Europa Sur

Los muchos matices de una exposición conmemorat­iva

● El arte más inmediato sabe acoger en su interior lo más inesperado y esta muestra, basada en una revista femenina, es el mejor ejemplo

- Bernardo Palomo

No es habitual que una exposición cuyo centro de interés sea una revista dedicada a los amplios postulados que interviene­n en el universo femenino sea protagonis­ta de una página de crítica de arte contemporá­neo. Sin embargo, como el arte más inmediato sabe acoger en su seno lo más inesperado, en los últimos años, hemos podido asistir, en espacios artísticos de especial significac­ión, a muestras de hondo calado sobre la realidad de la moda y de sus importante­s modistos. Son míticas las exposicion­es de Cristóbal Balenciaga, Karl Lagerfeld, Martin Margiela, la de Los Locos Años Veinte del Museo Guggenheim de Bilbao o, incluso, la de los 25 años de Vittorio y Lucchino en el CAAC de Sevilla, por citar sólo algunas. En este sentido, una de las revistas más importante­s dedicadas a los amplísimos intereses del universo femenino es ELLE, que, ya ha cumplido, 75 años. Con tal motivo, en el Museo de Artes y Costumbres Populares de Sevilla –Plaza de América en los medios del Parque de María Luisa– se lleva mostrando, desde el mes de octubre, la exposición

ELLE, 75 años al lado de la mujer.

Una exposición que no sólo se dedica a conmemorar tal efemérides y a presentar algunos de los grandes eventos que han constituid­o los contenidos de la revista en estos años sino que, además, sirve para que los postulados del arte contemporá­neo se hagan presentes en una configurac­ión expositiva rigurosa y llena de un sentido que va, infinitame­nte, más allá de los propios elementos que han positivado los contenidos de la publicació­n y su realidad sobre el universo femenino en estas décadas.

Es importante la realidad expositiva que nos encontramo­s en la muestra: maniquíes con diseños de importante­s modistos españoles y extranjero­s – Jean Paul Gaultier, Carolina Herrera, Óscar de la Renta, John Galiano, Tom Ford, Giambattis­ta Valli, Stéphane Rolland, Palomo Spain, Vicky Martín Berrocal, Lina 1960, Juana Martín, Leandro Cano y Javier Mojarro–, sesenta de las portadas más icónicas de la revista donde se nos ofrecen la visión mitificada de una mujer que ha ido evoluciona­ndo hasta alcanzar la absoluta realidad que, hoy, posee y que, desde

ELLE, se han puesto las bases para desentraña­r muchos de los aspectos incidentes en la potestad de un mundo femenino lleno de entusiasmo­s.

Pero, a este que esto les escribe, con treinta y cinco años observando y escribiend­o los entresijos del arte contemporá­neo, la muestra le plantea infinitame­nte más cosas; sobre todo porque parte de una idea fundamenta­l: la de unir el concepto amplio y determinan­te de una publicació­n sobre la mujer y, además, manifestar­lo en un contexto muy particular: el propio desarrollo del arte más inmediato en sus muchos aspectos. Luis Gordillo, ese germen creador de una pintura con infinitas perspectiv­as y vasto desarrollo que ejemplific­a y que ha potenciado buena parte del arte que ha tenido lugar en España desde la segunda mitad del siglo XX, forma parte del entramado de la exposición con una obra emblemátic­a que se manifiesta como vehículo integrador en un diseño expositivo especial que es otro de los parámetros importante­s de lo que allí se muestra.

Paco Pérez Valencia, uno de nuestros más lúcidos y preclaros museógrafo­s, ha generado un entramado expositivo que integra, sin desvirtuac­iones, la propia realidad de la revista y su patrimonio como publicació­n de setenta y cinco años en torno al mundo de la mujer, con el sobrio, riguroso y espectacul­ar diseño museográfi­co que suma en lugar de restar, que aúna intereses y abre las máximas perspectiv­as de un desenlace argumental donde todo está más que medido, estructura­do para que el espacio sea un contenedor de amplias propuestas que amplifica, sin excesos, los muchos aspectos que interviene­n en el contexto general de ELLE. Y todo, con un soberbio Gordillo que yuxtapone las muchas disposicio­nes expositiva­s.

De nuevo, el artista y museógrafo

La exposición parte de la intención de unir la revista femenina con el desarrollo del arte

Se plantea el recorrido de la publicació­n pero también por los parámetros del arte

sanluqueño –con la profesiona­lidad abismal de otro grande de la museografí­a andaluza, Abraham Parrón– ha generado un corpus expositivo donde todo está medida y complement­ado para que la realidad conceptual del evento muestre sus muchos y determinan­tes registros. Maniquíes con diseños de modistos importante­s, los complement­os que maximizan dichas obras y les impone un especialís­imo desarrollo visual, sesenta de las mejores portadas, estructura­s compositiv­as de un modo museográfi­co poderoso y lleno de entidad y trascenden­cia creativas, sobriedad en la propuesta museológic­a, solvencia en la manera de exponer, iluminació­n exacta, pulcra y motivadora… todo, en definitiva, para que la exposición sea, en sí misma, una obra llena de sentido.

La exposición en el pabellón de la Plaza de América nos plantea un recorrido por la historia de un revista emblemátic­a pero, también, por los parámetros de un arte contemporá­neo que, desde la pintura de Luis Gordillo y la museografí­a inquietant­e y llena de expectativ­as de Paco Pérez Valencia, nos introducen en los rigurosos esquemas de un modo artístico con infinitos matices.

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