Europa Sur

LA PULSERA DE MARRAS

- FÁTIMA DÍAZ TORRES

ROCÍO Carrasco emocionó a todos, en plató y en casa, en el especial de Telecinco en homenaje a su madre, Rocío Jurado, al contar la historia de una pulsera que lleva siempre y que perteneció a la cantante de Chipiona. “Esta pulsera, que tiene tres brillantit­os, se la regaló mi padre (Pedro Carrasco) cuando yo nací. Los tres brillantit­os éramos mi madre, mi padre y yo, y siempre la llevaba puesta, se la quité cuando se la llevaron, me la coloqué, y de ahí no se ha movido”, narró. Las lágrimas se le saltaban a ella, y a los espectador­es, pero cuál es la sorpresa cuando Rosa Benito, su tía, salta a la palestra para desmentir la historia. La versión de la colaborado­ra de Ya es

mediodía la avalan Tomás García, modisto y amigo de la Jurado, y su hija Chayo, quien incluso ha mostrado otra pulsera igual que tiene ella.

“Ella era muy pequeña cuando pasó lo de esa pulsera”, empezó a argumentar Benito en el que programa en el que participa. “Esa pulsera era de Mili, una joyera que teníamos. Yo tengo también esa pulsera, nos la hizo, y también tengo un anillo. Mili era una persona maravillos­a. Y esa pulsera, en Alcalá de Henares, en una gala que hizo Rocío Jupo, rado, donde mi hija Rosario, con solo cuatro o cinco años, subió a cantar con ella. Rocío le cantó Señora a Mili y entonces ella se quitó la pulsera y se la tiró al escenario. Desde entonces le dio mucha suerte y nunca se la quitó (...) No se la regaló Pedro, se la regaló Mili, se la tiró al escenario. Estaba yo ahí”, concluyó.

Sea de quien fuera la susodicha pulsera, la joya evidencia la brecha insalvable entre los dos bandos formados en la familia Mohedano. Carrasco, con ‘su’ verdad y contra todos. El resto, aguantando el tipero sabedores de lo que ocurrió o hizo Rocío Jurado, porque también eran su familia, por mucho que pese a Rociíto.

Nadie duda que la hija de Rocío Jurado ha sufrido mucho, y que sus familiares no siempre han estado a la altura. Pero su negativa a cerrar heridas y perdonar no beneficia a nadie, tampoco a ella. El tiempo lo cura todo, dicen. No siempre. Hay que tener disposició­n y capacidad de perdón, en este caso una capacidad inmensa pues la herida es tan abrupta que costará, costará mucho.

Rocío Flores ha vuelto a tender la mano a su madre. Afirma que está “perdida” y que ella y su hermano siguen estando “ahí”. Son los estragos de la violencia vicaria, una historia muy complicada de resolver, una historia de violencia psicológic­a extrema.

El conf licto de Rocío madre e hija es un drama en tiempo real en televisión, y la pulsera una anécdota más. Un detalle que deja claro que cuando una familia se separa, nadie gana y pierden todos.

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MEDIASET Rocío Carrasco muestra la pulsera que perteneció a su madre.

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