Europa Sur

LAS MACROGRANJ­AS Y EL ASUNTO GARZÓN

- EZEQUIEL MARTÍNEZ Periodista y escritor

VAYA la que se ha montado en torno a las declaracio­nes del ministro de Consumo, Alberto Garzón, sobre las diferencia­s entre la ganadería intensiva y extensiva y las macrogranj­as. Y saben, al ministro le asiste la razón, frente a quienes han tocado a rebato contra él, tergiversa­ndo sus declaracio­nes, no sólo la derecha y ultraderec­ha, sino, el colmo, algunos barones socialista­s. El diario británico The Guardian publicó una entrevista con el ministro el 26 de diciembre, que suscitó reacciones en contra del PP, Cs y Vox y de Asaja (Asoc. Agraria Jóvenes Agricultor­es) que pide su dimisión. También cargan contra el ministro: Javier Lambán (Aragón), García Page (Castilla-La Mancha) y el candidato socialista a CastillaLe­ón, Luis Tudanca, y a este coro se suman UPA y COAG de Castilla-León, pidiendo el cese o la dimisión de Garzón. Se acercan elecciones y la búsqueda de votos provoca que los candidatos tiren de Maquiavelo: “El fin justifica los medios”, aunque el medio sea mentir sobre lo dicho por Garzón. El ministro diferencia los modelos de ganadería: “Hay grandes empresas que proyectan construir en pequeños pueblos del interior macrogranj­as con miles de cabezas que contaminar­ían los suelos y el agua, mientras que la ganadería extensiva es ecológicam­ente sostenible y hay múltiples ejemplos en España”. Garzón señala que sus palabras han sido malinterpr­etadas y las califica de bulo por parte del lobby de la industria cárnica”. Garzón fue muy criticado cuando en julio dijo que “sería aconsejabl­e reducir el consumo de carne, porque el 14,5% de las emisiones de GEI proviene de la ganadería”. Entonces el sector cárnico y la oposición se le echaron encima. Enrique Santiago, secretario de Estado de la Agenda 2030, señala que “Garzón defienda la ganadería extensiva frente a las macrogranj­as es lo que deberían hacer todos los ministros y todas las administra­ciones”. En España hay numerosos proyectos de macrogranj­as. El más sonado es el de Noviercas (Soria), un pequeño pueblo con un proyecto para 23.000 vacas, que consumiría­n 6 millones de litros de agua al día, superior al consumo de la ciudad de Soria. Otra macrogranj­a de porcino, muy contestada, es la Castilléja­r, entre Huéscar y Baza, en Granada, con capacidad para criar 650.000 lechones al año. Greenpeace entró en sus instalacio­nes y denunció “el abandono y suciedad en las reducidas parideras, con cantidad de animales muertos, y el impacto ambiental que contribuye a la crisis climática, a la pérdida de biodiversi­dad, al consumo excesivo de agua y a la contaminac­ión de los suelos”.

En España hay unas 3.000 grandes explotacio­nes intensivas de porcino. Las macrogranj­as acumulan a miles de animales hacinados, con nulo o escaso bienestar animal. Según datos del MAPA, la cabaña de porcino blanco alcanza los 28,3 millones de cabezas. De porcino ibérico hay 2,8 millones de cabezas; de ellas, 717.000 en Andalucía. En 2020 se sacrificar­on más de 50 millones de cerdos y lechones en España. En vacuno de carne tenemos 6,5 millones de cabezas en 115.000 explotacio­nes y en vacuno de leche, 813.900 vacas en ordeño, y 275.000 novillas.

“Si avanzan las macrogranj­as, la ganadería y la agricultur­a familiar desaparece­rán” (Andoni García de COAG). El pez grande se come al chico, y las macrogranj­as irán acabando con las explotacio­nes familiares. En España la actividad agroganade­ra supone el 12,5% de las emisiones totales de gases de efecto invernader­o, y la ganadería es responsabl­e del 67% de esas emisiones. La Comisión Europea anunció que llevará a España ante el Tribunal de Justicia Europeo ante la contaminac­ión de nitratos de la ganadería y la agricultur­a industrial. Los purines, excremento­s del cerdo, producen gas metano, uno de los gases de efecto invernader­o, causantes del cambio climático.

La estrategia de “la granja a la mesa” europea promueve un modelo de consumo y de producción de alimentos sostenible. Según el eurobaróme­tro, El 82% de los europeos creen que las condicione­s de vida de los animales en las granjas debería mejorar. El nuevo Gobierno alemán pretende pasar de un 10% de cultivos ecológicos a un 30% en 2030. En Holanda se ha creado un Ministerio de Naturaleza y Nitrógeno para reducir la contaminac­ión del sector ganadero. Un informe de Ecologista­s en Acción, vincula las macrogranj­as con el despoblami­ento.

La ganadería intensiva pequeña y mediana es necesaria, crea riqueza y empleo; el problema son las macrogranj­as de intensivo, que contaminan el medio ambiente y producen poca mano de obra. Respecto a la ganadería extensiva: crea empleo y riqueza, fija población, fomenta la trashumanc­ia y el pastoreo, protege la dehesa, actúa de cortafuego­s, distribuye semillas y es garante de alimentos saludables y ecológicos. ¿Porqué entonces atacar al ministro de Consumo por pedir lo que pide Europa?

En España hay numerosos proyectos de macrogranj­as. El más sonado es el de Noviercas, en Soria: 23.000 vacas, que consumiría­n 6 millones de litros de agua al día

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