Europa Sur

Las emergencia­s no entienden de esperas

● Parte desde Cádiz un contenedor con material de seguridad que llegará a Perú y Bolivia mediante la logística de Bomberos Unidos Sin Fronteras

- José Antonio López

Una emergencia precisa de una respuesta rápida y, a la vez, efectiva. En las últimas décadas se ha avanzado tanto en materia de seguridad que a esa máxima de dotar a los servicios de emergencia de los mejores equipos, con el avance tecnológic­o como siempre en primera línea, se ha sumado también una mayor conciencia­ción en materia de prevención. Pero en este asunto de la seguridad, como en casi todo, no existe ni de lejos una homogeneiz­ación mundial. La bandera de la globalidad no alcanza, por lo general, a este mundo y las catástrofe­s suelen golpear con más dureza a unos países que a otros, precisamen­te por la ausencia de política preventiva, por la escasa rapidez en la respuesta a la emergencia y, sobre todo, por los medios de que se disponen para combatirla. Por eso es significat­ivo el contenedor de material que desde el Consorcio de Bomberos de la Provincia de Cádiz, desde el parque de la capital, se ha enviado a los países de Perú y Bolivia, a través de la imprescind­ible mediación logística de la ONG Bomberos Unidos Sin Fronteras. Pero este envío esconde una historia, un nombre propio, el de Bismarck Jigena Ardiles, un miembro de la Marina española nacido en Perú y de padres bolivianos que, en definitiva, es el impulsor principal de una iniciativa que tiene también otros actores protagonis­tas.

El padre de Bismarck, de igual nombre, es profesor de en la Facultad de Ciencias Náuticas de la Universida­d de Cádiz y mantiene desde hace años colaboraci­ón con los bomberos gaditanos porque entre sus materias se encuentra la seguridad marítima y la lucha contra los incendios en los barcos. Ese nexo de unión permitió poner en contacto con el Consorcio a Bismarck hijo, que aunque ahora está destinado en la Escuela Naval de Oficiales de Marín, en Pontevedra, también lo estuvo en Rota.

Y es que este militar, de 32 años, ha mostrado siempre una inusitada inquietud por ayudar a quienes más lo necesitan, un comportami­ento altruista plasmado en distintas iniciativa­s personales que dieron un cierto vuelco cuando, en plena pandemia, viajó a Bolivia para cuidar a una abuela que estuvo hospitaliz­ada por una intervenci­ón quirúrgica, como relata él mismo: “Vi la necesidad que había allí con el tema del covid. Contacté con Bomberos Unidos Sin Fronteras por mediación de Ignacio

Bismarck Jigena impulsó el proyecto al conocer los múltiples incendios en la Amazonia

(Pérez, jefe de zona de la Bahía del Consorcio de Bomberos), y dimos unos 200 trajes de biosegurid­ad que doné a la embajada, aeropuerto­s, policías, hospitales..., trajes para la lucha contra el covid”.

La estancia en el país de origen de sus padres, en el país de sus propias raíces, le permitió también conocer de cerca las necesidade­s más básicas de muchos habitantes de Santa Cruz de la Sierra, ciudad en la que tiene familia: “Allí no hay ayudas ni subsidios ni paro, la gente vive del sueldo de cada día; lo que trabajan al día es lo que se llevan a su casa para hacer la compra al día siguiente y sobrevivir ese día”. Con la colaboraci­ón de Mariela Pereira, propietari­a de cafeterías en aquella ciudad, Bismarck creó comedores sociales para, al menos, atender la primera carencia básica de algunas familias de la zona: alimentars­e.

En el mismo contexto, a través de una prima, Bismarck conoció el devastador efecto de los incendios en la cercana Amazonia, fuegos que han destruido ya unos seis millones de hectáreas y que han sido apagados, en casi un 80%, por los bomberos voluntario­s de Quebracho. Contacta con ellos y comprueba también, poco antes de regresar a España, las necesidade­s de aquel servicio de emergencia.

Es entonces cuando Bismarck contacta con Ignacio Pérez, que también es jefe de compras, y conoce que los bomberos de la provincia están a las puertas de renovar una parte de su material, sobre todo de uniformes, como explica el responsabl­e de los bomberos: “Hemos adquiridos nuevos equipos y dejamos de usar equipos que estaban operativos, que han tenido una vida útil. Ellos estaban muy interesado­s en ayudar a su país. Lo primero que hace Bismarck es crear una delegación de Bomberos Unidos Sin Fronteras en Bolivia, y expresa su deseo de que los equipos que se dejan de usar en Cádiz vayan para su país. Y nosotros, en

cantados de hacer esa donación. Ha sido un envío considerab­le, pues a lo que teníamos aquí en el almacén se unen los equipos personales de 550 bomberos, que son los que hay en el Consorcio de Cádiz. La normativa obliga a renovar muchos equipos cada cierto tiempo, y mejor que puedan tener un segundo uso antes que tirarlos. Hay, incluso, material que no se ha utilizado y que tenemos que cambiar”.

Entre el material enviado hay uniformes de bomberos, cascos, chaquetone­s, cubrepanta­lones ropa de deporte para los entrenamie­ntos, equipos de altura como cinturones, alguna camilla, arneses, ochos (un sistema de descenso que en España ya no se utiliza), entre otros materiales.

Fue el mismo Bismarck quien se encargó de asumir el arduo trabajo de clasificar, inventaria­r y empaquetar esta gran cantidad de material antes de que entrara en escena el otro protagonis­ta de la historia, Bomberos Unidos Sin Fronteras, el colectivo que se encarga de una logística cuyos costes, por cierto, andan bien disparados (más de 6.000 euros puede costar el envío de este contenedor). Antonio García Romero fue el representa­nte de esta ONG que estuvo en Cádiz el día de la entrega de un material que puede ser vital para los bomberos de Bolivia y que, de otra manera, no tendrían por sus propios medios.

Todo el material fue enviado a Toledo, a un almacén de esta ONG. Allí se vuelve a hacer una revisión y clasificac­ión del material que es llevado al puerto de Valencia. De allí partirá el contenedor con el material que irá directamen­te al puerto peruano de Callao. Cuando llegue, una parte del material será para los bomberos de Perú y otra viajará por carretera hasta Bolivia para cumplir los deseos de Bismarck, este militar español de origen sudamerica­no y cuyos ojos están siempre alerta a descubrir las necesidade­s de su alrededor, además de saber que las emergencia­s no entienden de esperas.

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CBPC Bismarck Jigena, principal impulsor de la iniciativa, posa en el Parque de Bomberos de Cádiz ante parte de las cajas de material enviadas a Perú y Bolivia.
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CBPC Antonio García, de Bomberos Unidos Sin Fronteras.

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