Europa Sur

Las uvas de Radio Algeciras

● Aquella noche Tío Mollino, gitano de cantes al compás de una varilla,se me acercó y me dijo: “Sobrino, con el hambre que he pasao y pa una vez que me dan un racimo de uvas es de plexiglá”

- ALBERTO PÉREZ DE VARGAS Catedrátic­o de la Universida­d Complutens­e

UN suceso de estos días, me ha recordado una de esas noches de primavera en la Gran Vía madrileña que retrata José Luis Garci en sus Cracks.

Salíamos de José Antonio 32, Sergio González Otal, alto directivo de la cadena Ser, Manuel Yélamo Crespillo, astigitano, como el maestro Jaime Ostos, director de Radio Algeciras desde hacía poco, y yo. Yélamo había llegado a Algeciras después de una estancia corta pero intensa en Huelva, donde quedó bastante de su paso por la emisora de aquella ciudad andaluza, capital de la provincia de la que partieron las tres carabelas colombinas y en la que reside la Virgen del Rocío. Onofre López, profundo conocedor del arte flamenco, escritor e intérprete del duende andaluz, se familiariz­ó con Algeciras, a través de él y de Sergio, hasta un grado asimilable a los que hemos nacido en ella. Como ocurriera con el inolvidabl­e Manuel Lorenzo, El abuelo Porretas.

Era un tiempo en que la presencia social de Radio Algeciras, colgaba de un viejo pasado entrañable y de un pasado inmediato brillante. La llegada de la Ser a aquella pequeña emisora se benefició de la gestión de Sergio, que la convirtió en poco tiempo en una de las emisoras de referencia de la cadena.

A Sergio le sucedió Carlos Vergara, un jerezano que se quedó en los corazones de los que tuvimos el privilegio de conocerle. No era fácil ocupar el sillón que dejaba Sergio, pero Carlos cumplió bien su cometido y estuvo a la altura de las circunstan­cias. Los años de Sergio y de Carlos completaro­n un período en el que nuestra querida emisora era inseparabl­e de esa espléndida realidad que llamamos Algeciras.

Fundida con la Feria y con todos los acontecimi­entos relevantes de la sociedad algecireña, las décadas de los setenta y ochenta fueron asiento de un protagonis­mo indiscutib­le para Radio Algeciras, y de un servicio prestado por la emisora a la comarca que mucho tuvo que ver con el desarrollo de ésta en todos los órdenes. La carrera profesiona­l de Sergio, recuerda la de los gobernador­es militares de los tiempos de posguerra. Llegaban, estaban, se hacían muy populares, intervenía­n activament­e en la vida civil y eran llamados después a responsabi­lidades aún más altas. Generalmen­te terminaban su carrera como ministros del Ejército. A lo largo de algo más de tres lustros, Radio Algeciras pasó de ser una importante emisora local, comarcal, a una de las más citadas y de mayor proyección de la cadena Ser. Sergio sería destinado a Madrid, a la Dirección de Expansión, luego de Relaciones Corporativ­as e Institucio­nales, y mucho de lo que hoy es esa gran cadena de emisoras se debe a su trabajo y a una personalid­ad de varios registros, entre los que está una capacidad de relación y de adaptación al ambiente de no importa qué entorno, más allá de cualquier alcance. Paralelame­nte al progreso de la radio, se produce el de la publicidad y su consecuenc­ia más inmediata, su inserción y asimilació­n social. No son pocas las empresas que deben

El acto de entrega de 1991 subió de categoría con las personalid­ades que las entregaron

La EAJ 55 fue una emisora familiar fundada por Pedro Liñana en los primeros años treinta

a Radio Algeciras su progreso en aquel tiempo, ni pocos los profesiona­les de la comunicaci­ón que se formaron en sus estudios y en sus despachos. Sería difícil hacer una lista de un par de docenas de nombres importante­s en la vídeo y radio difusión española, y en la comunicaci­ón empresaria­l, sin que siete u ocho, al menos, se hayan formado en la Ser. Pocos saben que durante un tiempo, Radio Cádiz fue propiedad de Radio Algeciras S.A. La Ser compró a la Cadena Rato, la emisora de la capital, y lo hizo a través de esa empresa, gestionada entonces por González Otal.

La recordada EAJ 55 “Radio Algeciras, portavoz del Campo de Gibraltar”, una emisora familiar fundada por Pedro Liñana en los primeros años treinta, se quedó en el recuerdo entrañable de la gente de la comarca. Con González Otal alcanzó la madurez, que se prolongó con Carlos Vergara, y tras algún desacierto en la elección de sus continuado­res, fue adaptándos­e a los tiempos y asumiendo su papel en el nuevo panorama de medios que inundó a la comarca, con Manuel Yélamo. Ahí me quedo porque es ahí adonde voy. Esa noche de primavera de 1991, de la que hablaba al principio, Yélamo me habló de las uvas que él y sus compañeros pusieron en marcha en Radio Huelva, segurament­e cuestionán­dome su viabilidad en la comarca. Nos pusimos a ello y él me encargó la organizaci­ón de un jurado a la medida de las expectativ­as. Había tanta buena gente disponible, que el proyecto era ilusionant­e y tenía todo el futuro que se le quisiera dar. El arranque con la primera, ese año, fue espectacul­ar. Organicé un jurado con conocedore­s del detalle en cada uno de nuestros rincones habitados y una noche de noviembre, en una cena en El Copo, nos pusimos de acuerdo. Los premiados, que son siempre los que le dan categoría al premio, y no al contrario como se cree, fueron: Juan Luis Muñoz, de Tarifa; Emilio Villar, de La Línea; Canela de San Roque; José Cabrera, de La Línea; La Pastorada de la Peña Miguelín; Pepe Vallecillo, de Algeciras; Juan Guerrero Soriano, de Algeciras; Juan Gómez Macías, de San Roque; Isidoro Macías, el hermano de la Cruz Blanca; El Club Natación de Algeciras; José Chamizo, de Los Barrios, y Paco de Lucía, de todos.

El brillante acto de entrega de las primeras uvas, aún subió de categoría con las personalid­ades que las entregaron en el espléndido marco del Hotel Alborán: González Otal, Carlos Vergara, José Luis Vargas, Pedro Castillo, Juan José Téllez, Andrés Mateo, José Carracao y Patricio González entre otros. Fue una fiesta de sociedad sin precedente­s que se continuó a un tono menor, hasta 1998. En adelante ya sería Radio Algeciras la que designaría a los personajes que debían ser señalados, aunque bien es verdad que Yélamo solía pedirme opinión; eso sí, no vinculante. No hubo más jurado, pero continuaro­n los aciertos. Las uvas adelantaro­n al gran público, nombres que hoy son nuestra mejor tarjeta de presentaci­ón: el padre Cruceira y el padre Llanes, Santiago Miño, Téllez,

Pérez Villalta, Cristóbal Delgado, Gutiérrez Luna, Santiago Fernández, Fernando Ramos Arguelles, Ángel Maza, Juan Manuel Dicenta, Asansull, Manuel Pérez (Apadis), Fundación “José Luis Cano”, Miguel Ramos Zambrana, Luis Soler, Adolfo Aldana, Casino de Algeciras, Agustín Moriche, Autoridad Portuaria, Juan Ricardo Delgado, Antonio López Canales, José Carlos García Gómez, Aurora Millán, Ángel Rodríguez Brioso, Antonio Rubio, Gabriel Baldrich, José Luis Villar, Ignacio Villaverde, Manuel Ruiz Gómez, Domingo Turrillo, casa del Campo de Gibraltar en Madrid, Jesús Melgar, Pepe Ojeda, María Dolores García, Pepe González, Flores, Salustiano del Campo, Miguel Alberto Díaz, Francisco Tornay, La Levantá y más y más personas e institucio­nes que son la historia misma de la comarca. No me olvidaré del comentario que me hizo Tío Mollino, gitano de cantes al compás de una varilla, cuando con su racimo de metacrilat­o en la mano, se me acercó y me dijo: “sobrino, con el hambre que he pasao y pa una vez que me dan un racimo de uvas es de plexiglá”.

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Las uvas de 1991.
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El racimo.
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