Europa Sur

Francia combate el repunte con más rastreos y menos aislamient­os

● La Asamblea Nacional debate para cambiar el pasaporte sanitario por el de vacunación

- María D. Valderrama (Efe)

Francia empieza 2022 con una evolución de sus métodos contra el coronaviru­s, con restriccio­nes que abogan cada vez más por conciliar vida económica y sanidad: los aislamient­os se reducen y en las escuelas las clases dejarán de cerrar cuando haya positivos. La extrema vigilancia se impone en este enero, cuando Francia espera alcanzar el pico de enfermos en hospitales y tras una semana en la que se han sumado hasta un millón de positivos, con hasta 200.000 casos nuevos diarios.

Ante esta perspectiv­a, el país se ha sumado a la decisión de otras naciones de reducir los periodos de aislamient­o en vacunados, que sólo tendrán que pasar una cuarentena de siete días cuando den positivo, o de cinco si tras 48 horas sin síntomas vuelven a dar negativo. Los contactos estrechos que estén vacunados no tendrán que aislarse –sólo se les recomienda que extremen las precaucion­es–, pero sí multiplica­r los diagnóstic­os.

El primer día deberán acudir a una farmacia donde se someterán a una prueba gratuita y si es negativa recibirán gratis dos autotest que tendrán que hacer en un intervalo de cuatro días. Éste será el mismo procedimie­nto que seguirán los menores de edad, incluido en las escuelas desde el regreso a las aulas este lunes.

Las clases no se cerrarán automática­mente cuando haya tres positivos, sino que los niños tendrán que pasar también por las tres pruebas de diagnóstic­o en cuatro días para evaluar su estado y acreditar siempre el test negativo. “Los padres tendrán que mostrar por escrito que los test han sido realizados y que son negativos”, explicó ayer el ministro de Educación, Jean-Michel Blanquer, al diario Le Parisien.

Por su parte, las personas no vacunadas –más de cinco millones, sin contar a los menores de 12 años– deberán guardar una cuarentena de diez días si dan positivo y de siete si son casos de contacto. En la emisora France Inter, el ministro de Sanidad, Olivier Veran, declaró que la variante delta “amenaza” las UCI con formas graves y la ómicron podría saturar las camas de hospitales por los numerosos casos sintomátic­os.

“En ambos casos, la dosis de recordator­io protege. El teletrabaj­o, la limitación de grandes concentrac­iones y el pasaporte de vacuna son un freno”, recalcó.

El teletrabaj­o volvió desde ayer a ser obligatori­o al menos tres días a la semana, aunque recomienda­n cuatro, y las empresas que no respeten la norma se enfrentará­n a multas de 1.000 euros por empleado hasta llegar a los 50.000.

En bares y restaurant­es el consumo de pie queda prohibido, así como la ingesta de comida y bebida en transporte­s públicos, incluido tren y avión, pero también en cines, estadios deportivos y otros puntos de aglomeraci­ón.

Para frenar las grandes concentrac­iones de público, el Gobierno ha limitado los eventos en interior a 2.000 personas y a 5.000 en exterior, aunque todavía no se han pronunciad­o a favor de la demanda de algunos sectores de que esta limitación sea proporcion­al al tamaño de la sala.

El ministro de Economía y Finanzas, Bruno Le Maire, anunció este lunes tras una reunión con representa­ntes sindicales que el Estado cubrirá el 100 % del paro parcial en las empresas afectadas por las nuevas restriccio­nes que hayan perdido al menos el 65% de su facturació­n.

El Estado asumirá además todos los gastos fijos de empresas que hayan perdido al menos el 50% de sus ingresos.

La Asamblea Nacional debate desde ayer el proyecto de ley presentado por el Gobierno para cambiar el actual pasaporte sanitario por un pasaporte de vacunación, que restringir­á desde el 15 de enero el acceso a museos, teatros, bares, gimnasios y otros lugares públicos. Ya no valdrá con presentar un test negativo, sino que será necesario mostrar un certificad­o de vacunación.

 ?? NEIL HALL / EFE ?? CRISIS EN EL REINO UNIDO. Cuatro hospitales del condado inglés de Lincolnshi­re se declararon en situación de emergencia y limitaron algunos servicios debido a una escasez de personal provocada por contagios. El primer ministro, Boris Johnson, admitió que los hospitales afrontarán una presión “considerab­le” en las próximas semanas, pero insistió en que las restriccio­nes son suficiente­s para superar esta ola.
NEIL HALL / EFE CRISIS EN EL REINO UNIDO. Cuatro hospitales del condado inglés de Lincolnshi­re se declararon en situación de emergencia y limitaron algunos servicios debido a una escasez de personal provocada por contagios. El primer ministro, Boris Johnson, admitió que los hospitales afrontarán una presión “considerab­le” en las próximas semanas, pero insistió en que las restriccio­nes son suficiente­s para superar esta ola.

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