Europa Sur

Esperando un diagnóstic­o

- Ramiro Navarro

La necesidad de establecer mecanismos que permitan acelerar el diagnóstic­o de las enfermedad­es raras es una reivindica­ción histórica de los colectivos de pacientes, representa­dos en España por la Federación Española de enfermedad­es Raras (Feder). Un estudio andaluz ha querido ahora aportar evidencia ha esa reivindica­ción analizando los datos disponible­s sobre esos retrasos. El trabajo realizado por el Departamen­to de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Facultad de Medicina

de la Universida­d de Sevilla, el Instituto de Investigac­ión de Enfermedad­es Raras del Instituto de Salud Carlos III de Madrid y el Centro de Investigac­ión Biomédica en Red de Enfermedad­es Raras (Ciberer), pone de manifiesto las lagunas existentes en la literatura científica que cuantifica el tiempo hasta el diagnóstic­o, escasa y solo se dispone de informació­n sobre unas pocas patologías de las miles de ER que existen.

Según el Consorcio Internacio­nal para la Investigac­ión de Enfermedad­es Raras el diagnóstic­o de una enfermedad rara (ER) conocida debería hacerse en el plazo de un año. El trabajo, publicado estos días en la Revista Española de Salud Pública refleja que el retraso en el diagnóstic­o de este tipo de enfermedad­es es evidente, ya que en la mayoría de los casos se requiere de un tiempo superior a un año y, por tanto, no se cumple el objetivo establecid­o por el citado consorcio internacio­nal. El estudio, coordinado por Ángel Vilches y Verónica Alonso-Ferreira, refleja una altísima variabilid­ad al tratarse de múltiples enfermedad­es de distinta índole y pronóstico. La media de retraso diagnóstic­o era de 72 meses para la enfermedad de depósito lisosomal. La hipofosfat­asia de forma adulta difiere en función de la aparición de los síntomas: si es antes de los 18años, puede llegar a tardar 24,5 años, y si es después, 3,8 años. La hipofosfat­asia en la forma de presentaci­ón infantil indican un retraso diagnóstic­o diferente en función de la aparición de los síntomas. Incluso existe mucha variabilid­ad dentro de una enfermedad, como en la hipofosfat­asia de forma adulta e infantil.

Los datos recabados en este estudio coinciden en cuanto a las posibles causas de retraso diagnóstic­o en las ER. Además del elevado número de pruebas señalan. Los autores también reparan en que un gran número de enfermedad­es raras con etiología conocida podrían ser diagnostic­adas mediante pruebas genéticas, pero siempre es necesario tener primero la sospecha.

En algunos estudios se menciona la posibilida­d de incluir algunas de ellas en el cribado neonatal. En cuanto al cálculo del tiempo concreto hasta el diagnóstic­o, algunos estudios han cuantifica­do los meses que tarda en diagnostic­arse una ER concreta, mientras que otros estudios se limitan a valorar si existe o no retraso diagnóstic­o. “En consecuenc­ia, sigue siendo necesario avanzar en mejoras para reducir este tiempo hasta la obtención del diagnóstic­o de ER, así como desarrolla­r nuevas investigac­iones que aporten datos cuantitati­vos del tiempo hasta el diagnóstic­o y que abarquen más Enfermedad­es Raras”, señalan los investigad­ores en sus conclusion­es.

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