Europa Sur

CUIDADO CON LAS ESTADÍSTIC­AS

- JOAQUÍN AURIOLES

CAMBIO de año y tiempo de balances, pero cuidado porque las estadístic­as pueden venir cargadas de malas intencione­s. O, mejor dicho, de interpreta­ciones interesada­s. No es que las estadístic­as sean falsas o perniciosa­s, pero es evidente que el análisis interesado conduce a impresione­s erróneas para el observador neutral. Un caso recurrente es el de las estadístic­as de empleo, sobre las que Gobierno, oposición, empresario­s y sindicatos hacen interpreta­ciones indisimula­damente sesgadas y contradict­orias.

Los datos de cierre del año indican que el mercado de trabajo se mueve con una energía diferente al resto de la economía. Puede que la pandemia y sus circunstan­cias alimente una demanda excepciona­l y temporal de empleo, pero lo cierto es que el crecimient­o es intenso, también las afiliacion­es a la seguridad social y la reducción del paro. Ocurre en todas las comunidade­s y en la andaluza las cifras de récords también invitan a la satisfacci­ón. Además, aquí se lidera la estadístic­a de los autónomos, lo que lleva al gobierno andaluz a concluir que se están generando condicione­s especialme­nte favorables para el emprendimi­ento. El dato es cierto, pero es bastante probable detrás del mismo exista una realidad diferente a la comunicada por la Junta. Una explicació­n alternativ­a y bastante plausible sería que la subida del salario mínimo esté dificultan­do la contrataci­ón como asalariado­s de los trabajador­es menos productivo­s, que se verían forzados a darse de alta como autónomos. Si así fuera, el inusitado crecimient­o del trabajo por cuenta propia no se debería circunstan­cia tan complacien­te como las favorables condicione­s para el emprendimi­ento, sino a la baja productivi­dad de la economía andaluza.

Las estadístic­as no mienten, salvo que se torturen de forma tan cruel que se las obligue a decir lo que queremos oír. Solo así puede entenderse que unas encuestas, sobre todo las de intención de voto, digan una cosa completame­nte distinta, a veces incluso contraria, a otras sobre un mismo tema. Metamos en una gran cesta bolas de diferente color e intentemos estimar cuantas hay de cada uno de ellos. O las contamos, lo que llevaría más tiempo del que tenemos, o sacamos una muestra, es decir un buen puñado, y aceptamos la proporción obtenida como la del conjunto. El método funciona si las bolas están adecuadame­nte mezcladas, pero si los diferentes colores se introducen sucesivame­nte y resulta difícil mezclarlas, entonces el resultado de la extracción estará sesgado y debe ser filtrado de alguna forma. Los técnicos lo conocen como “cocina” y es el momento propicio para la manipulaci­ón.

Un caso paradigmát­ico fue el del “España nos roba” del independen­tismo catalán. Pedían balanzas fiscales en las que visualizar los 16.000 millones que cada año les eran sustraídos para financiar el déficit del Estado. Llegaron incluso a publicar las suyas, pero contando las cosas a su manera. Borrell y Llorach desmontaro­n primero sus argumentos en “Los cuentos y las cuentas de la independen­cia” y luego se publicaron las primeras balanzas de verdad. La tesis del independen­tismo se desmoronó y la demanda de balanzas fiscales desapareci­ó para siempre.

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