórica.

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RAÚL CARO / EFE Juan Marín, el pasado miércoles en la sede regional de Ciudadanos.
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