Luis Planas prepara una estrategia de promoción de la caza ante la ofensiva de Vox
Algunas federaciones sostienen que la iniciativa “suena como los ángeles”
El ministro de Agricultura, Luis Planas, se vuelca con la caza, tanto que la nueva estrategia nacional del sector propone su fomento entre los más jóvenes. Frente a la irrupción de Vox como defensor de la caza, el ministro socialista ha comenzado a actuar. Su compañera la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, se había pronunciado en alguna ocasión en contra de esta actividad, y en Unidas Podemos tampoco termina de gustar la cacería.
La iniciativa de Planas causa, de momento, satisfacción. De hecho, el director de la Fundación Artemisan, que agrupa a varias federaciones de caza, Luis Fernando Villanueva, calificó de “absolutamente positiva”, “ambiciosa” y “bastante sensata” la redacción del borrador, que le “suena como los ángeles”, y espera que lleve aparejado un presupuesto “acorde” para que no se quede en “papel mojado”.
El Gobierno quiere reparar la “mala imagen” que la sociedad tiene de la caza, una actividad que califica de “sostenible” y que “fomenta la conservación y mejora de la biodiversidad” pero que tiene “escaso relevo” generacional. Para aprovechar las “oportunidades” del sector quiere fomentar la incorporación de mujeres y jóvenes y formar y difundir a los cazadores en las buenas prácticas en redes sociales, entre otras actuaciones que plantea el borrador, en fase de información pública.
El documento, elaborado por el
Ministerio de Agricultura, incluye un análisis de situación, con las oportunidades y amenazas del sector de la caza y propone una batería de objetivos y medidas para mejorar la imagen y situación de esta “herramienta” para ayudar en la gestión del medio natural, controlar enfermedades, favorecer la conservación del resto de especies de flora y fauna, el turismo rural y una actividad “fuertemente arraigada en el acervo cultural”.
Aunque define la caza como un “modo de encuentro y disfrute de la naturaleza”, además de un “modo de vida y sustento de muchas poblaciones rurales”, reconoce que la actividad se ha ido abandonando por su baja rentabilidad, el escaso relevo generacional, la elevada edad media del cazador, causas que son un “problema” para su continuidad y la conservación de sus “usos y tradiciones asociadas” y que destaca como parte del patrimonio cultural.
De hecho, alerta de que la Administración por sí misma “no puede suplir las funciones reguladores que ejercen los cazadores”. Por ello, considera preciso comunicar a la sociedad que la falta de cazadores provocaría la necesidad de
El borrador del plan propone el fomento de esta actividad entre los más jóvenes
gestión de las especies por parte de otros profesionales, lo que “incrementaría la fiscalidad” sobre la población general, al no poder ser asumidos por la Administración.
No obstante, valora oportunidades para su continuidad como la modernización y digitalización del mundo rural; para fijar empleo y población en la España despoblada, profesionalizando al cazador y promoviendo la carne de caza como “un producto de alta calidad en cuanto a nutrientes y naturalidad y degustación como un producto gourmet” dado el “auge” del sector gastronómico. Asimismo, el borrador observa como oportunidades para el sector la “elevada biodiversidad” de la península; el potencial económico del turismo cinegético; o las nuevas tecnologías disponibles para la difusión de la información.