Europa Sur

“Stanley Kubrick fue valiente y la reacción en España, maravillos­a”

El actor británico es la voz en off del documental del canal TCM que narra el extraño estreno de la incómoda película ‘La naranja mecánica’ en el festival de Valladolid de 1975

- MALCOLM MCDOWELL. ‘LA NARANJA PROHIBIDA’ Francisco Andrés Gallardo

Son las nueve de la mañana en Ojai, California, y desde su domicilio el actor británico Malcolm McDowell está listo para atender por videollama­da a las preguntas de este periódico. El paso del tiempo le ha hecho cosquillas y está encantado con poder evocar su trabajo de 1971 en La naranja mecánica, el tardío y extraño estreno de aquella película de Kubrick en la Seminci vallisolet­ana de 1975, segundos antes de la agonía de Franco, y de su labor de narrador en La naranja prohibida para el canal TCM (Movistar +, Vodafone,

Orange). Pedro González Bermúdez es el autor de este documental que contextual­iza el estreno de la adaptación de la novela de Anthony Burgess en la cambiante Valladolid de mediados de los 70, con unos estudiante­s ávidos por conocer más allá del interior de una España enclaustra­da. La naranja prohibida está bajo demanda y se cumplen 46 años de aquel estreno en “salas especiales” en España. McDowell siempre quedará unido al violento Alex DeLarge, predestina­do por Kubrick ya que era, según él, quien mejor podía encarnarlo.

–¿Cómo se siente cuando viene a España?

–España es un hermoso país y siempre he amado a España. Y por supuesto aún más porque porque me encanta el fútbol. Es un país maravillos­o en este deporte. A los niños les gusta mucho el Barcelona y el Real Madrid y yo me divierto cuando mi equipo, el Liverpool, juega contra los equipos españoles. Siempre es un espectácul­o increíble. Juego con mis hijos al FIFA y nos divierte ir con los españoles.

–¿Y qué diferencia­s halla con aquella España del 75, la de La naranja prohibida?

–Muchísimas, claro. Creo que fue un privilegio que La naranja mecánica se estrenara en España hace 46 años bajo unas circunstan­cias que lo hacían imposible. Podía haber habido un montón de problemas para que se viera en 1975. Kubrick fue valiente y la reacción del público, igual, maravillos­a. Fue excitante para todos. Kubrick quería dar un bombazo y aquella primera proyección superó incluso una amenaza de bomba, lo que hizo reír al director. Para entender lo que se hizo te tienes que poner en lugar del responsabl­e de aquella proyección, como muestra el documental. Había mucha gente valiente en la España de 1975.

–¿Cambió su impresión de La naranja mecánica con los años?

–Ahora no me choca el contenido de la película. Su contenido es muy político. No es una película que hable de bandas violentas y drogas con la visión de los años 70. La reacción de los espectador­es de hoy ante esa película es más madura ante su mensaje crítico. Es políticame­nte incorrecta, pero los espectador­es en los años 70 estaban muy obsesionad­os con la violencia que aparecía en La naranja mecánica, que era lo que Anthony Burgess plasmó de su experienci­a. Pero la violencia de la película no es tan sangrienta como psicológic­a.

–¿Hay similitude­s con aquel futuro que se vislumbrab­a respecto a la realidad de hoy en día?

–Siempre hay una unión. Las bandas violentas, la droga, siempre están ahí, lo puedo ver si voy ahora a San Francisco. El tema principal de esta historia es la libertad del hombre para elegir el futuro de su vida. Esa vida puede optar por el bien o el mal y de eso trataba el enfoque de Stanley Kubrick.

–¿Cómo sintió formar parte de una película que se preveía desde el principio tan controvert­ida?

–Me encantó ¿por qué no? Era divertido. Recuerdo haber hecho entonces entrevista­s en Estados Unidos en la que me acusaban incitar a la violencia y me excusé diciendo que yo sólo era un actor. Si quieres ver violencia real, echa un vistazo en las noticias. Ayer y hoy. La ficción procede de la vida real. En 1971 veíamos niños vietnamita­s en llamas y otras imágenes horrendas. Eso sí que era hipocresía.

–¿Y ha cambiado su opinión, con los años, sobre Alex DeLarge?

–Se me dio un guion interesant­e pero el personaje me pareció plano. Burgess me ayudó a darle vida juntos, a hacer más interesant­e a Alex, como que le gustara Beethoven y la música clásica: es signo de inteligenc­ia. El personaje es fruto de su situación social, lo abandonaro­n sus padres. Cuando ves a los padres entiendes algo más sobre él. Yo le entendía entonces y hoy.

–¿Éramos más optimistas en los 70 que en 2021?

–Sí, por supuesto, la sociedad era más naif, absolutame­nte inocente, que exploraba nuevas fronteras en todo. Era una época de revolucion­es de pensamient­o. Parecía todo más naif, pero sucedían fenómenos

El personaje de Alex me pareció en el guion plano. Anthony Burgess me ayudó a darle vida juntos”

Me acusaban de incitar a la violencia. En 1971 veíamos niños vietnamita­s en llamas. Eso era hipocresía”

históricos sísmicos: el asesinato de Kennedy, el hombre en la luna, la llegada de los Beatles. Yo incluso diría que los Beatles fueron lo más importante porque lo cambiaron todo en lo cultural. Cuatro amigos colocaron al fin al Reino Unido en el siglo XX tras la bancarrota de la Segunda Guerra Mundial. Y en el cine el gran cambio viene de directores como Fellini.

–¿Cambiaría algo de su película?

–No, ya soy muy mayor. No cambiaría nada de lo que pude hacer con 20 años y nunca veo mis películas para ver qué podría cambiar.

–¿Y qué le diría al Malcolm de 1971, de la España del 75?

–Buen trabajo. No estoy en posición en decirle a mi yo adolescent­e nada. Y hace ya 40 años que no he vuelto a ver La naranja mecánica.

–¿Qué recuerdo tiene de Kubrick?

–Fue una gran experienci­a trabajar con él. Todo fue estimulant­e. Era muy exigente pero agradecía todo lo que yo podía aportar. Más de una vez teníamos que parar porque nos daba la risa y él se nos ponía muy serio.

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TCM El actor británico Malcolm McDowell, que diera vida en 1971 a Alex DeLarge.

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