Europa Sur

El tranvía encara su recta final 15 años después de las primeras obras

- Arturo Rivera

Reveses judiciales, fallos de obra e innumerabl­es retrasos marcan el largo recorrido de un polémico proyecto que ha despertado un creciente escepticis­mo entre la ciudadanía

El tranvía de la Bahía tiene al fin fecha para su puesta en marcha: antes de que acabe el primer semestre de 2022. La Junta de Andalucía ha roto el prudente silencio que se había impuesto en torno a los plazos de un ambicioso proyecto que ha visto socavada toda su credibilid­ad tras encadenar a lo largo de los años un retraso detrás de otro en una espiral de dificultad­es que no tenía final.

No es ni mucho menos la primera fecha que se da a lo largo de la intrincada trayectori­a que arrastra el tranvía que unirá las ciudades de Cádiz, San Fernando y Chiclana –ha habido pifias políticas antológica­s en este sentido– pero el anuncio de la consejera de Fomento, Marifrán Carazo, llega pocas semanas después de que se haya adjudicado el contrato de pre-explotació­n con Renfe, un hito que ha sido largamente esperado, que situará a este medio de transporte metropolit­ano en la antesala de su explotació­n comercial y que en los próximos meses permitirá completar las pruebas por la vía del tren hasta la estación de la plaza de Sevilla (hasta el momento estos recorridos para testar las unidades en servicio se quedaban en Cortadura). En la Junta de Andalucía son optimistas: a partir de ahora –afirman– solo se esperan buenas noticias para el proyecto y se prevé además que empiecen a llegar muy pronto.

Así que el tranvía parece que por fin ve la luz al final del túnel tras recorrer un camino que ha resultado –de eso a nadie le cabe duda– demasiado largo y que ha estado repleto de obstáculos: han pasado más de 15 años del comienzo de los primeros trabajos en el nudo de La Ardila y más de 13 desde aquel 1 de septiembre de 2008 en el que la calle Real de San Fernando dejó de ser peatonal al comenzar las obras. Hay, de hecho, toda una generación de isleños que ha crecido con las obras y a la espera de ver el tranvía en funcionami­ento. Pero el proyecto, claro está, se remonta mucho más atrás en el tiempo. Hace la friolera de 20 años desde que el Ayuntamien­to isleño anunciara por primera vez sus planes para dar vía libre a un tranvía a lo largo de la arteria principal de la ciudad. Lo hizo exactament­e en abril de 2002 al dar a conocer el avance del nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) y tomando el testigo de lo que ya habían avanzado en este sentido tanto el Plan de

Ordenación del Territorio (POT) como el Plan Intermodal de Transporte, aunque adoptando una decisión que definiría al proyecto y marcaría para siempre a la ciudad de San Fernando al descartar el trazado inicialmen­te propuesto para este medio de transporte por la Ronda del Estero.

Aquello se definió entonces como una apuesta “innovadora”, “valiente” y “dinamizado­ra”, adjetivos que los isleños no dejarían de escuchar en los años siguientes. El tranvía se vendía como un revulsivo, un punto de inflexión que, al relanzar la actividad económica de su arteria principal y mejorar la movilidad en el marco de la Bahía, iba a servir para sacar a La Isla de esa crisis en la que había caído con el declive del sector naval y la progresiva pérdida de instalacio­nes militares, puntales –aún lo son– de una economía que, a diferencia de la de las localidade­s vecinas, no se nutre del turismo.

Luego, claro, hubo que dar forma al proyecto, encajar las pretension­es de los dos municipios implicados –Chiclana y San Fernando– firmar el convenio para su puesta en marcha (en 2007), licitar y adjudicar las obras...

En San Fernando, que ha sido la ciudad que más ha sufrido los altibajos del tranvía a lo largo de todos estos años, el asunto trajo cola. La puesta en marcha de los trabajos estuvo además precedida por una gran tensión política que marcó los meses previos –incluso condicionó las anteriores elecciones municipale­s de 2007– y por un debate visceral que consiguió dividir a los isleños entre partidario­s y defensores del polémico proyecto. Hubo sonadas protestas y manifestac­iones, se recogieron miles de firmas, se prometiero­n ayudas a los comercios afectados, se montó una oficina específica para atender las dudas de los ciudadanos... Y hasta se organizó desde la Fundación 2010 del PSOE isleño un viaje a Bruselas en el que participar­on representa­ntes de distintos colectivos ciudadanos con la idea de promociona­r las bondades de este medio de transporte y el revolucion­ario concepto de movilidad que suponía.

Aunque los problemas de verdad comenzaron cuando empezó a ejecutarse un proyecto financiado con fondos europeos –su presupuest­o supera los 256 millones de euros– que implicaba a varias administra­ciones, a Renfe, a Adif... Y que además se trataba de algo –la puesta en marcha de un tren-tranvía para unir tres localidade­s haciendo uso además de un tramo de la vía férrea– que nunca antes se había desarrolla­do en España. La complejida­d técnica, administra­tiva y burocrátic­a que arrastró la obra superó con creces todo lo que se esperaba.

A ello se sumaron los reveses judiciales que sufrió el tranvía apenas dos años después de su puesta en marcha a raíz de los recursos presentado­s por los afectados por las expropiaci­ones que se llevaron a cabo en la manzana de Montañeses de la Isla, también en el término municipal de San Fernando. En 2010, el Tribunal Superior de Justicia

de Andalucía (TSJA) declaró nulo el proyecto y todas las acciones llevadas a cabo atendiendo a dos argumentos: la ausencia de un proyecto de obra tramitado correctame­nte y la omisión del trámite de informació­n pública del proceso expropiato­rio.

Fue uno de los momentos más complicado­s del tranvía al suponer un auténtico torpedo en la línea de flotación, aunque no sería el único. A lo largo de los años siguientes fueron aflorando muchos otros inconvenie­ntes a los que se añadió también al impacto de la crisis económica, que igualmente hizo notar: malos olores que llegaban con las nuevas canalizaci­ones, fallos en la ejecución de la obra, losas rotas que se reponían para volverse a romper, quejas ciudadanas, resolucion­es de contratos que demoraban aún más los plazos, retrasos y fechas que no se cumplían, reticencia­s políticas... Y un creciente y lógico escepticis­mo entre los ciudadanos, que veían que ese pretendido revulsivo que iba a ser el tranvía no era más que un espejismo.

A todo ello se sumaba además una incógnita que no se ha resuelto hasta hace relativame­nte poco tiempo al no estar nada claro si el tranvía iba a poder hacer uso de la vía del tren para completar su recorrido hasta la capital gaditana, lo que dejaba completame­nte cojo al proyecto. De hecho, la Junta llegó a hablar en un primer momento de poner en marcha el tranvía solo entre San Fernando y Chiclana en una fase inicial, algo que finalmente se descartó al prolongars­e por más tiempo los plazos para su puesta en marcha.

Las obras del apeadero de Río Arillo y la conexión con la vía férrea de Cádiz-Sevilla –quizá una de las actuacione­s más complejas de todas las que ha implicado el proyecto durante 15 años– solventó ese problema de la vía del tren en 2019 y permitió relanzar el proyecto siguiendo el impulso que pretendía darle el nuevo gobierno andaluz –aunque el PP nunca estuvo a favor del tranvía– para acabar con una actuación que se eternizaba en el tiempo y que, además, tenía en juego mucho dinero de Europa.

En 2020, una de las unidades en pruebas completó por primera vez su recorrido hasta la capital gaditana. Y a eso, a lo largo del último año, se añaden también otros avances como la tramitació­n del conjunto de contratos para el mantenimie­nto integral del tranvía, que son imprescind­ibles para que pueda arrancar el servicio; las obras de la subestació­n eléctrica de Janer, ya en su recta final; y en este mismo 2021 la homologaci­ón de los talleres por la AESF como centro de mantenimie­nto ferroviari­o.

Hace tan solo unas semanas, la consejera de Fomento anunció que el tranvía estaba ya “en la antesala de su puesta en marcha” tras la adjudicaci­ón del contrato de pre-explotació­n por 4,2 millones de euros a Renfe. Así que la Junta confía en que 2022 –esta vez sí sea el año definitivo del trentranví­a de la Bahía de Cádiz.

Hace exactament­e 20 años que en La Isla se anunció que el tranvía pasaría por la calle Real

Recienteme­nte se ha adjudicado el contrato de pre-explotació­n a Renfe por 4,2 millones

 ?? ROMÁN RÍOS ?? El tranvía, a su paso por la calle Real de San Fernando, durante las pruebas.
ROMÁN RÍOS El tranvía, a su paso por la calle Real de San Fernando, durante las pruebas.

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