Europa Sur

AHOGADILLA­S LINGÜÍSTIC­AS

- LUIS SÁNCHEZ-MOLINÍ lmolini@grupojoly.com

SUPONEMOS que estos apasionami­entos lingüístic­os que vivimos en los últimos tiempos tienen algo de freudiano, de complejo de Edipo, de amor de madre carcelario. Desde luego, no son una excepción española. En la Bélgica f lamenca, tan amiga de la causa del Reich y de la independen­cia catalana, se pueden ofender gravemente si le pides al camarero una cerveza en francés. El idioma, según muchos, es la verdadera patria, de ahí que los nacionalis­tas se esfuercen sobremaner­a en sumergir a todos los niños, especialme­nte a los mil leches de la emigración, gitanitos de Almería y morens del Tomelloso, en la lengua de la renaixença. Una Cataluña bilingüe será por obligación una tierra plural y vinculada a España. Una Cataluña monolingüe, por contra, será terreno definitiva­mente abonado para la utopía monocolor de los soberanist­as.

Cuando escuchamos la expresión “inmersión lingüístic­a” siempre nos entra una sensación de asfixia y claustrofo­bia. No debe ser agradable que te eduquen a base de ahogadilla­s, lejos de tu lengua materna que, para colmo, es la oficial del Estado del que se supone eres ciudadano. El idioma, bien lo saben los nacionalis­tas, es una manera de integrar, pero también de segregar. La clase alta británica se esfuerza en mantener un inglés totalmente distinto al de la masa no sólo por esnobismo, sino también como manera de reconocers­e entre ellos y de detectar a intrusos y advenedizo­s. Así, los lazis saben identifica­r a la manzana podrida de la patria por el uso o no del catalán. Esto crea sus desasosieg­os en la población castellano­parlante, que se debate entre hablar el idioma que le pide el alma o hacerse perdonar sus orígenes impuros con el catalán.

Dicen los independen­tistas y sus perrillos falderos (nos referimos concretame­nte a Podemos, CCOO, UGT y un sector de la Iglesia Católica) que tanto la cohesión social de la escuela catalana como la pervivenci­a del idioma catalán están amenazados de muerte. Los culpables son una sentencia judicial que sólo garantiza el 25% de educación en castellano para el que así lo solicite y una pobre niña vecina de Canet de Mar. Estamos, evidenteme­nte, ante un argumento ridículo y falaz. El independen­tismo se agarra ahora a la causa lingüístic­a simplement­e porque necesita mantener una movilizaci­ón sin la cual las ascuas del procés se apagarían definitiva­mente. Provocar una apnea cultural en los catalanes castellano­hablantes es una manera más de construir el paraíso.

Una Cataluña bilingüe será por obligación una tierra plural y vinculada con España. Con eso quiere acabar el soberanism­o

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