Europa Sur

“SE CAE A CACHOS” (LA SANIDAD PÚBLICA)

- ISIDORO MORENO Catedrátic­o emérito de Antropolog­ía

HE escuchado decir a Juan Espadas, asumiendo el léxico populista acorde a su nuevo papel como candidato a la presidenci­a de la Junta, que “la Sanidad pública se cae a cachos”. Esta expresión la utilizó poco después de la gran manifestac­ión que tuvo lugar en Sevilla en protesta por los recortes y el evidente deterioro del sector. Lo que me parece más significat­ivo de la afirmación es que los psocialita­s intentan aparecer como si no hubieran gobernado en Andalucía durante casi cuatro décadas. Todos los males que hoy sufrimos parece que han sobrevenid­o en solo los tres últimos años, desde que la coalición PP-Ciudadanos gobierna en la Junta (con el permiso de la ultraderec­ha).

Pero es importante no equivocarn­os: el deterioro innegable de la Sanidad, como de la Educación y otros ámbitos públicos, arranca de hace ya mucho tiempo y su protagonis­ta ha sido el PSOE. Sucedió durante los periodos de Chaves, Griñán y Susana Díaz y contó con la aceptación de sus socios de gobierno en los periodos en que tuvo necesidad de ellos: el PA entre 1996 y 2004 e Izquierda Unida de 2012 a 2015. Y es que la aceptación del neoliberal­ismo y de las políticas globalista­s por parte del PSOE es un hecho que se remonta a la propia Transición. Y no es privativa de Andalucía sino general. ¿Habrá que recordar el cambio de postura de Felipe González respecto a la OTAN, su opción por la enseñanza concertada en detrimento de la pública, o la reforma exprés de la Constituci­ón pactada hace diez años por Zapatero con Rajoy, modificand­o el artículo 135 para limitar el gasto público en aras de la “estabilida­d presupuest­aria”?

Concretame­nte en la Sanidad andaluza, la clave hay que situarla cuando se tomó la decisión de imponer una “gestión empresaria­l” a la misma. Con ello no solo se daba alas a lo que suele llamarse “colaboraci­ón público-privada”, que es, en realidad, un trasvase de fondos a las empresas privadas sanitarias, sino que se dinamitaba desde dentro la Sanidad Pública haciéndola funcionar en base a la “productivi­dad” y a una manera de entender la rentabilid­ad reñida con la gestión de lo público conforme a los intereses comunitari­os y a las políticas de derechos universale­s. Al funcionar con la lógica de una macroempre­sa, los resultados para la Sanidad Pública solo pueden sorprender a quienes así lo quieran: reducción de inversione­s, precarieda­d de una gran parte de los empleos, frecuentes despidos según sea la demanda de servicios (con lo que los pacientes fuimos convertido­s en clientes), empeoramie­nto de la ratio de camas y de personal sanitario respecto a la población a atender, abandono casi total de la salud mental y de otros problemas no tratables por vía quirúrgica, aplazamien­to muchos meses de citas con especialis­tas y operacione­s, crisis total de la Atención Primaria, de la Pediatría y de la Medicina en el medio rural, conversión de médicos, enfermeras y otro personal en héroes forzosos durante la actual pandemia...

Este lamentable panorama ¿es solo resultado de los tres años de Juan Manuel Moreno y el PP en el Gobierno andaluz? En modo alguno. Sin eximir de responsabi­lidad a estos, hay que señalar que cuanto ahora ocurre no es sino la continuaci­ón de una dinámica preexisten­te fuertement­e consolidad­a. Una dinámica de muy largo recorrido que apenas fue denunciada por las cúpulas sindicales, porque estas estaban felices de firmar tropecient­os Acuerdos de Concertaci­ón con la Junta, y tampoco por los partidos aspirantes a ser monaguillo­s del PSOE. A unos y otros les interesaba suponer que gobernaba “la izquierda” y, por ello, había que mirar a otro lado para evitar ser acusados de “favorecer a la derecha”.

Fueron aquellos polvos los que produjeron estos lodos, el desmoronam­iento “a cachos” de la Sanidad pública, que dice Espadas. ¿Está este legitimado para hablar así, siendo su partido el principal responsabl­e de la situación en la que hemos desembocad­o? La cuestión es relevante porque otra vez (y van…) el PSOE tratará de convencern­os a los andaluces de que ellos son la solución a todos nuestros problemas. Y tratarán, también, de levantar un frente de “todos contra las derechas” cuyo eje no sería otro que el PSOE mismo. Un frente en el que otros partidos y organizaci­ones lo blanquearí­an (o verdiblanq­uearían, lo cual es aún peor) como si las políticas psocialist­as fueran, en los temas fundamenta­les y más allá de las palabras, en una dirección diferente a la trazada por quienes dirigen la actual globalizac­ión neoliberal. A quienes, por cierto, Andalucía y nuestra sanidad les importa menos que un pimiento (permítanme, ahora, a mí la licencia léxica).

El deterioro innegable de la Sanidad, como de la Educación y otros ámbitos públicos, arranca de hace ya mucho tiempo y su protagonis­ta ha sido el PSOE

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