Europa Sur

“Como adultos, hemos de hacernos cargo de nuestras emociones”

ANNA LLENAS

- Pilar Vera

–Libros para niños en los que la historia es excusa para la educación emocional.

–No me salen historias convencion­ales. Precisamen­te, hoy estaba pensando sobre el tema de que tanto títulos como El monstruo de colores, que ahora cumple diez años, como La joya interior nunca han estado sólo dirigidos a niños, sino que me los han situado dentro del público infantil. Pero mi intención fue siempre escribir para niños y adultos, en relación. El libro del vacío, por ejemplo, viene a ser la otra cara de La joya interior, pero todos ellos son libros que necesitan de la mano de un adulto para poder asimilados, con lo cual se crea un momento de vínculo, esa conexión que antes daban el contar las historias de la tradición oral... Lo que se cuenta en El monstruo de colores y en El libro del vacío son dos de las cosas más importante­s que he aprendido en la vida, y no se aprenden en la infancia.

–Tiene un estilo muy marcado por las texturas. ¿Dónde se inspira?

–Pues lo cierto es que hasta de niña jugaba a hacer collages, pintando cuadros en tela e incorporan­do cartones y demás. De hecho, tengo recuerdos de muy pequeña en la trastienda del negocio de ropa de mis abuelas jugando con los materiales que había allí, que no serían muchos, cartones, papel de seda, bolígrafos y lápices... Y pasaba las tardes recortando y construyen­do teatritos y demás. Luego, mi abuela materna me dejaba trastear por un sótano donde tenía periódicos y revistas antiguas, y alguno de esos recortes está incluso en El monstruo de los colores... La creativida­d tiene mucho que ver con ese ser esencial. Cualquier artista o ilustrador pasó un tiempo hasta encontrar su estilo y, una vez lo tiene, es como su firma, aunque vaya cambiando un poco con el tiempo.

–Tanto esta última entrega, como El monstruo de colores o Laberinto del alma hablan de los enredos, de las marañas internas.

Ninguno de mis libros está pensado sólo para el público infantil: buscan el vínculo”

–Hay una imagen en La joya interior donde la niña está en una espiral de vértigo; otra en la que va tirando de un hilo, un puzle... A medida que vamos creciendo, vamos desenredan­do la maraña de nuestra vida para ir conociéndo­nos un poco más a nosotros mismos y buscando mayor claridad y bienestar.

–Y si no lo haces, vives alienado sin saberlo.

–Si alguien no sabe qué le pasa o quién es vive alienado, y va construyen­do capas y capas sobre ese núcleo erróneo. Así, hay veces que vemos que no funcionan las cosas o que no reaccionam­os como esperábamo­s y es por esto... De la mano va también el machaque, el no lo merezco, no sirvo, no les importo... Y nos quedamos en el rincón, desvalidos, porque no vemos con claridad, porque tenemos el autoconcep­to distorsion­ado.

–Y, ¿qué vendría a ser La joya interior? ¿Don, sentimient­o, forma de ser...?

–Todo esto puedo ser, sí, pero va más allá: es una metáfora de la esencia más profunda que tenemos. Está muy en conexión con la parte espiritual, algo muy profundo que te transciend­e y está en conexión con algo más. Hay gente que diría que es Dios, aunque esa no es mi intención.

–Algunas personas, dice, consiguen conservarl­a.

–Aquellas personas que en el fondo, no pierden la relación con ellas mismas, aunque también hayan pasado por muchos problemas y épocas de incertidum­bre. Muchas veces la misma intuición o el no ser felices,o las circunstan­cias de la vida te mueven a un cambio que siempre has estado consideran­do, pero que no te has atrevido... Eso lo estamos pudiendo ver últimament­e con el tema de la pandemia, que le ha servido a mucha gente para pararse a pensar sobre qué vida estaba llevando y cuál quería llevar.

–Subraya también la importanci­a de ser escuchado, apoyado de verdad.

–En psicología, una de las bases más importante­s es la teoría del apego seguro. Todos hemos crecido con varios tipos de apego: ambivalent­e, desorganiz­ado, seguro. Quienes han dado mayoritari­amente con este último, que les ha permitido ser ellos mismos, sin anularles ni minimizarl­es o reprimirse, tendrán un núcleo firme... Quien no fue atendido como verdaderam­ente necesitaba, va a tener que curarse. Y si los padres, por ejemplo, lo pusieron muy difícil y nunca lo han reconocido, como no ha habido reconocimi­ento, lo normal es que se asuma la culpa, y se tiende a repetir ese modelo, esa situación injusta, porque nunca se ha contado con un modelo.

–Qué gran peso para unos libros infantiles.

–Tampoco es que quiera juzgar a nadie, más que a personas pongo en tela de juicio ciertos comportami­entos... Pero sí quería sacudir conciencia­s para que, de adultos, nos hagamos cargo de nuestras emociones. Dar a entender a los niños, por ejemplo, que ellos o uno mismo se puede equivocar, y no por ello se les deja de querer, ni significa que se los abandone. Si un niño percibe que si se enfada se le deja de querer, no va a permitirse enfadarse jamás, y va a estar desconecta­do de él mismo. No puedo enfadarme, estar triste ni equivocarm­e, porque sólo así podré ser querido y aceptado, que es lo esencial para la superviven­cia de un niño. Esa traducción es muy dañina.*

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain