Hacer el agosto con la pandemia
● Numerosas organizaciones han proliferado desde marzo de 2020 para sacar partido con negocios fraudulentos a la expansión del coronavirus
Desde enviar cajas llenas de arena en lugar de guantes hasta vender material sanitario caducado o falsificado. El coronavirus no ha frenado la picaresca de aquellos que han querido hacer su agosto con la pandemia y lucrarse con un material que nos es ya imprescindible. Quizá algunos lo hayan conseguido, pero a otros muchos las fuerzas de seguridad les ha frustrado su deseo de hacerse ricos a costa de un virus que desde 2020 no deja de acecharnos.
Aun así, muchos han seguido intentándolo. Prueba de ello es lo que ha ocurrido en estas últimas semanas, cuando aprovechando el récord de incidencia de contagios de la sexta ola de la pandemia, los “malos” han intentado “colar” en el circuito legal test de antígenos que no reunían las condiciones sanitarias exigidas.
No habían pasado ni cinco días desde que el Gobierno decretara el estado de alarma cuando la Policía Nacional ya daba cuenta de la incautación de 3.600 mascarillas, 497.000 guantes y 12.756 botellas de soluciones hidroalcohólicas.
Todo ello se encontraba en Cobo Calleja, el principal polígono industrial de almacenes de distribución de productos de China, ubicado en Fuenlabrada (Madrid). Fue una actuación preventiva de la Policía, que inspeccionó las naves de ese polígono para evitar el tráfico ilegal de estos productos.
En ese momento traficar con mascarillas era un negocio más que goloso, porque el mercado estaba en esas fechas desabastecido de ese material –tan preciado entonces como el papel higiénico– y su precio estaba muy por encima de lo razonable. Si es que se tenía la suerte de encontrarlo, claro. Algunos se anticiparon a lo que se veía venir y encontraron el material a tiempo. Como esa pareja de Logroño que hizo acopio de gel, mascarillas, guantes..., productos en ese momento “de primera necesidad”, para venderlos a un precio diez veces superior al del mercado. La Guardia Civil les detuvo el 7 de abril del 2020.
También las empresas del sector sanitario necesitaban surtirse de ese material e hicieron sus pedidos a suministradores que, a la postre, les timaron. A uno de estos timadores la alegría le duró poco. En junio de 2020 la Policía Nacional detuvo en Málaga a un hombre de 36 años que estafó 69.000 euros con venta de mascarillas y guantes que jamás entregó a unos destinatarios que, confiados, le transfirieron el dinero.
El 14 de julio de ese año, en Valencia, la Guardia Civil desarrolló la operación Face mask contra la venta de material sanitario caducado, que se saldó con la incautación de 300.000 mascarillas y catorce detenidos. Junto a las mascarillas, los agentes intervinieron guantes, medicamentos, jeringuillas... un material que, en su mayor parte, había caducado hacía seis años, en 2014.
Es imposible hacer la cuenta de las mascarillas que a lo largo de la pandemia han intervenido las fuerzas de seguridad, pero si hablamos de partidas “gordas” hay que mencionar las 1.095.000 unidades de este producto, en este caso del tipo KN95, que se encontraron en el puerto de Almería a finales de septiembre del 2020. Su destino era Orán (Argelia) y se encontraban ocultas en el fondo de cuatro semirremolques sin paletizar y mezcladas entre la carga legal. Su valor: 3,6 millones de euros.
Una de esas redes logró perpetrar cientos de estafas en 21 provincias vendiendo mascarillas y otros productos a través de páginas web. Particulares, ayuntamientos, asociaciones, empresas, farmacias y hasta ortopedias acudieron a internet para hacer sus pedidos. Nunca llegaron. La Guardia Civil logró cortar el negocio y en diciembre de 2020 desarticuló la red deteniendo a seis de sus miembros.
Como desmanteló también, en marzo pasado y en Valencia, a un grupo que estafó más de 2,7 millones de euros con la venta de 330.000 cajas de guantes de nitrilo para personal sanitario de Francia. El destinatario solo recibió cajas llenas de arena.
La sexta ola de la pandemia ha coincidido en el tiempo con las fiestas navideñas. La incidencia de contagios se ha disparado en España y el que más o el que menos se ha hecho un test de antígenos. O dos, o tres, o cuatro... ¿Han sido todos legales? ¿Estaban homologados? ¿Los hemos comprado en la farmacia? Cada uno sabrá dónde, cómo y a qué precio adquirió el/los test. Lo cierto es que a costa de esta “fiebre” también ha habido quien ha querido hacer negocio, pero afortunadamente, no la Policía lo ha impedido a tiempo.