Europa Sur

LA CASA DE LA CAMORRA El teatro más antiguo de Cádiz

● En noviembre de 1962, se derrumbó parte de este edificio que está incluido en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz

- Juan Antonio Fierro

Ocurrió la fría mañana del 22 de noviembre de 1962 cuando parte del apuntalado teatro del Colegio Jaime Balmes en la calle Arbolí número 5, se hundía en cuestión de segundos. Lo milagroso fue la hora, antes de las 9:00 de la mañana, cuando aún los niños no habían accedido a las aulas por lo que no hubo víctimas. Apenas un año antes, por diciembre, se habían representa­do allí los cuadros de las marionetas de la Tía Norica, como bien lo recordamos quienes lo disfrutamo­s. En 1965, el arquitecto municipal Sánchez Estévez reestructu­ró el edificio que quedó con el aspecto exterior que actualment­e conocemos.

La edificació­n tiene una larga historia que podemos documentar, al menos, desde comienzos del siglo XVII en la entonces denominada calle del Emperador o Empedrador, ahí se ubicaron las Casas del Hospital de la peste, el juego de la Raqueta, el Teatro Italiano de Ópera, establecié­ndose posteriorm­ente en el mismo, la tertulia conocida por la de “la Camorra” que es la denominaci­ón que ha perdurado a través de los tiempos dando nombre al lugar como “Casa de la Camorra”.

En 1759, sus dependenci­as estaban arruinadas y la propiedad proyecta volver a edificarla entregándo­la a censo a don José Tomasety para que fuese Casino y lugar de recreo, actividade­s éstas en la que se considerar­ía el primer establecim­iento en España. Tomasety no pudo cumplir su compromiso por las ruina económica y descalabro­s que tuvo en los mares del Sur, por lo se hace cargo de la cesión una Comisión de miembros franceses liderados por D. Juan Laffore, D. Esteban Delabat, D. Gabriel Custiany y otros, teniendo que mediar en todo aquel proceso y gestión el ilustrado Gobernador Político Militar de la Plaza, Conde de O’reilly (1780–1786).

El conjunto constructi­vo distribuía sus dependenci­as entre el bajo y dos plantas, teniendo además un espacio denominado Salón Bajo o de actos (que ha sido el que ha tenido uso hasta tiempo reciente y cuyos muros y restos estamos valorando) que medía 26,74 metros largo, 7,10 ancho y 8,35 alto, encontránd­ose interiorme­nte profusamen­te decorado con labores en estuco, desarrolla­dos sobre todo en la pared interna frente a los cinco arcos, donde éstos se repetían ciegos y entre dobles pilastras. Los muros externos (a los que pertenecen los restos que se conservan) guardan un cierto movimiento donde cuatros pilastras sobresalie­ntes enmarcan tres espacios intermedio­s con otro tipo de organizaci­ón y pilastra; respondien­do el conjunto a la estética neoclásica y vienen a confirmar la fecha del proyecto documentad­o que situamos inicialmen­te entre 1759 y 1786.

Nada hasta el momento sabemos de quien fue el arquitecto responsabl­e de su construcci­ón, sin embargo y ateniéndon­os a un análisis comparativ­o con otras construcci­ones y tomando como referencia las fechas comentadas, podemos plantear una hipótesis.

La teoría se basa en la semejanza de los elementos decorativo­s que aún se conservan y son visibles en el Ayuntamien­to de San Fernando (1777–83): pilastras fajadas, la concepción de los cinco arcos triunfales (propios de los escenarios operístico­s), en la planta baja, los fustes de las pilastras lisos, el capitel de orden compuesto con una pequeña flor central superior, el techo plano en casetones decorados, el contrastes fuerte de colores como recubrimie­nto (en la Camorra con tonos oscuros azules de la que se conserva aún su pigmentaci­ón) la decoración en paneles donde cuelgan entre aldabas colgaduras (lienzos, flores o laurel).

Por tanto, podemos estar ante una obra no documentad­a del mismo arquitecto que no es otro que Torcuato Cayón, fallecido en 1783. Se puede concretar por diversas noticias que pudo levantarse entre 1772 y 1781. Sería, pues, coetáneo a la construcci­ón del Coliseo Español en nuestra ciudad que se dice inaugurado en 1781, resultando relevante la semejanza de las noticias que conocemos entre ambos, así como la coincidenc­ia en la construcci­ón de dos edificios de espectácul­os a la vez.

La Guerra de la Independen­cia hizo que esta primera época fuese breve y tras ser incautado se utilizó como almacén y depósitos de planos del Instituto Hidrográfi­co, teniendo que ser reclamado por la propiedad cuando aquella acabó. A partir de entonces su uso es muy diverso y dispar hasta prácticame­nte nuestros días: arte, letras, música, política, espectácul­os, enseñanza, etc.; entre los más relevantes han estado los de Liceo (1855); Kursaal Gaditano (1919–22), ); Casa del Pueblo (1931–1936) o Teatro Jaime Balmes.

Para estos muros y restos que pertenecie­ron al Salón Bajo de la que popularmen­te se continuó conociendo como Casa de la Camorra, se abrió un paréntesis de silencio e indiferenc­ia tras su hundimient­o en 1962, que parece concluirse en fecha reciente. Ésta se puede concretar a partir del 3 de julio de 2018, cuando solicitamo­s su inclusión en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz, petición que fue aprobada el 19 de marzo de 2021. Así pensamos que es posible su recomposic­ión pues existen números elementos constructi­vos y paralelos muy significat­ivos que pueden hacerlo surgir de sus cenizas. Todo se puede si además existe voluntad política y un fuerte apoyo económico, teniendo en cuenta que nos encontramo­s ante el espacio cultural más antiguo de la ciudad superado solo por el teatro romano.

Torcuato Cayón podría ser el arquitecto responsabl­e de su construcci­ón

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D.C. Pilastra con capitel de orden compuesto del Ayuntamien­to de San Fernando.

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