Las emergencias no entienden de esperas
● Parte desde Cádiz un contenedor con material de seguridad que llegará a Perú y Bolivia mediante la logística de Bomberos Unidos Sin Fronteras
Una emergencia precisa de una respuesta rápida y, a la vez, efectiva. En las últimas décadas se ha avanzado tanto en materia de seguridad que a esa máxima de dotar a los servicios de emergencia de los mejores equipos, con el avance tecnológico como siempre en primera línea, se ha sumado también una mayor concienciación en materia de prevención. Pero en este asunto de la seguridad, como en casi todo, no existe ni de lejos una homogeneización mundial. La bandera de la globalidad no alcanza, por lo general, a este mundo y las catástrofes suelen golpear con más dureza a unos países que a otros, precisamente por la ausencia de política preventiva, por la escasa rapidez en la respuesta a la emergencia y, sobre todo, por los medios de que se disponen para combatirla. Por eso es significativo el contenedor de material que desde el Consorcio de Bomberos de la Provincia de Cádiz, desde el parque de la capital, se ha enviado a los países de Perú y Bolivia, a través de la imprescindible mediación logística de la ONG Bomberos Unidos Sin Fronteras. Pero este envío esconde una historia, un nombre propio, el de Bismarck Jigena Ardiles, un miembro de la Marina española nacido en Perú y de padres bolivianos que, en definitiva, es el impulsor principal de una iniciativa que tiene también otros actores protagonistas.
El padre de Bismarck, de igual nombre, es profesor de en la Facultad de Ciencias Náuticas de la Universidad de Cádiz y mantiene desde hace años colaboración con los bomberos gaditanos porque entre sus materias se encuentra la seguridad marítima y la lucha contra los incendios en los barcos. Ese nexo de unión permitió poner en contacto con el Consorcio a Bismarck hijo, que aunque ahora está destinado en la Escuela Naval de Oficiales de Marín, en Pontevedra, también lo estuvo en Rota.
Y es que este militar, de 32 años, ha mostrado siempre una inusitada inquietud por ayudar a quienes más lo necesitan, un comportamiento altruista plasmado en distintas iniciativas personales que dieron un cierto vuelco cuando, en plena pandemia, viajó a Bolivia para cuidar a una abuela que estuvo hospitalizada por una intervención quirúrgica, como relata él mismo: “Vi la necesidad que había allí con el tema del covid. Contacté con Bomberos Unidos Sin Fronteras por mediación de Ignacio
Bismarck Jigena impulsó el proyecto al conocer los múltiples incendios en la Amazonia
(Pérez, jefe de zona de la Bahía del Consorcio de Bomberos), y dimos unos 200 trajes de bioseguridad que doné a la embajada, aeropuertos, policías, hospitales..., trajes para la lucha contra el covid”.
La estancia en el país de origen de sus padres, en el país de sus propias raíces, le permitió también conocer de cerca las necesidades más básicas de muchos habitantes de Santa Cruz de la Sierra, ciudad en la que tiene familia: “Allí no hay ayudas ni subsidios ni paro, la gente vive del sueldo de cada día; lo que trabajan al día es lo que se llevan a su casa para hacer la compra al día siguiente y sobrevivir ese día”. Con la colaboración de Mariela Pereira, propietaria de cafeterías en aquella ciudad, Bismarck creó comedores sociales para, al menos, atender la primera carencia básica de algunas familias de la zona: alimentarse.
En el mismo contexto, a través de una prima, Bismarck conoció el devastador efecto de los incendios en la cercana Amazonia, fuegos que han destruido ya unos seis millones de hectáreas y que han sido apagados, en casi un 80%, por los bomberos voluntarios de Quebracho. Contacta con ellos y comprueba también, poco antes de regresar a España, las necesidades de aquel servicio de emergencia.
Es entonces cuando Bismarck contacta con Ignacio Pérez, que también es jefe de compras, y conoce que los bomberos de la provincia están a las puertas de renovar una parte de su material, sobre todo de uniformes, como explica el responsable de los bomberos: “Hemos adquiridos nuevos equipos y dejamos de usar equipos que estaban operativos, que han tenido una vida útil. Ellos estaban muy interesados en ayudar a su país. Lo primero que hace Bismarck es crear una delegación de Bomberos Unidos Sin Fronteras en Bolivia, y expresa su deseo de que los equipos que se dejan de usar en Cádiz vayan para su país. Y nosotros, en
cantados de hacer esa donación. Ha sido un envío considerable, pues a lo que teníamos aquí en el almacén se unen los equipos personales de 550 bomberos, que son los que hay en el Consorcio de Cádiz. La normativa obliga a renovar muchos equipos cada cierto tiempo, y mejor que puedan tener un segundo uso antes que tirarlos. Hay, incluso, material que no se ha utilizado y que tenemos que cambiar”.
Entre el material enviado hay uniformes de bomberos, cascos, chaquetones, cubrepantalones ropa de deporte para los entrenamientos, equipos de altura como cinturones, alguna camilla, arneses, ochos (un sistema de descenso que en España ya no se utiliza), entre otros materiales.
Fue el mismo Bismarck quien se encargó de asumir el arduo trabajo de clasificar, inventariar y empaquetar esta gran cantidad de material antes de que entrara en escena el otro protagonista de la historia, Bomberos Unidos Sin Fronteras, el colectivo que se encarga de una logística cuyos costes, por cierto, andan bien disparados (más de 6.000 euros puede costar el envío de este contenedor). Antonio García Romero fue el representante de esta ONG que estuvo en Cádiz el día de la entrega de un material que puede ser vital para los bomberos de Bolivia y que, de otra manera, no tendrían por sus propios medios.
Todo el material fue enviado a Toledo, a un almacén de esta ONG. Allí se vuelve a hacer una revisión y clasificación del material que es llevado al puerto de Valencia. De allí partirá el contenedor con el material que irá directamente al puerto peruano de Callao. Cuando llegue, una parte del material será para los bomberos de Perú y otra viajará por carretera hasta Bolivia para cumplir los deseos de Bismarck, este militar español de origen sudamericano y cuyos ojos están siempre alerta a descubrir las necesidades de su alrededor, además de saber que las emergencias no entienden de esperas.