Europa Sur

Igualdad alerta del aumento de la violencia vicaria y pide mayor protección

- Efe

Siete menores falleciero­n a manos de sus padres en 2021 y en cuatro casos existían denuncias contra el agresor Fue el segundo año más dramático desde que se contabiliz­an estos crímenes

Siete menores han muerto en 2021 víctimas de la violencia vicaria y en cuatro de los casos existían denuncias previas contra el agresor; ante esta realidad, el Ministerio de Igualdad ha advertido de que las medidas adoptadas por la Justicia pueden ser suficiente­s o no para las mujeres, pero no lo son para sus hijos.

La delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, Victoria Rosell, hizo ayer balance en una rueda de prensa de los datos de violencia machista de 2021, que, si bien fue el año con menos mujeres asesinadas de toda la serie histórica (43), la violencia vicaria aumentó.

Para Rosell, esta realidad se explica porque, cuando la mujer consigue salir de una relación violenta, “los hijos siguen tradiciona­lmente a merced del padre”, quien puede ejercer sobre ellos “la más cruel” de las violencias, que causa “un daño perpetuo a la mujer”.

Fueron siete los menores asesinados por sus padres en 2021, frente a los tres de 2020 y 2019. El pasado año fue el segundo más dramático de la serie histórica junto a 2015 y 2018, desde que se empezaron a contabiliz­ar estos crímenes, en 2013. El año más trágico fue 2017, con ocho menores asesinados; en 2013 hubo 6; en 2014 4 y 1 en 2016. En total, 46: 25 niños y 21 niñas.

Las estadístic­as de 2021 presentada­s por Rosell ponen de manifiesto que en el 100% de los casos de violencia vicaria el asesino fue el padre biológico y, tras cometer el crimen, cinco de los siete agresores se suicidaron (el 71%). En cuatro casos había denuncias previas (el 57,1%) y en tres la madre fue también asesinada.

“Hay que hacer una reflexión respecto de las medidas de la Justicia porque, si en cuatro de los siete casos había medidas, podían ser suficiente­s o no para las mujeres, pero claramente eran insuficien­tes respecto a los menores”, señaló Rosell.

En este sentido, abundó en que las órdenes y medidas de protección se centraron más en las víctimas inmediatas –las mujeres– que en los menores que dependen de ellas, a pesar de que “según la ley son también víctimas directas” de la violencia machista. Por eso, Rosell consideró que las medidas legislativ­as para luchar contra la violencia vicaria son esenciales y citó las leyes de infancia y la de reforma de la legislació­n civil y procesal para el apoyo a las personas con discapacid­ad, que se guían por el principio esencial de que “un maltratado­r no puede ser un buen padre”.

Recordó que, de esta forma, se suspenden las visitas cuando el padre está incurso en un proceso penal por violencia machista, algo que antes sólo ocurría en el 4% de los casos, según detalló.

Esto motivó que la Fiscalía haya instado a realizar “cientos de revisiones” de regímenes de visitas ya existentes y que Institucio­nes Penitencia­rias esté vigilante ante posibles visitas de menores a sus padres presos por delitos de violencia machista.

Rosell considera que las medidas legislativ­as para luchar contra esta lacra son esenciales

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CHEMA MOYA / EFE Victoria Rosell.

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